"Y, a pesar del sonrojo que padezco,
la lección provechosa te agradezco"
Hartzenbusch
La mañana de este martes muy temprano, en el negocio de un asiático al pasar la tarjeta me dieron una lección, porque lejos de entregársela en la mano a la cajera, la tiré de manera inconsciente y rápido vi la reacción de la joven en el rostro, sin pronunciar una palabra. Después de terminada la operación del pago, la muchacha de manera muy decente me despidió con una enseñanza, como para llevarla en el resto de mi vida: ¡En la próxima oportunidad me la pasa en la mano! No me quedó otra, si no darle las gracias, reconocer el error disculpándome, aún, cuando nunca tuve la intención de faltarle el respeto. Pero al hablar de irrespeto, puedo señalar a un joven estudiante para la profesión: agente del orden público, a quien vi esta madrugada del viernes, atravesar la plaza Bolívar de Acarigua, montado en una bicicleta, cuando se dirigía a la escuela, caminaba con mi compañera de vida,
La etapa que estamos viviendo es de una verdadera anarquía y la falta de respeto, se presentan en las mínimas actividades de la vida. En cualquier lugar a donde usted llegue se puede dar cuenta, como el irrespeto es alarmante y los motorizados parecen en estos momentos los grandes protagonistas, como si estuvieran actuando en tiras cómicas, ya que, se han convertido en un problema de salud pública; las pruebas son suficientes para darle ese calificativo por la cantidad de reportes de muertos y heridos, y casi todos se producen por la desaforada acción al conducir, como si están en la filmación de una cinta cinematográfica de esas alocadas de la sociedad estadounidense: lamentablemente en muchos casos, ellos mismos se castigan con la muerte por la imprudencia y ni aun así los que forman parte del problema aprenden la lección de respetar
Mantener el correcto proceder cualquier ser humano, es tan importante, que al poner a prueba las normas de buen ciudadano, sobresale en cualquier actividad y conversación, así, tenga serias divergencias, cuando hace saber su opinión, lo demás es querer imponerse por la fuerza sabiendo el daño a sus semejantes. En política esto parece algo normal y los casos se seguirán repitiendo mientras el imperialismo quiera imponer su hegemonía apoyándose en verdaderos vende patria: Capriles Radonsky, Guaidó y María Corina, quienes han sobresalido en medio de un séquito de títeres, que al fracasar emprenden la huida, para después hacer el triste papel de niño travieso: lloran, cuando los reprimen por no respetar, pero al rato están en las mismas andanzas.
El imperialismo se encuentra en estos momentos, tratando de ejercer en Venezuela, todo el poder destructor por medio de las amenazas, después de haber enseñado de lo que es capaz. El periodo de las guarimbas no es cualquier cosa, porque aparte del daño material está la guerra psicológica contra la ciudadanía; las escenas trasmitidas dentro y fuera del país, fueron aterradoras. Pero ahora, cuando les pasan las facturas por los desastres ocasionados, presentan una retahíla de argumentos tratando de evadir responsabilidades por no respetar algo muy sencillo e importante: el estado de derecho, pero el que se cree guapo y sabe del apoyo del gobierno de los Estados Unidos, poco le importa irrespetar la Constitución del país, olvidando que se redactó para respetar y antes la ley todos somos iguales.
Nada de esto entiende la pieza retocada de María Corina, al tratar de meterse por cualquier rendija. Aunque sabe, que su responsabilidad y pedimentos no fueron de casamiento, aún, cuando está casada con el imperialismo en cuerpo y alma, a tal punto de pedir una invasión para su propio país y en cualquier parte del mundo, pasa por muchas interpretaciones y análisis y sí es en los Estados Unidos, la factura es la muerte. Pero no podemos obviar los calificativos, con o sin los estudios psiquiátricos por la travesura política de está dama, ya que, es como pegarle a su propia madre.
Lo que sí, es seguro y ya está montada es la campaña para crear la matriz de opinión, para tratar de revertir algo imposible, presentar a una violenta enemiga de la patria, como una niña de pecho o una tierna e inofensiva mascota de las tantas, que pasean en vehículos o agarradas de un cordoncito. Tenemos un ejemplo y para algo puede servir: Carlos Andrés Pérez, después de ejercer el cargo de ministro de relaciones interiores de un gobierno represivo y sanguinario, el cual dejó un número alarmante de muertos y desaparecidos, después apareció, como candidato, con la cara muy lavada por obra y gracia del aparato mediático del imperialismo. En aquella oportunidad la constitución la manejaban a su antojo, ellos y solamente ellos, ahora es el pueblo que ejerce la soberanía y al lado de un gobierno, con las banderas haciéndole frente a los enemigos de la patria impulsados por el imperialismo, a pesar de toda la presión dentro y fuera del país.