Podemos reconstruir la autonomía política de base

Si hablamos de autonomía desde el punto de vista político esto puede tener dos lecturas. Una es la misma autonomía de las instituciones públicas. Cada una tiene su propio mandato, su propia inteligencia, su propia estrategia. Por supuesto bajo el mandato superior del gobierno de estado que de alguna manera impera sobre ellas. Esa primera autonomía se conformo una vez formada la estructura moderna del estado. Los poderes fiscales, electorales, judiciales y así de acuerdo a la estructuración de cada estado, deberían tener esa autonomía que asegura la normalidad política. Sin lugar a dudas que ese formato autónomo de las instituciones en la medida en que el mundo moderno ha ido perdiendo su razón de ser, y no son las instituciones quienes expresan su autonomía porque ellas mismas ya no están gobernadas ni siquiera por máximos gobiernos, las instituciones mas que todo sobre el occidente del mundo caen cada vez mas sobre el dominio de fabulosos capitales que a su vez gobiernan como poderes oscuros las burocracias de estado. Gobiernan sus decisiones e imponen sus estrategias que no son otra cosa que formular desde la monopolización del mercado, el dominio bancario, guerras y enfermedades provocadas, las bases de su poder. Las instituciones tradicionales cada vez más sirven como entes de reafirmación de esta nueva estructura de gobierno que se impone. En otras palabras esa primera forma de autonomía tiende a desaparecer sustituida por las burocracias que no son mas que extensiones de estos capitales generados desde la propia corrupción interna de estado o de los capitales (ellos si autónomos) que se imponen sobre toda la maquinaria de estado.

La otra expresión de autonomía tiene que ver con el sujeto que hemos llamado revolucionario. Su autonomía es la autonomía de hecho y de conciencia de quien esta en la capacidad de de cambiar el orden opresivo del mundo. Ya no se trata de estado como tal, aunque su existencia sea necesaria, lo importante en este caso es la capacidad que puedan mostrar las clases subalternas, articuladas alrededor de movimientos y organizaciones que tienen la capacidad de generar sus propias normas, leyes y estrategias. Hace poco hablamos, recogiendo conceptos que empezaron a forjarse desde los años 90 de la republica autogobernante. Esta podria ser la máxima expresión de autonomía política que como hemos constatado movimientos de liberación como los kurdos y zapatistas han podido lograr portando su propia fuerza, muchas veces utilizando las armas en un primer momento, es el caso por parte de los zapatistas, y en guerra permanente primero contra los fundamentalistas del isis y luego en un combate permanente actual en defensa de su territorio y revolución por el intenso ataque que Turquía y luego Iran le ha impuesto al pueblo kurdo en sus respectivos espacios ancestrales que provienen de la Mesopotamia.

Pero en este caso estamos hablando de expresiones máximas de lo que puede significar la autonomía política desde el automovimiento del pueblo que ha asumido la conciencia de su derecho a construir poderes y normas desde su propio espacio vital. Ahora una construcción así necesita de muchos años de evolución organizativa y en esos años se puede producir una involución de todo lo que podemos llamar autonomía. La condición de conciencia, la acumulación de fuerzas autonomas se puede perder por los ciclos donde vencen o son derrotados, donde aquellos que son sus líderes se burocratizan, dejan de lado los principios de autonomía y por lo general se corrompen en esta involución. Es precisamente lo que ha pasado con nosotros en esta tierra. Todo el movimiento popular que llevo al poder a Chávez, al menos en su gran mayoría se deshace, permitiendo el desmoronamiento de la nación y el valor de la fuerza de trabajo . Es la historia de todos los socialismos a lo largo del siglo XX. La burocratización es un proceso casi imposible de evitar desde el momento en que se impone esta vieja teoría leninista del mandato de los supuestamente mas capaces sobre lo que serían aún un pueblo ignorante. El partido se funde con el estado que a su vez absorbe lo que comenzó siendo cuando hablamos de una federación de territorios o espacios productivos que mantenían su propia autonomía, ahora tiende a desaparecer. Si es nuestra historia también lo fue de los soviets avanzada la revolución bolchevique.

Concluyendo estamos ante la necesidad del renacimiento del principio de autonomía. Esto sirve como elemento tanto para el clásico estado burgues y las instituciones sobre el cual se constituye como el elemento mayor de la civilización capitalista desde el punto de vista político, como aquella autonomía que supera precisamente el orden burgués y comienza a instalar una autonomía que repone el principio de la democracia directa, o aquella democracia absoluta de la la cual habla Spinoza. Pais por país estamos muy lejos aún de esta posibilidad, pero las utopías no son locuras como diría Ernest Bloch, son voluntades que se crecen y cambian el mundo. El poder popular como se lo ha llamado hincha estas posibilidades, pero hay que construirlo, seguramente en primer momento interactuando con el formato institucional del estado burgues, la alianza es un principio político ineludible en este caso. De todas formas preguntémonos si es posible un mañana donde se supere la autocracia de los grandes poderes económicos que se comieron el estado burgues, y bajo una alianza de un país, un continente que respeta su autodeternación, podemos lograr ese brinco histórico hacia la autonomía política de los pueblos en sus propios territorios. La sociedad dominada por una tecnología que se reconfigura a si misma bajo la llamada inteligencia artificial puede servir o puede ser el fin de este sueño autónomo. Pero si ella logra estar en manos del devenir de todas las formas de autonomía bajo una humanidad preparada para manejarla y que no sea ella bajo el mundo de la matrix quien la maneje a ella sobre el control de los superpoderes económicos, entonces comenzaremos el largo pero feliz proceso de liberación y autonomía. En cuanto a nosotros si en los próximos meses bajo los liderazgos que muchas veces hemos repetido, se logra aplastar este régimen mafioso, al menos en nuestro mediano territorio los sueños autonómicos empezaran a cumplirse, el autonomismo no acepta rendición alguna.

Roland Denis



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Roland Denis

Luchador popular revolucionario de larga trayectoria en la izquierda venezolana. Graduado en Filosofía en la UCV. Fue viceministro de Planificación y Desarrollo entre 2002 y 2003. En lo 80s militó en el movimiento La Desobediencia y luego en el Proyecto Nuestramerica / Movimiento 13 de Abril. Es autor de los libros Los Fabricantes de la Rebelión (2001) y Las Tres Repúblicas (2012).

 jansamcar@gmail.com

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