Ni es antiimperialista ni es chavista, es transformista de conveniencia

"El imperialismo es la fase superior del capitalismo". Lo dice el clásico. Siendo así, el capitalismo en todas sus versiones, neoliberalismo, imperialismo, la burguesía de castrosoteldo, todo, comparten la misma esencia. Su base es la propiedad privada de los medios de producción y distribución, el egoísmo, la competencia, la sed de lucro por encima de todo hasta la destrucción de las condiciones indispensables para la vida planetaria, por el lucro llegan hasta la guerra atómica. Todas las versiones del capitalismo son tributarias de una sola forma de organizar la sociedad, el capitalismo y todas están subordinadas en última instancia a la forma superior, al imperialismo. De allí que, decirse antiimperialista y al mismo tiempo capitalista es un fraude.

El Comandante Chávez entendió temprano esta realidad y postuló que la Patria para ser libre debía ser Socialista, esa es la única manera de librarse de la coyunda imperial. Cambiar la sociedad de raíz, hacer una verdadera Revolución, de la base económica, la propiedad de los medios de producción y de las relaciones sociales, del egoísmo, la competencia, la guerra de todos contra todos, por la relación amorosa, el precepto de Martí: "Con todos por el bien de todos". Algo se avanzó en este camino, entender cuál era el destino estratégico fue fundamental.

El madurismo no es ni parecido al Socialismo, ni parecido al Chavismo, al contrario es traidor a estos postulados. No es difícil demostrar esta afirmación, basta recordar el desmantelamiento de la propiedad social y el desmantelamiento de la relación social alcanzada. Hasta PDVSA llegó el brazo podrido de la restauración de las bases capitalistas. Los capitalistas están contentos, fedecámaras anda de brazos con el gobierno, se quitó de encima a las prestaciones, arrasó con el salario reivindicación culminante de los capitalistas, llevó a los trabajadores a los límites de la esclavitud. Pagan lo justo para mantener viva la sangre y el sudor que explotan.

El madurismo, después de pasar años desmantelando al chavismo, a su base material y a su espiritualidad, cambiaron el rojo heroico del 4 de febrero por un azul acobardado, escondieron los ojos de Chávez, se avergonzaron hasta de nombrar al Socialismo, más visitan a fedecámaras que al Cuartel de la Montaña, ahora, que se ven con el agua al cuello, sin apoyo, las encuestas lo condenan, sólo le queda mentir como con los diez millones, o las marchas trucadas, y en una acción desvergonzada apelar a Chávez. Ahora, buscaron de repente el disfraz de Chavismo, se visten de antiimperialistas, sacaron el rojo de su exilio, pero no se atreven a ser anticapitalistas, imitan a Chávez sólo en las apariencias, de mentirita, la esencia ni la tocan.

Es el momento para retar a diosdado, a maduro, a la cúpula de los tetrarcas a un debate público sobre el legado de Chávez. Discutir si ahora el país es más Socialista, o si por el contrario es más capitalista. Por supuesto que no aceptarán, lo que sí pueden hacer es arreciar la represión. Con esta evitación de la realidad, con esta ambigüedad, este transformismo de conveniencia un día azul y otro rojo hipócrita, el madurismo no durará mucho.



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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