La ley contra el odio, reactivada por el fiscal Saab y la propuesta de ley "severa y draconiana" de traidores a la patria del presidente de la AN, Jorge Rodríguez, agregadas al plan nacional antiterrorista 2020-2022 de Maduro. Es la fórmula represiva perfecta que busca garantizar la continuidad del gobierno con el respaldo del Psuv. Lo demás es culebra y bejuco, como dice Oscar Heck.
El recurrir a estos tres ingredientes restrictivos, es normal para conservar un Estado que enfrenta una crisis de estabilidad; pero, sino se está en esta situación extrema, por qué se apela a estos mecanismos de contención y disuasión.
Porque a pesar de las conjeturas de tranquilidad y progreso difundidas por los gobernantes, los plumíferos, tiktokers e influencers del Estado o de los que apoyan al gobierno de Maduro; la realidad caótica se impone, desde adentro.
Así las cosas, en este momento electoral cobran un protagonismo decisivo que provocan al descontento nacional visible y cuantificable que se decante en la variación de los resultados electorales esperados por el oficialismo: la reelección de Maduro.
Esta ligazón entre el descontento muy amplio contra el presidente Maduro y los resultados electorales; es el punto esencial que los three dog night pretenden sofocar y hacerlo regresar a diez años anteriores. Solamente que, con un método, como dice el presidente de la AN, "severo y draconiano."
Yo escribí, exactamente hace 4 años: "De esa manera, toda oposición, diferencia y desacuerdo interno con el gobierno, queda desautorizada; pues, el decreto estigmatiza todo disentimiento con Maduro y su gobierno, como pretensión de discordia, perturbación de la paz y la seguridad de Venezuela; que es el equivalente a ser terrorista." Fuente; aporrea.org/03/03/2020: Cuidado bañistas que ahí viene el tiburón.
En este último año electoral, la Ley contra el odio, la propuesta de ley de traidores a la patria y el plan nacional antiterrorista 2020-2022; conspiran integradamente contra todos los adversarios electorales y no electorales a Maduro. Contra toda oposición política e ideológica progresista o de derecha al régimen.
Los tres recursos represivos a los que acude el Estado, sirven como instrumento jurídico y policial para contener y disuadir no solamente a Plataforma Democrática y Causa R, sino también, para detener la presión política y electoral de la derecha y las demandas de cambios profundos que expresan los movimientos opositores progresistas.
Las cárceles están colmadas de ciudadanos que no estaban de acuerdo con las estrategias económicas, políticas y sociales del gobierno y siguen llevando más.
De nuevo: cuidado bañistas, ahí viene el tiburón.