En días pasados, el canciller de Petro habló de la transición venezolana, esas declaraciones desataron la ira de un diosdado fuera de control, quien asumió funciones de cancillería, de presidencia, y embistió contra el canciller de uno de los pocos países que traga al madurismo. ¿Por qué el susto? La posibilidad de transición aterra al madurismo, saben que fuera de miraflores no son nada, o como diría Chávez, son polvo cósmico, tienen un gran rabo de paja bañado en bencina, y sin pacto previo, su futuro es terrible. El miedo, comprensible, que tienen a la palabra transición es señal de su debilidad ya inocultable.
Los gringos, y sus cónsules nacionales, quieren una transición en sana paz, evitar por sobre cualquier eventualidad que aparezca "la partera de la historia", necesitan una transición controlada, que no se salga del cauce del opio antisocialista, de las reglas del juego de ellos que llaman "democracia" y en realidad es una simulación para maquillar la dictadura capitalista. Saben que salirse de las reglas del juego capitalista abre las puertas a un verdadero cambio que arrasaría con su sistema depredador. Por eso sus pujos por permanecer dentro de la legalidad madurista, por eso las presiones. Su primera carta son las elecciones del 28, lo que ellos llaman la ruta electoral.
Esta es la dificultad de momento, el sistema político capitalista, lo que debía ser un torneo de mentirita entre dos fracciones capitalistas, el entierro del ensayo Socialista, tropieza con la felonía del madurismo que impone las leyes del pranato, el irrespeto a cualquier ley. Este es el impedimento del capitalismo en esta etapa, consiguió derrotar al Socialismo, pero no consigue estabilizar la dominación política.
¿Qué pasará?
Las posibilidades son muchas; puede ser que dentro del madurismo surja una fracción que tome el control, consiga un grado aceptable de amnistía y ceda el paso a la derecha gringa a un nuevo pacto capitalista. Puede ser que la fracción obtusa del madurismo insista en su conducta malévola, y resuelva a la brava su falta de apoyo, suspenda las elecciones, altere los resultados, inhabilite tarjetas, o cualquier otra mañosearía. La derecha gringa, por indicación de los amos del circo, seguirá en la ruta electoral, esperando que los patrones resuelvan.
El paisaje es complejo, la situación inestable, el país está sin rumbo definido, sin liderazgo fuerte, es difícil un pronóstico. Se camina en los bordes del abismo. Ahora es necesaria la unidad de lo más sano de la sociedad, de los que piensen en el bien común antes que la depredación personal, los que son capaces de ir "con todos por el bien de todos". Es hora de tomar partido, entender que por sobre las voluntades individuales la realidad se impone, y ante el vacío, el salto histórico se dará fuera de la legalidad madurista y de la derecha gringa. Compete a lo más sano de la sociedad, civiles y militares, obreros y campesinos, estudiantes y profesores, desempleados, todos en unión, proponerle a la sociedad una opción humanista que se enfrente a la barbarie.
¡CHÁVEZ FUTURO HUMANISTA!