El diario de Oscar Heck – el 22 de junio del 2024

Después de cinco días de espera, la oficina del gobierno en Guatire finalmente le entregó a mi conocida la partida de nacimiento que ella fue a buscar el lunes después de haber viajado desde La Guaira hasta Guatire 75 kilómetros en diferentes busetas. Ella regresa a La Guaira mañana sábado, después de haber perdido una semana completa de trabajo debido a la tremenda ineficiencia de la burocracia Estatal, sí señor, dinero (del trabajo perdido) que ella no podrá recuperar, más los gastos de cinco días y el costo de las busetas.

Para que sepan cuán de retorcida la burocracia Estatal venezolana sigue siendo bajo la actual gobernanza, las partidas de nacimiento se vencen, o sea, para sacar ciertos documentos legales (como el pasaporte por ejemplo), uno debe renovar su partida de nacimiento y viajar hasta el lugar donde una nació para hacerlo.

¿A quién se le puede ocurrir tal tremenda barbaridad?

Es que, esto no le afecta a los ricos, ni a las clases media altas, ni a los corruptos (alrededor de 20% de la población), porque ellos generalmente tiene palanca o pagan gestores para hacer sus diligencias, pero, esta barbaridad sí afecta a todos los demás (al 80% de la población) que no tenemos palanca, y que no podemos pagarnos gestores, en otras palabras, este retrasado sistema burocrático empobrece más a quienes ya somos pobres ya que debemos perder un montón de días de trabajo para hacer cualquier tipo de trámite.

Es como el asunto de las caraotas. Nosotros los pobres solo podemos pagarnos las caraotas duras que demoran horas en cocinar, entonces, ¿qué pasa?, bueno, gastamos más gas para cocinarlas.

La pobreza es un círculo vicioso, estamos viviendo en una sociedad totalmente retrasada que en sí propicia la pobreza.

Sí señor.

Así es.

Bueno, justo después de haber empezado a escribir estas líneas, se fue la luz otra vez aquí donde vivo en La Guaira. Ya van más de 10 veces que se va la luz en menos de una semana, y hace 36 grados aquí en mi taller, suerte que terminé el trabajo manual que estaba haciendo justo antes que se fuera la luz y se apague mi ventilador, es que, sin ventilador es imposible trabajar físicamente, aquí en este calor.

Mientras escribo esto, con la poca batería que me queda de la computadora, y con la puerta y la ventana abierta para agarrar un poco de aire, veo a mi vecino, un humilde pescador que vive en una pequeña casa vieja como es mi taller, y él me dice que su aire acondicionado se jodió ayer debido a los constantes apagones, apagones que destruyen nuestro electrodomésticos y aparatos eléctricos, y, esto ocurre a nivel nacional desde hace unos 10 años. Yo personalmente he perdido en estos 10 años, 8 computadores, como 15 ventiladores, más de 100 bombillos, 3 microondas, una nevera, y algo más, pero no me acuerdo qué en este momento.

Así es, y creo que todos los venezolanos y las venezolanas hemos perdido electrodomésticos debido a los constantes apagones y debido a las masivas fluctuaciones eléctricas que no cesan de plagarnos. Hemos perdido, colectivamente, es mi estimación, más de 2,5 mil millones de dólares en 10 años, dólares que, como en el caso de mi conocida que fue a Guatire, jamás recuperaremos.

Se me acaba la batería.

Sábado 22 de junio, 7:32:

Finalmente llegó la luz poco después de las 7 AM, o sea, el apagón esta vez duró 16 horas seguidas. Nadie pudo dormir correctamente debido al calor y los zancudos, millones de zancudos, y finalmente me fui a la calle a las 5:30 AM, todavía sin luz, porque no soportaba más esta tortura.

Medio trasnochado, me fui al mar, y allí me senté con una gente que vive en la calle donde estaban recalentando una sopa sobre una fogata improvisada, y hablamos. Me preguntaron por mi guitarra, y les dije que no la traje porque estaba empezado mi día de trabajo y debía recorrer unos 10 kilómetros a pie, y mi guitarra pesa demasiado para andar cargándola conmigo todo el tiempo (es una 12 cuerdas acústica muy pesada). Me preguntaron eso ya que, anoche, mientras no había luz, me fui a la calle y llevé mi guitarra (que ahora solo tiene 3 cuerdas porque el salitre come y rompe las cuerdas y no tengo más dinero para comprar nuevas cuerdas) y canté por aquí y por allá, improvisando con mis 3 cuerdas, inventando cualquier vaina, como dicen aquí en Venezuela, y también canté allí mismo donde me paré esta mañana.

Le decía a la gente anoche, empiecen a palabrear o recitar cualquier cosa que les venga a la mente, y yo le pongo la música, y así fue, y la gente gozó un puyero, como dicen aquí en Venezuela, y suerte que había luna llena y eso alumbraba las calles un poco.

Bueno …

Esta mañana hablé con mi conocida que todavía está en Guatire preparándose y esperando a sus familiares para que la lleven donde pueda tomar la buseta para regresarse a La Guaira, pero, ella no podía salir todavía porque el marido de su prima (quien tiene carro), estaba durmiendo. Ella me cuenta que él pasó toda la tarde ayer y toda la noche en cola para poner gasolina en su carro, y que llegó a la casa a las 6 AM agotado y que necesitaba dormir un poco antes de llevarla a la buseta.

Sí señor, él pasó más de 16 horas en cola, solo para comprar gasolina, aquí en este país que exporta petróleo.

Esta es la realidad venezolana, sobre el terreno.

Bueno …

Voy a dormir ahora, es que yo, así como toda la gente con quien hablé esta mañana en la calle, estoy totalmente agotado. Iba a seguir mi ruta de trabajo hoy, pero estropeado así como estoy, no puedo.

Perderé otro día de trabajo.



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Oscar Heck

De padre canadiense francés y madre indígena, llegó por primera vez a Venezuela en los años 1970, donde trabajó como misionero en algunos barrios de Caracas y Barlovento. Fue colaborador y corresponsal en inglés de Vheadline.com del 2002 al 2011, y ha sido colaborador regular de Aporrea desde el 2011. Se dedica principalmente a investigar y exponer verdades, o lo que sea lo más cercano posible a la verdad, cumpliendo así su deber Revolucionario ya que está convencido que toda Revolución humanista debe siempre basarse en verdades, y no en mentiras.

 oscar@oscarheck.com

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