Esta forma de odio de Pedro Lucas, fue promovida por los propios partidos políticos y sus dirigentes. El odio al que se la pudiera atribuir pasa, a ser un hecho emocional natural y hasta necesario a veces, a un rasgo discursivo, propagandístico y sistemático.
Las redes sociales utilizadas por Pedro Lucas, no son un instrumento para producción, distribución y consumo de información de mensajes de odio, sino de "propaganda para ganarse la vida" como reportero que le gusta el humor, la risa, para disfrutar toda clase de disparates, donde muchas veces llegan los chistes de la farándula política.
En todo caso, la mayor parte del humorísmo de Pedro Lucas, son burlas de lo ridículo de los personajes públicos y sobre todo, cuando los mismos parodiados se ríen de las ocurrencias de los ácidos guiones.
Pero ese buen humor de Pedro Lucas, no puede acabarse en esta ciudad de Cumaná, con su detención por "instigador al odio", por un ambiente tóxico, propiciado por los verdaderos mensajeros del odio.
Pedro Lucas ha sido presentado como el Concentrado del Mal, como el culpable de todas las infamias, de todos los crímenes -ya no parece humano, al parecer-, hacia el cual es válido sentir empatía y solidaridad.
Se le reduce a un calificativo donde termina siendo un "facista", porque es evidente de quienes lo acusan hacen declaraciones mediáticas que son, a todas luces, expresiones de odio e incitación a la violencia contra un reportero que nunca fue "acusado" por cuestiones odio y que hable de ellas con desenfado profundo y duradero, intenso, con expresión de animosidad, ira y hostilidad hacia alguna personalidad del gobierno o grupo político en particular.
La cuestión es que los organismos del Estado no disponen de un instrumento con cierta validez para identificar, evaluar y medir los posibles crímenes de odio de Pedro Lucas Rodriguez.
Al parecer queda a discreción del juez de la causa, como un simple "administrador" de un grupo de wassap, donde todo el mundo coloca la información, -la que le da la gana-.
Posdata:
Pedro Lucas nos muestra lo fatible de establecer conexiones entre personajes y circunstancias más allá de los hechos recogidos por él.
Pedro Lucas nunca pretendió darle valor científico a las conexiones de las manifestaciones denunciadas en su grupo de wassap con una postura política personal.
Como tampoco pretendió presentarlas como una secuencia neutra y objetiva, simplemente las dejó publicar desde otra óptica, quien trató de establecer el hilo que las unió, con una razonable posibilidad de inocencia e ingenuidad, -pretendió llamar la atención-, sobre la fantasía e inútil ilusión que él mismo pretendiera dar a su propio trabajo reportil, tan amado y arisco.
