Según los guardianes de Washington, no hay que hacer nada de nada ante nada por nada con nada. Frente a los problemas del país, profesan la herejía del quietismo que inspiraba, entre otros, a Rafael Caldera. El P. Miguel de Molinos enseñaba que la quietud es el estado más propicio para recibir el mensaje divino. La Iglesia le raspó un fósforo a más de uno por andar en eso y a Molinos lo silenciaron, práctica habitual de la Iglesia, pregúntale a Leonardo Boff y a Jon Sobrino.
Así, por ejemplo, ante el analfabetismo hay que no hacer nada. Y menos publicar 20 millones de libros por año. ¿Por qué no hacer nada? Porque el video de la Misión Robinson es feo. Razón más que suficiente para estos sifrinos.
En salud no hay que hacer tampoco nada (lo puse en triple negación para que quede bien claro). ¿Por qué no hacer nada? Porque para dar salud masivamente hay que traer médicos de Cuba y hacer una repugnancia a los doctores peseteros de aquí. Preferible que la gente se muera en masa. Obvio. Además, no es gente.
Hay que quedarse quieto y dejar los precios del petróleo a $ 7 el barril. No se mueva, no respire. Tal vez menos de $ 7. Total es para que Bush goce. Si no hay que hacer nada ante los problemas y Pdvsa no debe tener política social ni debe haber misiones, no se necesitan divisas, salvo las mínimas para enriquecer más a los más ricos.
No hay que hacer ni escuelas ni liceos bolivarianos ni universidades, total esos brutos no aprenden. En fin, no sé; aquí me quedo como ellos: sin argumentos serios. Ni siquiera hallo argumentos poco serios. Basta oír las consideraciones que hacen los marchistas de oposición para Ávila TV para saber quién es el bruto. Pero bruto palante. Y la elite es peor que los marchistas porque profesa una brutalidad estudiada.
Entre las mil cosas que el filósofo Francisco Rivero aclaró, en su memorable entrevista con Díaz Rangel el domingo pasado por TVes, está que esos guardias no piensan porque son meros operadores del no hacer nada, si se me permite la paradoja.
¿Quieres oír imbecilidades por cantidades desesperantes? Bueno, no sé si eso te interese, pero por si te da por ahí, escucha las chispeantes burradas que dicen, por ejemplo, contra la jornada de seis horas.
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