Ahora que varias personas se aprestan a la traición, me permito obsequiarles algunas reflexiones urgentes antes del naufragio.
Para evitar la traición cohete, que se eleva, estalla y cae vuelta basura, el traidor debe llevar alforjas cargadas. El que fue de izquierda, ponle, aporta el conocimiento de cómo proceden sus antiguos compañeros, para observarlos y perseguirlos mejor. Eso lo aprecia mucho la derecha. Pero si no tiene nada duradero que ofrecer, debe aprovechar el momento en los días u horas en que dura. ¿Recuerdas a alguno de los oficiales medios que “se pronunciaron” en la Plaza Altamira en 2002?
Luzbel sabe que mientras se está de un lado hay que ser bien desaforado para dar más valor a la traición. Se vuelve una pieza pingüe que se paga bien.
Si el motivo no es mercantil, hay que recurrir a un buen sicólogo o siquiatra, porque es probable que le hayan manipulado alguna debilidad, de ego, como a Luzbel por ejemplo. Uno de los trabajos del inductor de traiciones es buscar dónde tiene el suiche el aspirante. Entonces se lo estruja hasta que traiciona.
La traición es intemporal. A ver si logro explicarlo. Te recomiendo leer esto oyendo una canción que te guste. El estructuralista y músico Claude Lévi-Strauss dice que la música es un todo que suprime el tiempo, porque se percibe como una estructura encerrada en sí misma, sin contexto externo. Por eso el canto precisamente encanta, porque suspende la realidad. Interrumpir una canción ofende, porque la música da sensación de eternidad. Sin héroe no hay traición eficaz. Así, el presente afecta el pasado, porque desde la traición el heroísmo se vuelve ridículo. El traidor siempre fue traidor, incluso cuando era héroe. La traición forma un todo estructural con el heroísmo.
El traidor debe prepararse para la soledad y para algo peor que diré luego. Soledad porque los traicionados lo desprecian tanto como los beneficiarios de su traición, que siempre lo mirarán con recelo. Aquí viene lo peor que anuncié: solo pueden acompañarlo otros traidores, lo que lo condena al perpetuo sobresalto. La vida entre traidores es insegura, y no tiene vuelta atrás, así lo perdonen, porque siempre se lo recordará por traidor.
Suerte.
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