E n los últimos días parecen unificarse los grupos opositores en la demanda del diferimiento del referendo. Los últimos en sumarse fueron los dirigentes estudiantiles de la oposición, que entregaron formal petitorio al Tribunal Supremo. ¿Cuál puede ser la razón de esa demanda? Sencilla, que no ha habido tiempo suficiente para el debate.
Veamos si tienen razón. La más importante de las constituciones venezolanas es sin duda alguna la de 1811, aprobada el 21 de diciembre. De su contenido, lo único que trascendió los linderos del Congreso Nacional fue lo relativo a la independencia. En abril, cuando se cumplía un año de la primera reacción independentista, la Sociedad Patriótica inició una serie de debates en diversas casas del centro de Caracas, y en una de ellas Bolívar dijo su memorable discurso preguntándose si 300 años de calma no bastaban. Esa presión movió al lento Congreso a aprobar la declaración el 5 de julio. Ningún historiador nos ha dicho si discusiones parecidas las hubo en otras ciudades.
Y tampoco ninguna de sus investigaciones ha revelado que cuando los andinos llegan al poder y desplazan a los caudillos militares de las guerras independentista y la federal, sus nuevas constituciones fueron discutidas.
Tampoco sucedió en 1936, a la muerte de Gómez. El 16 de julio, casi inesperadamente, se supo que había una nueva. No ocurrió igual con la de 1947, la más avanzada de las 23 habidas hasta ese año. Fue producto de la "revolución de octubre", y el venezolano conoció sus profundos debates ideológicos y políticos a través de la difusión de las sesiones de la Constituyente por Radio Nacional. Hubo 23 diputados que la firmaron con constancia de sus votos en contra o salvados. AD impuso su sólida mayoría (123). Pese a la gran actividad de sindicatos, gremios, organizaciones populares, no hubo una sola propuesta de la calle.
Cuando fue derrocado Pérez Jiménez, fue sancionada en 1961 la de más larga duración; fue discutida y aprobada al calor de las jornadas unitarias de 1958 y después, en defensa de la amenazada estabilidad democrática. Fue bastante consensual entre los parlamentarios de AD, URD, Copei y PCV. Una amplia comisión llevó toda la materia hasta el final. Ni las academias, ni los gremios, ni las universidades, ni la entonces poderosa CTV dijeron nada. Hasta el Art. 241 del estado de excepción fue aprobado sin una sola posición adversa.
Hubo que esperar hasta 1999, es decir, 188 años, para que otra vez una materia constitucional se debatiera fuera del Congreso o de la Asamblea, según el caso. Fueron semanas de intensas polémicas con las sesiones transmitidas por radio y TV, discusiones en la calle, no sólo en Caracas sino en todo el país. Nunca un asunto constitucional se había examinado tanto como en esos días.
Ese dinámico proceso de debates sólo es comparable al habido desde agosto con las propuestas del presidente Chávez de reforma constitucional. Varios de los 33 artículos fueron cambiados y, además, se le añadieron tantos como los originales. Si el debate no fue más amplio, fue porque la oposición no quiso estar representada en la Asamblea Nacional; no obstante ello se les escuchó, y a otros factores de la llamada vida nacional.
¿Qué se gana ampliando ese período de discusión? Nada, porque quienes lo proponen están en desacuerdo con este nuevo país que se quiere construir, con esa estructura de Estado, con esa concepción de la economía, con el poder popular propuestos, en fin, con una nueva visión de Estado y de país. En tales condiciones, lo que resta es el debate, la promoción de las propuestas a favor o en contra de su aprobación y terminar votando el 2 de diciembre.
Y si es así, ¿cuáles son las razones que realmente los mueven a pedir el diferimiento? Como pueden verlo, no tengo espacio. Será materia para el domingo 18.
Breves
Ciertos expertos electorales pretenden que el CNE sume los votos por el NO a los de la abstención. Aplicando tal sistema a votaciones anteriores, el SÍ habría ganado el referendo revocatorio, pues al 39% que obtuvo, sumados el 30% de la abstención, sería 69%, superior al 60 % del NO. Y por esa vía tendríamos que el filósofo del Zulia habría ganado las presidenciales del 6-D, pues sumados el 37 % que sacó al 26% de quienes no votaron, se obtendría una cantidad superior a la que sacó Chávez.
Lo que sucede en Bolivia con la Asamblea Constituyente, al borde del fracaso, es otra muestra de la diversidad del proceso que se está viviendo en América Latina. En Ecuador, la discusión y aprobación de su nueva Constitución no tendrá mayores dificultades, tal es la fuerza de los factores del cambio que apoyan a Correa. Mientras en Venezuela, desde adentro y desde afuera existen fuerzas decididas a darlo todo por impedir la aprobación de las reformas constitucionales. Lo más interesante es subrayar que hoy es la Constitución el centro de cada uno de esos procesos.
Según mediciones de AGB, en octubre, Venevisión arrasa con su noticiero
meridiano (59,2%), seguido por Televen (22,4%), Globovisión (7,9%), VTV (5,3%) y Rctv internacional (5,3%). Pero esta noche a las 10, sólo en TVes puede evaluar el
pronunciamiento del general Baduel en una entrevista con Alberto Garrido.
Las dos últimas veces que estuve en el aeropuerto internacional de Maiquetía no encontré nada de Alí Primera; en la única tienda del ramo me dijeron que se los piden mucho pero no se los mandan. Igualmente raro ver ediciones de Monte Ávila o de El perro y la rana. Habrá que ir a la Feria del Libro. Y a propósito, el N° 11 de la Revista Zuliana, que dirige Juvencio Pulgar, circula acompañada de un CD con la nueva música zuliana.
Esta semana tuve dos inusuales compromisos, cual más interesante.
Hablé en el IV Congreso Nacional de Estudiantes de Sociología sobre la responsabilidad social de los medios, y mi sorpresa fue encontrar lleno el auditorio naranja de Faces, igual de concurrido el variado programa que les tomó toda la semana. Sorprende la capacidad organizativa y de convocatoria de sus promotores, todos estudiantes. Y al día siguiente, lo hice ante la Asamblea Constituyente Sindical, extraña especie empeñada en echar las bases para la refundación del movimiento sindical venezolano. Hazañosa tarea. Les deseo éxitos. Y tener paciencia.
Nuestra palabra sentida a los familiares de Luis Herrera Campins, un honesto en la Presidencia, ignorado por la TV por su decreto prohibiendo publicidad de cigarrillos y licores en la radio y la televisión.