No perdió Chávez, no perdió la revolución bolivariana. Aunque el poder del miedo y de la desinformación haya conseguido seguir lavando cabezas, no perdió Chávez. Se alguien quiere saberlo, no era ningun referéndum revocatorio, ni era un Chávez contra Anti-Chávez. Lo que se perdió fué un referendum para la reforma constitucional.
Cayó el mito de los "profesores de democracia" que trataron de "república bananera" al gobierno del ¿dictador? Chávez, ese ¿caudilllo? que iba a manipular las votaciones del referéndum para ¿perpetuarse? en el poder (es decir, conseguir lo que ya hay en España, que es que un mismo candidato pueda presentarse ilimitadas veces a las elecciones. O era Felipe González también un dictador?)
Mientras los corderitos espectadores de la totalidad de la televisión española (no se salvo ni una) despotricaban contra un referéndum del que desconocían su fin (pero Chávez es un asesino, eso si)... Mientras que la gente se "preocupaba por el bien de España" (no vaya a ser que los indigentes venezolanos quieran comenzar a tener salud y educación y se den cuenta de todo lo que les han robado y siguen robando desde fuera)... Mientras tanto, en Venezuela se vivía el llamado electoral con total normalidad, ganando el rechazo a la reforma constitucional (limpiamente, sin ningún financiamiento internacional, sin ninguna influencia de los cándidos medios de comunicación de todo el planeta que, sin ninguna duda, informan sin ningun tipo de interes por medio, por el bien de la humanidad... es decir, en condiciones tan democráticas como cuando una familia elige si comprar tarta de queso o de chocolate. ¿No? Ejem...)
Pese a todo, ese 49.3 % y el resto del planeta que los entendemos, perdimos una oportunidad de avanzar, pero no la posibilidad de avanzar, ya que en Venezuela aún quedan cinco años en el sistema democrático (aún hay alguien que lo dude?) para demostrar la fuerza de los que históricamente siempre fueron maltratados, y por primera vez en Venezuela sacan la cabeza para hablar de integración y socialismo.
Para los que sentían el temor que siempre quieren difundir los poderosos (los preocupados por sus empresas en Venezuela, por la estabilidad de su mandato en los Estados Unidos, por sus propiedades y riquezas en el país...) quizás este es un momento para reflexionar, un momento para pensar por uno mismo y no por la opinión masticada por los de arriba.
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