Sé que me expongo a la incomprensión de los sectores incondicionales a nuestro líder, sin embargo, si un revolucionario no ejerce la crítica y la autocrítica entonces deja de serlo en ese mismo instante. Por ello es que me he atrevido a escribir estas líneas las cuales espero sean comprendidas en toda su extensión, sin que sean manipuladas, deformadas, caricaturizadas, para luego – como muchas veces ocurre- atacar la caricatura.
Tengo que confesarle, señor presidente, que nunca estuve de acuerdo con la reelección continua, lo cual no afectó mi voto disciplinado por el SI- SI. Y nunca estuve de acuerdo porque nuestro proceso sufre de una debilidad crónica que es la falta de líderes de la talla de nuestro comandante. Líderes en cuanto a su honestidad, su entereza, su identificación con los problemas del pueblo, su claridad para abordar los momentos difíciles y salir victorioso de ellos. No es verdad señor presidente que si usted muere el pueblo solo va a seguir construyendo el Socialismo del Siglo XXI. Y esto lo digo porque uno se bate diariamente a niveles de la dirigencia alta, media y bases del chavismo, y aquí lo que se respira es una pelea diaria a cuchillo cuyo desenlace es pospuesto porque Chávez une. Las diferencias entre los diversos grupos del chavismo se atenúan cuando nuestro comandante aparece. No hay ninguna figura del chavismo que pueda hacerle a usted contrapeso, pero dependemos sólo de usted para construir la nueva sociedad que la mayoría anhela, y esa es una fortaleza pero a la vez nuestra mayor debilidad. Eso es lo que primero debemos tener claro.
¿Se ha puesto a pensar cuántas veces ha estado al alcance de una mira telescópica de un mercenario de la CIA? ¿Y si llegaran a tener éxito, qué pasaría con nuestro proceso revolucionario? ¿Y si algún día usted se nos enferma? La verdad es que hoy no tenemos líderes que garanticen la continuidad del proceso revolucionario. Por ello es que necesitamos con urgencia una dirección colectiva de la altura suya, de la credibilidad suya, de la honestidad suya. No necesitamos incondicionales sumisos a usted, sino líderes que se complementen en un equipo indestructible de altísima formación ideológica, que además sean capaces de tomar la conducción del proceso en cualquier circunstancia y con la anuencia de nuestro pueblo. Mientras eso no ocurra, nuestro proceso continuará con una pata mala que amenaza la salud de la otra.
Que en diciembre del 2112 tengamos un candidato diferente a Hugo Chávez Frías, eso no me quita el sueño. Pregúntele a Fidel porqué él no fue presidente durante diez y siete años (1959-1976). De alguna manera simpatizo con la idea de tener otro candidato revolucionario, porque de aquí a allá tenemos cinco años para parir uno nuevo mientras que a usted le espera nada más y nada menos que la altísima responsabilidad de la presidencia del PSUV, con lo cual conseguiríamos su alejamiento de esa montaña de papeles administrativos a la cual hoy está sometido y que sólo distraen tiempo precioso en la construcción de nuestra revolución. Lo necesitamos a tiempo completo en el PSUV. Que recorra cada rincón de nuestra patria para que viva de cerca los problemas de nuestra gente, problemas que muchas veces no se resuelven por causa de ese binomio burocratismo-corrupción que destruye ilusiones y sueños. Necesitamos que forme a por lo menos cien Chávez para que se desplieguen por el país a detectar problemas; que movilicen y concienticen a la gente en la construcción subversiva del poder popular; que construyan un partido que sea indestructible y ante la posible caída de uno de sus dirigentes, hayan decenas que puedan tomar su puesto de combate en las peores circunstancias y con el apoyo de todo nuestro pueblo. En la medida que trabajemos en esa dirección, estaremos fortaleciendo y blindando nuestro proceso. De eso se trata señor presidente. Abramos la discusión.
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