3. La sinceridad al manifestar que se está construyendo el “Socialismo del Siglo XXI”; pero que éste aún no ha sido claramente definido, pudiera ser visto por algunos como que el país se conduce hacia una meta imprecisa, por lo que la abundancia momentánea debe ser aprovechada al máximo, mientras se evita la llegada de “un futuro incierto”. La “revolución bolivariana” es una meta más evidente, que llena de orgullo por su origen venezolanista.
4. El desafío permanente al imperio, siembra el temor de una invasión en la cual pudieran morir muchas personas: la mayoría, poco convencida de la necesidad de esta forma de lucha particular; muchos, con la esperanza de alcanzar un nivel de vida como el de aquél a quien enfrentarían.
5. No se puede combatir el enemigo externo, sin haber vencido al interno; mucho menos a los dos, simultáneamente. Si bien es cierto que el primero fortalece al segundo, también es verdad que es necesario depurar el propio grupo de combate, antes de pretender alcanzar la victoria; pues, la guerra pudiera perderse, más a causa de una traición que a la habilidad y fortaleza del adversario.
6. Aunque los alacranes le pican una y otra vez, no recurre al especialista para eliminarlos; sabe donde esta el nido, y no se los acaba. Siente demasiada conmiseración hasta por las especies más ponzoñosas; es una especie de budista político que rechaza al príncipe para gobernar. Algunos de sus seguidores, ni entienden ni aprueban este comportamiento, pues ya tienen la mejilla “roja, rojita”, de tanto volverla a poner.
7. Algunos han conocido la propiedad privada inmobiliaria y automovilística gracias a Chávez; han adquirido tierras y ganado; pero, temen que se los arrebate el socialismo hacia el cual se pretende llevar al país.
8. Un buen número de quienes pasaron repentinamente de persona humilde a gobernante prepotente, y obtuvieron el poder y la riqueza que otrora criticaban, obstaculizan la transferencia de poder al pueblo de donde provienen y utilizan en su beneficio la riqueza que se les entrega para ser distribuida.
9. El Presidente cayó en la trampa montada por la jerarquía eclesiástica, la cual lo provocó para manipular su respuesta y hacerle creer a muchos que era un ataque contra la Iglesia Católica.
10. Fue víctima de la astucia de Uribe, quien acepto su papel de mediador sólo para desviar su atención de su objetivo inmediato que era la difusión de la Reforma. Su preocupación permanente por cumplir con la misión encomendada, lo enfermó en varias ocasiones, durante todo ese lapso.
11. Dispersó demasiados esfuerzos al responder personalmente a todos los frentes de ataque político, en vez de exigirle a los miembros de su equipo que se encargaran de sendas escaramuzas. (Continúa)
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