Los resultados
¿sorprendentes? de la consulta inconstitucional respecto a la reforma de la CRBV planteada
por el Presidente, y que consultada al pueblo, ampliada y aprobada por
la AN, han creado un disturbio en el sistema gubernamental.
Pudiera decirse
que uno de los factores de condujeron a simpatizantes del “proceso”
impulsado por el Presidente a abstenerse e incluso en buena cantidad
a votar NO, es el convencimiento que hay en la población en general
de que la llamada
“reforma” no iba a resolver asuntos de sumo interés tales como: Inseguridad; Corrupción; Impunidad;
Empleo formal; Déficit de viviendas; Endeudamiento; Valor del bolívar;
Tasa del IVA; Retroactividad de prestaciones sociales; Aportes de PDVSA
al Fisco Nacional; Privatización de PDVSA en un 40% a través de Empresas
Mixtas; Eliminación de manufactura nacional tal como la Orimulsión;
Carestía de la vida; Explotación de carbón en el Zulia; Centralismo
del Ejecutivo; Infraestructura vial; Calidad de la educación en todos
los niveles; Infraestructura y asistencia en hospitales; Explotación
minera; Especulación; Derechos de propiedad de tierras; Desarrollo
turístico; Consulta en decisiones transcendentales; y otros. Más por
el contrario al llevar
la “reforma” al tapete de los acontecimientos, se desvió la atención
de esos innegables temas que afectan la vida diaria de la ciudadanía.
Rechazada esa
“reforma” en la consulta del 2 de diciembre pasado, se insiste,
tanto de parte de los factores proponentes iniciales, como de algunos
que se opusieron a ella, en modificar la CRBV, estos últimos por vía
de una Asamblea Nacional Constituyente. Nos preguntamos ¿Porqué tanta
insistencia? ¿Porqué no hay dedicación a buscar soluciones a los
temas antes referidos? ¿Será
que hay algún compromiso del Gobierno y de la llamada Oposición para
con factores exógenos que exigen la modificación del estamento legal
venezolano? ¿Será que se quiere, manteniendo
al pueblo ocupado en competencias electorales, desmovilizarlo de acciones
que pudiera emprender en función de buscar solución a su problemática
real del día a día?
De cristalizarse la Asamblea Nacional Constituyente, ¿será que con ella se obtendrá la tan ansiada Seguridad ciudadana? ¿Realmente mejorará el empleo formal, no el incremento del buhonerismo, ni de los becarios del Estado? ¿Disminuirá la galopante Corrupción? ¿Cesará la Impunidad ante la delincuencia, principalmente la de “cuello blanco” (o rojo)? ¿Se eliminará de la CRBV esa obligación, que se cumple fielmente como no se hace con otros artículos, de Endeudamiento cada año? ¿Recuperará nuestra moneda, el bolívar, el valor que realmente merece ante la inmensa cantidad de recursos del país? ¿Dejará el pueblo de ser el que finalmente paga por impuestos como IVA e ITF? ¿Se cumplirá con el artículo 92 de la CRBV referido al reconocimiento de la antigüedad en el trabajo a todos los trabajadores? ¿Dejará PDVSA de ser un ente supra Estado; irán todos sus ingresos al Fisco nacional? ¿Se revisará o se eliminará “la entrega” del 40% de nuestros recursos a través de las Empresas Mixtas del área petrolera? ¿O será que se buscará Constitucionalizar esa figura? ¿Se propiciará el uso de manufactura nacional como es la Orimulsión? ¿Se reducirá la creciente Inflación y eventualmente se llegará a la deflación? ¿Verdaderamente se detendrá la explotación de carbón en el Zulia? ¿Se dará mayor autonomía a los gobiernos locales, municipales y regionales? ¿Mejorará la Infraestructura vial del país? ¿La calidad de la Educación será óptima? ¿Tendremos todo el País cubierto de excelente Infraestructura y Asistencia hospitalaria y de Salud en general? ¿Se detendrá los planes de explotación minera que amenazan arrasar con nuestra biodiversidad? ¿No habrá más especulación con los precios de los productos de consumo masivo? ¿Tendrá cada campesino el título de propiedad de la tierra que habita y trabaja? ¿Tendrá todo venezolano cubierta su necesidad de vivienda? ¿Se desarrollará nuestro turismo? ¿Será el Pueblo el verdadero depositario del Poder?
De ser positivas
las respuestas a esas interrogantes, entonces la ciudadanía debería
aprobar la nueva Constitución que salga de esa Constituyente sin ninguna
duda.
Ahora la
única forma que eso se pueda lograr es que los constituyentistas sean
gente de ese mismo pueblo y no ninguno de los actuales miembros del
poder constituido.
Lamentablemente eso no sería así; lo que se ve venir es el cuadre
de componentes entre el Gobierno, la Oposición, y se busca involucrar
en la componenda a factores críticos del actual “sistema”.
Es hora que
el verdadero SOBERANO le pare el trote a TODOS los farsantes de este
podrido sistema y exija soluciones concretas a la ya conocida problemática
que tiene el País. ¡Basta de pan y circo!