Veo con estupor como la oposición, o para decirlo de una manera más específica, los enemigos del presidente venezolano Hugo Rafael Chávez Frías, tanto en el país como en el exterior, no los alegra el hecho según el cual Juan David Gómez Tapiero, resultó ser el hijo de Clara Rojas, quien como se sabe, actualmente está en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc).
Increíblemente, a los opositores del mandatario nacional los llena de gozo que Chávez diera credibilidad a que el menor estaba en poder de los guerrilleros y luego fuera localizado en un Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).
Evidentemente no les interesa la vida de Emmanuel. Para ello es más trascendente pregonar que la Farc engañó a Chávez que el sosiego traído por el pequeño a la familia de Clara Rojas.
Situación que, para regocijo de todos, sólo encuentra eco en los rivales del líder revolucionario, porque nadie con el más mínimo grado de sensatez es capaz de importarle a estas alturas lo que dijera el grupo guerrillero, por encima de tener a Emmanuel sano y salvo con su familia.
Pero esa oposición internacional actuante en perfecta sintonía con la de este país, regodea su maldad y perversión bajo el argumento de que Chávez no se salió con la suya.
No podían imaginar al presidente venezolano con Emmanuel, Clara Rojas y Consuelo González, liberados tal como se intentaba lograr previo acuerdo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
La oposición ataca sin tregua y le cayó como anillo al dedo el hecho de que el comandante anunciara al infante en poder del grupo guerrillero, e inmediatamente después el presidente de Colombia Alvaro Uribe, soltara la famosa hipótesis según la cual el niño Juan David, recluido en un centro asistencial, sería el hijo de Clara Rojas.
Desconozco la cantidad de conjeturas y presunciones surgidas al respecto, pero en mi caso insisto que más allá de encontrar a Emmanuel, a la oposición la llenó de satisfacción demostrar que Chávez estaba equivocado, que la Farc mintió y lo engañó, tratando de ponerlo ante el mundo como un Presidente ingenuo e iluso.
Sólo he visto al periodista colombiano Jorge Enrique Botero, primero en revelar la existencia de Emmanuel, diciendo que el desenlace del episodio del hijo de Clara Rojas, debe fortalecer la imagen del presidente venezolano, por cuanto debido a sus admirables esfuerzos hoy se conoce el paradero del pequeño y se está mas cerca del canje humanitario.
Cuestión que comparto perfectamente, por cuanto lo significativo es que el infante está con los suyos y duélale a quien le duela, hay que admitir que lo localizaron gracias a Chávez.
Las agresiones, ataques, descréditos, calificativos en contra de nuestro máximo gobernante, son parte de la miseria humana de esa oposición que no le perdona el éxito, no acepta que tenga estremecida a Latinoamérica con el pensamiento bolivariano y revolucionario que lo caracteriza y propaga por el mundo.
Por eso, siempre jugaron al fracaso de la “Operación Emmanuel”, creyendo además, que eso significaría una derrota que lo golpearía, porque al fin y al cabo Chávez es el objetivo perseguido por la oposición nacional e internacional que lo adversa, lo persigue y lo ataca por el mundo con la mayor impunidad.
Pero lo conoce muy poco y eso es grave para ese sector antagónico y obsesivo que lo odia con toda sus fuerzas. Qué puede importarle a nuestro máximo líder haber dicho que Emmanuel se encontraba en poder de la guerrilla cuando estaba en un centro asistencial, sabiendo como ser humano que, en medio de la tragedia que vive Colombia con los secuestros, lo de valorarse es que se llevó por lo menos un poco de felicidad a un hogar lamentablemente todavía afectado por los rigores de este flagelo.
Sí, un líder como Chávez se ríe de las estupideces de sus contrarios. De hecho, en menos de lo que se pensaba, dijo que esperaba nuevos contactos con las Farc para concretar la liberación de Clara Rojas y de Consuelo González.
Tengo la certeza de que un hombre como Chávez se sentirá orgulloso de seguirse equivocando, mientras los secuestrados continúen apareciendo para felicidad de todo el pueblo colombiano.
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