¿Cual partido, cual revolución?

“La revolución hay que hacerla a ritmo violento y el que se canse tiene derecho a cansarse, pero no tiene derecho a ser hombre de vanguardia”, solía decir el camarada Ernesto, en los tiempos de cuando Fidel correteaba las trochas y montañas de la Sierra Maestra. Hoy son otros tiempos, y hay quienes se dan el lujo de corretear esta revolución en Hommer; y sin embargo, ya andan diciendo que hay que desacelerar este proceso.

Estamos en las vísperas de demostrar en el ámbito de lo político y sin discurso altisonantes, que de verdad verdad, hemos iniciados un proceso de revisión y rectificación de lo que hasta el 2D, creíamos que iba viento en popa. Este domingo por fin, tanto el primer militante que propuso este instrumento organizativo, como el resto de los propulsores, voceros, delegados y aspirantes a militante, podrán saber de cual partido estamos hablando y para que tipo de revolución se está organizando.

En primer término, somos de la idea de que cualquier organización que en estos tiempos se constituya, debe estar caracterizada profundamente por el hecho democrático, esto implica que todas sus instancias y todas sus decisiones, deben acompañarse de los mecanismos que haga posible esta aspiración. En consecuencia las ya anunciadas “Direcciones Provisionales”, deben tener y poner término a la perpetuidad dedocrática, sustentada en las “emergencias” y los interregnum excepcionales, propio de las viejas dictaduras del derecho romano y no de los modernos colectivos del siglo XXI.

Otras de las interrogantes de las cuales los lideres de este proceso, están obligados a responder, son las referidas a las conductas sectarias, arrogantes, hegemónicas y divisionistas, que nacieron al conjunto del llamamiento a constituir una nueva estructura revolucionaria, y que provocaron fracturas en las organizaciones participes del proceso de cambio, como el PCV, PPT y PODEMOS, además del alejamiento de grupos, colectivos e individualidades, que toda su vida han tenido militancia revolucionaria y socialista ampliamente conocidas.

Este congreso fundacional, debe dejar claro como van a desarrollarse y que carácter tendrán las relaciones con estas organizaciones, grupos y militantes no partidistas, que desde los tiempos del MVR, ha venido siendo calificados peyorativamente de “aliados”, y no de comprometidos con este proceso, con los mismos deberes y derechos que se suponen deben tener todos los que asumen el riesgo de acompañar este sueño libertario.

En relación al tipo de revolución que aspiramos a desarrollar, es evidente que la misma está vinculada a lo que prefigura el partido que la impulsa, esto obliga entonces a que el modelaje de sus dirigentes debe tener correspondencia con su discurso; es decir, si el socialismo que soñamos es el de la igualdad, la ética, la solidaridad y el de una verdadera democracia, desde ya el modelo de organización, deberá tener como signos principales estos valores, y no el de la corrupción, la hegemonía, el arribismo y el autoritarismo.

Cuando comencemos a despejar estas dudas, quizás entonces podremos tener más claridad, de cual partido y de cual revolución estamos hablando; mientras tanto, aspiramos a que en este Congreso fundacional del PSUV, se den los primeros pasos hacia la verdadera revisión y rectificación del camino andado.

douglas.zabala@hotmail.com


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