Stuttgart, a 19 de enero de 2008
Mientras no haya un deslinde claro entre nuestra organización y las estructuras burocráticas que la vienen arropando desde el momento mismo de su presentación pública, el PSUV no trascenderá del triste papel de repetidor de consignas y lineas producidas en la cúspide de un poder que va perdiendo aceleradamente su sintonía con el pueblo que lo legitimó.
El pueblo se acercará a nosotros de manera expontánea y sin necesidad de barrocas propuestas de trabajo, a partir del momento en que nos atrevamos a tirar por un barranco ese discurso esquizofrénico que insiste en llamar socialsmo al arroz con mango que estamos viviendo, en el que se venden en la calle los productos que faltan en Mercal, se maltrata a la gente en los hospitales, se deja la educación en manos de un magisterio que sigue siendo adeco, se acepta en el partido a toda clase de logreros, oportunistas y corruptos; y mientras tanto nosotros nos seguimos preguntando -haciéndonos los gafos- porque la gente no votó la reforma constitucional.
Que cuernos de socialismo estamos construyendo mientras el Grupo Polar y Cargil sigan siendo proveedores de Mercal, mientras desde el INDECU se sigan hablando pendejadas para distraer el tiempo que habría que dedicar al control efectivo de los precios o mientras tengamos consejos comunales dinásticos donde los recursos de todos se le adjudican a Juan Palomo (yo me la guiso y yo me la como)
Por si fuera poco, ahora vamos por el mundo repartiendo amnistías con el cuento de la reconciliación y la paz. Amnistías que solo nos han reportado la burla de nuestros enemigos y la pérdida del poco respeto que alguna vez nos tuvieron –aun que llamarlo miedo sería mas apropiado-. Mi presidente tiene ocho años recitando la Biblia –El único camino a la paz es la justicia- y a mi que me perdone, pero no me parece justo que a quienes nos masacraron, a quienes nos pesiguieron, se les otorgue un perdón que ni siquiera han solicitado. Yo si estuve en Puente Llaguno y esta amnistía no me hace ninguna gracia.
Por estas y muchas cosas mas que creo deben discutirse sin prejuicio entre nosotros los militantes del PSUV, considero que el ejercicio de una autocrítica radical y la iniciativa irrenunciable de una depuración a fondo són la única vía para consolidar nuestro partido y obtener el respaldo activo de un pueblo al que si a ver vamos, parece que no le hacemos mucha falta.
"Las masas“ –queridos camaradas- solo sirven para hacer arepas, pan o pastelitos. El pueblo no requere mas calificativo que el de pueblo y por cierto que no ha demostrado hasta ahora requerir de nosotros para seguir su camino. Me refiero a ese "nosotros“ que a veces luce la alucinada desmesura asumirse vanguardia, un "nosotros“ que gracias a Dios no me atañe porque no aspiro a ser vanguardia de nadie.
Esta es mi humilde contribución a un Congreso Fundacional en el que espero que quienes juraron ser mi voz, se dignen hacerla oír. Despues de todo, el Delegado es sobre todo aquel compatriota en quien delegué la esperanza de ser democráticamente escuchado. Desde chiquito me enseñaron por urbanidad a presentarme solo, de modo que ya de viejo no requiero que nadie me re-presente.
Con afecto revolucionario para los camaradas de mi batallón
PATRIA, SOCIALISMO O MUERTE, VENCEREMOS!
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