I Por estos días se cumplieron cien años del nacimiento de Jóvito Villalba en Pampatar. Con este motivo ha habido numerosos comentarios sobre el personaje, entre otros, de Díaz Rangel, Augusto Hernández, Consalvi, Gómez Grillo, Manuel Felipe Sierra, Omar Pérez, Miquilena, Tenorio, sus hijos, Alcides y Julián, Arraiz Lucca y otros.
También reportajes sobre su vida, trayectoria política, hechos de importancia histórica en los que participó, su liderazgo en la "generación del 28", los años de prisión durante la dictadura gomecista en el Castillo de Puerto Cabello y otros tantos episodios.
II
Estuve muy cerca de Villalba.
Siendo estudiante de bachillerato en Barquisimeto, reaccioné -con un grupo de jóvenes que asistíamos a un mitin suyo en el circo Arenas de esa ciudad- ante el brutal sabotaje del entonces poderoso partido AD.
Aquel hombre inerme, que desafió con coraje la agresión, despertó en mi la solidaridad.
Opté entonces por seguir su política, y militar en URD. Venezuela atravesaba momentos difíciles. El sectarismo del gobierno adeco era implacable.
La oposición era acosada a diario y, prácticamente, no había acto público que no fuera atacado con saldo de víctimas. En ese clima impregnado de fanatismo, Villalba se convirtió en referencia democrática. La política betancurista colocó a vastos sectores contra la pared y el resultado fue el golpe contra el gobierno de Gallegos y el inicio de la etapa dictatorial. Villalba reaccionó contra los usurpadores y comenzó a desarrollar -con las limitaciones y riesgos que implica enfrentar una dictadura en el terreno cívico-una política de denuncia sistemática de los atropellos, la corrupción, el cercenamiento de las libertades públicas, y, al mismo tiempo, a organizar al pueblo para obligar al gobierno a buscar una salida electoral. Villalba recorrió varias veces el país y llevó su mensaje de esperanza a los más apartados lugares. Su oratoria motivó a miles de venezolanos que secundaron su llamado a comicios para una Asamblea Constituyente. La represión arreció y dirigentes urredistas como Tarre Murzi fueron a dar a la cárcel. El ventajismo oficial no tenía límites. El 21 de octubre de 1952 fue asesinado en San Agustín del Sur el jefe de AD en la clandestinidad, Leonardo Ruiz Pineda. Y en ese clima de terror que precedía al acto comicial del 30 de noviembre del 52, Betancourt llamó a la abstención desde el exterior, mientras que Villalba planteó votar.
Cuando esa noche se abrieron las urnas, la dictadura y la orden de Betancourt de abstenerse sufrieron una derrota aplastante. Luego vendría la trampa que Vallenilla Lanz le tendiera a Villalba y a la dirección de URD, y, de seguida, el largo exilio.
Villalba regresó a la caída de la dictadura, reorganizó el partido y participó en las elecciones de diciembre de 1.958 apoyando la candidatura de Larrazabal. En esas elecciones se impuso Betancourt y el gobierno se estructuró con arreglo al Pacto de Fijo. Más lo cierto es que desde el primer momento se hizo evidente la tendencia de Betancourt a dividir el país y a trabajar con una estrategia basada en el anticomunismo, destinada a obtener el apoyo de EEUU, contrarrestar el auge de la izquierda en la calle y neutralizar el rechazo que él despertaba en sectores de las Fuerzas Armadas. Un episodio, la Conferencia de la OEA celebrada en Costa Rica en 1.960, deslindó los campos.
Era canciller Ignacio Luis Arcaya, dirigente de URD y estrecho colaborador de Villalba.
La decisión de expulsar a Cuba de la OEA, que Arcaya impugnó apoyado por Villalba, marcó el fin de la alianza y el retiro de URD del gobierno. Luego vendría la experiencia colaboracionista –junto a Uslar Pietri– con el gobierno de Leoni.
Experiencia funesta que defraudó a su electorado y desató divisiones en URD.
III
Villalba ha sido uno de los políticos más vilipendiados de Venezuela. Cuando Pérez Jiménez cometió el fraude en diciembre del 52, la conseja difundida por AD fue que Villalba se había vendido al dictador. Muchas otras infamias se dijeron de él. Pero lo cierto es que fue un dirigente honesto, de amplia cultura jurídica y política, y el mejor orador de su generación.
Se le suele tildar de fracasado porque no alcanzó la presidencia de la República, como si éste fuera el único titulo que consagra a un dirigente popular.
Teniendo todos los atributos para serlo no lo logró porque en su contra se conjuraron diversos factores. Uno de ellos, para mi el más importante, es que él jamás traficó con el anticomunismo. En su partido no hubo purgas por este motivo, como ocurrió, por ejemplo, en AD.
Siempre fue leal a la República española, y aún cuando no compartía aspectos de la Revolución cubana nunca se prestó para disparar contra ella. Ni siquiera declinó esa posición principista cuando al cierre de su campaña presidencial en 1.963, fue objeto de un brutal sabotaje por el aparato militar del PCV, las Faln, en El Silencio.
IV
Fue un hombre de principios.
Leal a la causa de la dignidad humana. Cometió errores. Incurrió en desaciertos. Participó en políticas que creyó apropiadas para el momento, que luego lo dejaron expuesto al escarnio. Pero estoy convencido que no lo hizo por cálculo oportunista o lucro personal. Creyó en la unión de los venezolanos y despreció con vehemencia el fanatismo. Una vez me recomendó la lectura de un libro que, generosamente, me regaló, "La Velada en Benicarló", de Manuel Azaña, presidente de la trágica República española. En aquel diálogo infinito, al borde de la derrota implacable, los personajes reflexionan.
Blanchart exclama: "El fanatismo político no me domina como a otros".
Mientras Morales pregunta: "¿Qué han hecho los españoles unos a otros para odiarse tanto?". Otro participante, Rivera, agrega: "para acuchillarse sin piedad", al tiempo que sentencia: "El odio es engendro del miedo". Villalba me aconsejó: "Léelo y saca conclusiones".
Eso fue hace más de 40 años.
Aún lo recuerdo, y encuentro la explicación a muchas cosas del pasado y del presente.
LABERINTO
El miércoles 9 se cumplen
60 años del asesinato de Gaitán. Estaba a las puertas del poder, pero la oligarquía apeló al crimen como siempre ocurre cuando se desespera. Eran tiempos de guerra fría. De feroz anticomunismo. En Bogotá se efectuaba la IX Conferencia Interamericana y el general Marshall presidía la delegación norteamericana.
De las llamas de la ciudad y la sangre de Gaitán surgió la OEA. Para algunos colombianos ese día "se jodió Colombia". La herida no se cierra: se abre más cada día...
Respuesta del novelista
americano Philip Roth a la pregunta ¿qué quedará de Bush?: "Si lo miramos en cifras, llevó al país a la bancarrota. Ha destruido en el mundo nuestra reputación moral. Ha sido un desastre: es el peor presidente de nuestra historia"...
El ex vicepresidente
de Colombia, Humberto De la Calle, representaba a su país en la OEA el 11-A. En su libro "El día que Chávez renunció", recuerda que en la OEA decían que había que aprobar rápido una resolución apoyando a Carmona antes de que éste se cayera...
Saco de gatos
la oposición buscando candidatos...
Desesperación creciente
en la Casa Blanca con Chávez...
Hay personas capaces
de patear a su madre para aparecer en los medios de comunicación.
jvrangelv@yahoo.es