“El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, declara muerta la IV República de Venezuela y proclama una revolución en el país con intervención en todos los poderes del Estado. Se declara dictador, elimina el Congreso y todos los Poderes Públicos, cierra las universidades, las televisoras comerciales y las emisoras de radio que no le jalen mecate, clausura los diarios El Nacional, El Universal, Notitarde y otros 40 más, cierra las autopistas, abre nuevamente carreteras de tierra, prohíbe el agua potable en las poblaciones rurales y castiga con cárcel a los que sepan leer y escribir, por último monta un harén en Miraflores e inicia giras por diversas naciones del mundo para traer prostitutas al país. Derriba el puente sobre el Orinoco y alquila chalecos salvavidas para que la gente cruce el río --negocio que administra uno de sus hijos. Trata por todos los medios de rebajar el precio del barril de petróleo a 10 dólares. Propicia golpes de Estado en los países vecinos, cierra las bibliotecas públicas. Instala tres bases militares norteamericanas en Venezuela, Crea las Misiones: 'Pedro Estrada', 'CAP' y 'Carlos Ortega', etc. (Si hubiera hecho todas esas cosas sería el mejor gobernante del mundo)”.
El párrafo anterior me llegó en una de las divertidísimas efemérides del Dr. José Márquez Arias. Es la filosofía del “como si”, ingeniada por Hans Vaihinger en 1911, o sea, actuamos como si nuestras presunciones de la realidad fuesen ciertas. Así, la oposición actúa como si el párrafo anterior fuese cierto. Asimismo actúa como si no existiera que ahora hay ciegos que ven, trenes, autopistas, millones de libros en la calle leídos por millón y medio de alfabetizados, entre otros, y un etcétera demasiado largo para inmovilizarlo en letras.
Así actúan los que mueven los hilos de Yon Goicoechea, el relevo de Rafael Caldera como Golem de la que Henry Ramos Allup, que la conoce de cerca, llama “ultraderecha recalcitrante, ultramontana y repugnante”. Esos titiriteros saben que, por ejemplo, la Operación Jaque fue asquerosa, pero sus tontos actúan como si hubiese sido aseada y aceptan como borregos que hay que incendiar las calles, como amenaza Goicoechea, encargado por la ultraderecha que denuncia Ramos Allup.
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