La resistencia en el Táchira

Descifrar y comprender cómo actúa la extrema derecha desde los extremos, es decir, con el poder y fuera de él, no es nada difícil. En Venezuela y el resto de los países de América Latina, están marcadas profundamente las huellas de su accionar lascivo, prostituido y corrupto. Precisamente los opositores que se instalan triunfantes en algunos estados del país con discursos doctrinariamente destructores son, además de herederos del fascismo, practicantes confesos de una doctrina que aniquila y mata la esperanza del pueblo. Imaginar gobernabilidad y convivencia política con ellos, es rayar en la ingenuidad.

En Venezuela todos hemos sido testigos de su sangre fría a la hora de apretar el gatillo para silenciar el grito revolucionario. No me refiero a supuestos, ni a referentes abstractos, sino a los reales intentos por parte de la derecha de querer acabar con el actual sistema político y todas sus instituciones. De allí que más que una adversidad, estamos ante una tragedia porque precisamente el paroxismo de la derecha es un claro aviso de lo que viene en el futuro: odio, violencia y destrucción. El objetivo fundamental es tratar de desmantelar el proyecto revolucionario.

Cuando las realidades son evidentes no hay tiempo para las ilusiones, ni mucho menos para las lamentaciones ni las nostalgias. Pensar que los opositores que ganaron gobernaciones, alcaldías y legislaturas, vienen con muy buenas intenciones, es atentar contra la fe revolucionaria. Ya basta de ser sumisos contra los enemigos políticos, porque mientras desde la revolución se actúa con cultura política, ellos actúan con violencia, chantaje y manipulación. Para muestra un botón, como es el caso de alguien que ganó un puesto de diputado para el Consejo Legislativo del estado Táchira, a base de quemar varios vehículos de la Lotería del Táchira, Cadela y otras instituciones del Estado. La involución se hace presente y la miseria humana trasmuta y ahora se vuelve legislador.

Toda esa casta opositora que se dispone a asumir cuotas de poder, ha actuado y atentado contra la estabilidad de la república. Con saña dieron el golpe de Estado, realizaron el paro petrolero y ejecutaron de manera sistemática las guarimbas. Por ello no hay que esperar nada a cambio. Ellos vienen con un objetivo claro y preciso: iniciar desde el Táchira y Zulia un proceso desestabilizar de dos años para desmantelar el proyecto revolucionario e impedir que se consolide el socialismo en el país.

Ante semejante conducta manifiesta, el llamado a la resistencia que se ha hecho desde el Táchira deviene en un instrumento político que sirve para contener los ataques que bien pudieran ordenarse desde los nuevos espacios opositores. Ojalá que la resistencia no se consuma en el silencio ni se pierda de vista en el discurso maniqueo, sino que sea una práctica de acción revolucionaria y lucha ideológica para enfrentar lo que viene.


eduardojm51@yahoo.es



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Eduardo Marapacuto


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