Podemos decir
que en el caso de Miranda y la Gran Capital, en primer lugar la gestión
realizada fue deficiente, no a espaldas del pueblo, sino escondidos
detrás de lo que creíamos pensaba la gente, hubo un error de cálculo
o sencillamente no lo hubo, se escudriñara en otro tiempo no ahora.
Bien, si analizamos los resultados y en ello, el camarada Nelson Merentes,
tiene absoluta razón al desgranar por decirlo de esta manera, el voto
a nivel de los barrios y de las urbanizaciones de clase media, donde
el porcentaje de no voto, por no decir de abstención, fue más alto
en las clases D y E que en el resto de la población, se vislumbra como
la gran diferencia al momento de hacer cualquier proyección hacia el
futuro que de paso es hoy.
Me decía un
camarada de clase media alta, que en el edificio donde habita, de 14
apartamentos, trece de ellos fueron visitados el día de las elecciones
para llevarlos a votar, se parece a lo que hemos hecho y en cierta manera
abandonado, verdad, entonces si eso ocurrió a nivel general en estos
territorios, valdría la pena preguntarse, porque en los barrios votó
menos gente, esto nos hace colocarnos irremediablemente en la organización
electoral, en que se falló, que hizo falta, que hicieron los dirigentes,
acaso mucha gente del pueblo llano aún no tiene cédula, o no está
inscrita en el CNE, o acaso su vivienda es de difícil acceso
y traslado, situaciones que la organización debe superar en aras de
lograr la mayor asistencia a estos eventos electorales.
De no ser de
esta manera, estaríamos hablando de otras variables que agravarían
las perspectivas de unos buenos resultados más allá de la corazonada
del presidente que augura una victoria contundente; debemos entender
algo que es fundamental a la hora de colocar la mente en frío, se trata
de evaluar con certeza, en primer lugar lo que está en juego para ambos
lados de la torta del poder; nosotros apostamos a la continuidad del
proyecto, inclusive más allá de que haya reelección, ganando o perdiendo,
esto debe quedar muy claro; del otro lado el juego es más trancado,
debido a la manera de pensar y actuar de la derecha en todas partes,
que actúan al estilo Jalisco y si no arrebatan hoy, lo intentarán
otro día; sus intereses los hacen irreverentes y peligrosos; en segundo
lugar nosotros a veces no sabemos lo que debemos hacer, aunque hagamos
lo que sea necesario, me refiero a que la hora actual exige cambios
radicales, no solo en la organización social y partidista sino en muchas
instancias de los entes gubernamentales; me refiero a que llegó la
hora de definiciones más contundentes en materia administrativa; por
ejemplo, quienes no hayan firmado a favor de la enmienda y obstenten
cargos de confianza deben ser sustituidos de inmediato, no debe haber
contemplaciones al respecto.
Por otra parte, es necesario señalar que, la maquinaria partidista cuya tendencia histórica es a la parsimonia y burocratización, debe reaccionar ante tales eventualidades y realidades, en caso contrario, el pueblo organizado debe salir al frente y tomar en sus manos el destino ireemplazable de la revolución, es la hora de afinar la organización casa por casa, barrio por barrio, urbanización por urbanización, ir a donde se haya que ir, penetrar aquellos sectores que están dudosos sobre la necesidad de la enmienda, no solo quedarnos en lo que los medios de la revolución emitan, no es suficiente, además que muchas veces son realmente ineficientes y reactivos.