Una visita rutinaria a los mall, que cada día son mas en las grandes ciudades de Venezuela, bastaría para convencernos de que el capitalismo nos ha derrotado. Si no fuese por nuestra indestructible condición de comunistas, la permanencia por sólo una hora en algunos de esos lugares, viendo cómo hormiguea y se desarrolla la Orgía del Consumo, sería suficiente para aceptar que el Imperialismo se fortalece más y más entre nosotros con sus tentáculos actuando con toda su fuerza subliminal sobre el proceso de reforzamiento y resemantización de su ideología capitalista.
Las víctimas del capitalismo son atracadas con la plusvalía y luego son reatracadas con el mall. No solamente es la pequeña burguesía y la clase media, sino también el pueblo de a pie que participa en aquella gigantesca orgía del consumismo, cuya única regla es gastar hasta el último bolívar en lo que sea, no importa si lo comprado era necesario, o si es útil o no, lo importante es que fue comprado en la orgía.
En el paroxismo del orgasmo consumista al pobre asalariado no le queda ni para el Taxi, y necesariamente tiene que hacerse más servil a su puesto de explotación, tiene que hacer muchos sacrificios, es decir ahorrar, debe prepararse muy bien para una nueva orgía con unos costos más, mucho más elevados…
Hay algunos pueblos pequeños de nuestro País que han sido inducidos a soñar con su mall, y hasta le han hecho creer que para a llegar a ser Ciudad, sólo necesitan un mall. La fiebre del consumo ha invadido los más apartados rincones de esta tierra, y por lo tanto esto constituye un afianzamiento de la condición filistea de la moral burguesa, que es definitiva, una de las grandes amenazas a la posible construcción del Socialismo en Venezuela.
Mientras tanto la orgía continua.