La polémica continúa y no fue por parte de José Vicente Rangel sino que el Ministro de la Defensa de la República de Colombia, don Juan Manuel Santos, se “picó” y “ripostó”. No entendemos la insistencia del ministro Santos en sustentar sus declaraciones sobre “falsos positivos”(sic).
Durante nuestro periodo en la Cancillería venezolana, las decisiones sobre nombramientos de Embajadores, durante la IV y la V República, conocimos como siempre fueron decisiones tomadas por el Presidente de la República, en ejercicio. En el caso concreto de la República Bolivariana de Venezuela, el Presidente Chávez Frías, siempre ha sido muy celoso en la escogencia de sus Embajadores siempre tomando en cuenta el perfil del designado para ejercer tan importante cargo y misión ante un gobierno y/o organismo internacional. En el caso concreto de José Vicente Rangel, ex–Vicepresidente de la República Bolivariana de Venezuela, su ejercicio militante cotidiano y su opinión permanente en y de la política interna de Venezuela es, a nuestro criterio, muy importante para todos los revolucionarios, lo que significaría que dejar de conocer sus opiniones políticas y los correspondientes consejos, acarrearía un vacío político, formativo e informativo difícil de cubrir (sin disminuir la importante presencia en la política cotidiana de, por ejemplo, Alì Rodríguez Araque y el General Alberto Mûller Rojas)
Por otra parte, José Vicente ha informado que ni le han ofrecido el cargo y ni está interesado en ejercerlo por razones, permítasenos decirlo, de conciencia. La reiteración e insistencia por parte de Juan Manuel Santos es una osadía política con respecto a la política interna de Colombia ya que obvia las declaraciones oficiales y publicas de la Cancillería colombiana y reitera su oposición a las órdenes del señor Presidente de Colombia, Uribe Vélez. Tan tamaña actitud, en cualquier país democrático e, inclusive, se ha visto en las dictaduras, el Jefe de Estado cuando un ministro es reiterativo en su comportamiento y declaraciones contrarias a los máximos intereses del Estado, sencillamente “lo raspa”. Entonces ¿Por qué no ha sucedido en Colombia? Difícil de entender esas indecisiones (o ¿serán decisiones?) En fin, son decisiones internas del Estado colombiano pero que afectan.
ZAPATAZOS CHAVISTAS
Tiene razón el Cardenal Urosa cuando dice que en tiempo de la Natividad “…ningún tipo de violencia ni verbal ni física ni legal, es cristiana…” Bien lo ejemplificó el Niño Dios cuando repartió los panes y los peces; cuando, látigo en mano, expulsó a los usureros del Templo de Dios; cuando dijo, voz en cuello, “amaos los unos a los otros”; y cuando, legalmente(sic), vio, como Dios-Hijo, cuando el Sanedrín ejerció la ley para crucificarlo.
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