El fracaso del proyecto puntofijista no sólo representa el fiasco de un modelo político, sino también el de la democracia representativa y, sin lugar a dudas, también el de una casta de dirigentes que fracasaron cuando dirigieron el poder y que hoy se presentan con la misma perorata pretendiendo dar cátedra en el ejercicio de gobierno. Lamentablemente muchos de ellos han logrado espacios de poder, cuando su discurso es que vivimos en Venezuela una feroz dictadura.
Precisamente, la proclamación de la Quinta República a partir de la Constitución Bolivariana de Venezuela de 1999, llevó al poder a una nueva generación de hombres, mujeres, intelectuales y gente del pueblo, animados todos por una visión planificada del país y una nueva orientación de la sociedad para construir lazos de hermandad más fuertes y más solidarios. A partir de entonces la mayoría adormecida y excluida, que abarcaba a millones venezolanos y venezolanas, despertó y el con ello el alma de la nación recobró aliento para salir del aislamiento e insertarse en un auténtico proceso de cambio y transformación.
Demolida la estructura puntofijista e instalado el nuevo sistema político,
la República Bolivariana de Venezuela se involucra cada vez más en
las grandes cuestiones internacionales del momento. Partiendo
de un proyecto nacional y con el nuevo estatuto de democracia
participativa y protagónica, le ha permitido encontrar voces en América
Latina, que han asumido los cambios revolucionarios experimentados en
Venezuela como auténticos ejemplos a seguir. Países como Bolivia,
Brasil, Ecuador, Paraguay, solo por nombrar algunos, han iniciado procesos
revolucionarios que apuntan a la instalación de gobiernos de amplia
base popular. Por supuesto, los poderosos grupos elitescos, de pensamientos
racistas y defensores de los postulados del capitalismo, han puestos
todos los obstáculos para detener los proyectos revolucionarios y así
reconquistar ellos los espacios que perdieron. No obstante, por más
pataleos, llantos y gritos que den, no les queda otra opción que someterse
a la voluntad de la mayoría. Aunque la derecha opositora a veces se
abstrae y no quiere aceptar esa realidad política y en una especie
de modorra astral piensan que ellos ganaron diecisiete gobernaciones,
doscientas sesenta y cinco alcaldías y que los votos del PSUV
son polvo cósmico.
*Politólogo
Eduardojm51@yahoo.es