La revolución bolivariana: un proceso histórico hacia una nueva etapa revolucionaria post 15F

Consideramos que conocemos muy bien a las derechas criollas. Ellas han expresado durante la 4ta República políticas cónsonas con el sistema capitalista anti-comunista (betancurismo-socialcristiano); políticas cercanas a beneficiar a las llamadas clases sociales dominantes: alta y medias dejando “caer las migas de pan” del obsceno banquete del que han disfrutado por espacio de 40 años sin importarles la importancia de la “Dignidad” y el “Nacionalismo” de una Patria con destino manifiesto en lo bolivariano. Nos consta que no quisieron escuchar las realidades de las necesidades en el cumplimiento de los Derechos Humanos más fundamentales (Derechos Naturales). ¿Por qué sucedía éste comportamiento tan aberrante? Sencillamente, el marco en el que se desarrolla la ideología capitalista conlleva al egoísmo, la soberbia y la usura. Ese comportamiento ¿es cónsono con el ideario bolivariano y socialista? Evidentemente, no lo es. Es obvia la contradicción entre ambos idearios, se contraponen y se confrontan. Por tanto ¿Qué hacer?

La Revolución Bolivariana, en lo histórico, ha sido un proceso sui-generis, autóctono y particular venezolano. ¿Cuándo comenzó a gestarse el proceso revolucionario que se le califica como bolivariano? Ningún proceso histórico se desliga de su propio pasado. Venezuela inició un proceso nacionalista y continental por la libertad y el ejercicio de los Derechos Humanos, en su contexto histórico, por allá en los finales y comienzos de los siglos XVIII y XIX, respectivamente. Los objetivos de libertad estaban bañados por propuestas político-filosóficas (ideario bolivariano: ¿cómo fue influido Simón Bolívar por las escuelas de pensamiento político europeas? y mirandino ¿girondino, bonapartista?) cónsonos con las realidades de sus tiempos históricos conjuntamente con las bases telúricas de una Venezuela con características histórico-económicas pre y post-Guipuzcoana (ver el texto de Ramón Aizpurúa Aguirre publicado por el Banco del Caribe sobre el comercio con El Caribe).

Una vez alcanzada la esperanzada libertad limitada y, posteriormente, traicionada, las realidades político-sociales post-Independencia marcaron el futuro de la Patria venezolana por espacio de un siglo, aproximadamente, que vino a ser alterado con “El Cabito”. Es importante, cara la actual realidad, conocer porqué Juan Vicente Gómez actuó contra su “compadre” y en beneficio de las oligarquías criollas (circunscribir el discurso histórico solamente al petróleo –dependencia washingtoniana- es analizar un solo lado de la realidad histórico-social criolla porque nos podría llevar a conclusiones erradas con relación a las características de las clases dominantes y sus idearios para el control del Estado venezolano. A título de ejemplo. Frecuente han sido las divergencias entre las oligarquías criollas y Washington sobre la táctica como por ejemplo con los casos moderno-contemporaneos de Cuba y Nicaragua, durante el primer Gobierno Sandinista)

Es evidente que el petróleo y la necesidad de consolidar un Estado moderno criollo-oligárquico fueron factores político-históricos que marcaron las realidades de los Gobiernos de López Contreras y Medina Angarita. Pero las influencias de la Revolución Rusa (1919) a nivel mundial en los factores progresistas y nacionalista tuvieron su impacto en Venezuela que junto a un marco de pensamiento marxista abrían puertas para la ilusión de un estado moderno nacional y progresista (socialista ¿rosado?). Pero las realidades soviéticas (lo que terminó por denominarse como “socialismo real”) y las premuras que desde los centros del pensamiento norteamericano (ideología capitalista-positivista) para consolidar la imposición del Imperio de los Estados Unidos de América que representaba ser el sustituto de las decadencias imperiales europeas  post-Revolución Industrial y expansión imperialista, territorial y de mercados, es decir, lo que Vladimir Ilich Lenin analizó como “Imperialismo, fase superior del capitalismo”. Contradicciones entre las oligarquías tradicionales y las nuevas tendencias sociales modernas se manifestaron con el Golpe contra Medina Angarita, la transición hacia el Gobierno democrático de don Rómulo Gallegos y su posterior derrocamiento. Lo democrático progresivo, representado por Acción Democrática, por consecuencias de esas contradicciones fueron perfilándose hacia la aceptación de las políticas “sumisas” de la Dependencia hacia el centro de  poder: Washington. Los acuerdos de Nueva York firmados como “Pacto de Puntofijo” fueron el punto de inflexión que marcó una etapa en el desarrollo del Estado moderno criollo-oligárquico-petrolero dependiente.

La conciencia nacionalista revolucionaria de las intelectualidades venezolanas junto a sectores muy específicos del sector laboral-urbano y ciertos sectores campesinos muy minoritarios los obligó a responder a las propuestas políticas ideológicas del Estado-gobierno capitalista propuesta por Rómulo Betancourt con la aprobación de las visiones europeas encerradas en las tesis copeyanas. Irían y fueron al fracaso esos sectores revolucionarios en sus praxis por diferentes razones, entre las cuales, podríamos señalar, en función de las realidades sociales actuales de las praxis de la Revolución Bolivariana, como falta de conciencia revolucionaria nacionalista y bolivariana de los sectores sociales populares y campesinos (el discurso del Ideario Bolivariano que dictaba el status quo adeco-copeyano aprobados por las oligarquías tradicionales era alienante hacia las “masas populares”).    

El Interregno entre el fracaso de la guerrilla de los años 60 y los Levantamientos del 27 de febrero del 1989 (Comuna de Caracas) y del 4 de febrero de 1992 (Expresión-explosión Militar-Civil) fueron años representados en dos manifestaciones ideológicas: las felicidades “mayameras” y las “aspiraciones frustradas populares”. Es decir, el desarrollo de las contradicciones de clase y el desarrollo de conciencias, para ambos sectores sociales, en violencias encontradas pero en el marco de una ideología capitalista; ideología que aun está presente en las contradicciones actuales entre las transformaciones del Estado con políticas sociales y socialistas y la ideología capitalista-rentista del sistema capitalista tal como se expresó durante la 4ta República.

En el marco de las ideas expuestas, conociendo los procesos políticos desarrollados desde la “Toma del Poder”, democráticamente, por la Revolución Bolivariana, en sus diferentes expresiones político-partidistas, son conocidas en las realidades de la “nueva Venezuela”. Grosso modo podríamos señalar tres etapas que se han manifestado en el desarrollo de la Revolución Bolivariana: Introducción a la Revolución del 2-F (1999); Expresión fáctica de las Oligarquías criollas (Golpe de Estado denominado como “El Carmonazo”, 11 de abril del 202); y, el periodo post-14-A (2002) al 15-F (2009).

¿Qué significa la nueva etapa de la Revolución Bolivariana? Wikipedia expone que “…el motivo principal de la crisis del Gobierno con la oposición venezolana, en especial con el empresariado, fue un paquete de 49 decretos de Leyes Habilitantes…” En otras palabras, la Revolución Bolivariana, en el Gobierno, decidió dar un paso revolucionario en lo que podríamos denominar como el “desarrollo de las fuerzas productivas” que, evidentemente, iban a tener incidencia directa en las relaciones sociales de producción. Es decir, el Gobierno revolucionario, liderado por Chávez Frías, tomó la decisión de desarrollar las tesis del empoderamiento del “poder popular”. Era lógico que las oligarquías criollas acostumbradas a entregarle al pueblo venezolano las “migajas de pan que caían de la mesa donde se habían celebrado los banquetes del capitalismo” fueran y tenían que reaccionar. Es evidente que preparar un “golpe de estado” no se realiza en la “sobremesa” y la Revolución quedó al descubierto en sus debilidades. ¿Dónde estaban los ideólogos revolucionarios que no detectaron la profundidad de las contradicciones que se estaban desarrollando en el proceso lógico de la Revolución?

En la expresión popular del 15-F (2009), el “poder popular” dio un mandato claro y directo al componente revolucionario con responsabilidades. ¿Pero que significaría esa expresión popular en el marco del desarrollo del proceso revolucionario bolivariano? (Sugerimos ver la entrevista que le realizara José Vicente Rangel en su programa dominical “José Vicente hoy” a la Dra. Marycleen Sterling) En nuestro criterio, la expresión popular del 15-F dejó en claro la existencia de dos bloques de opinión, independientemente, de la verticalidad de uno de ellos (nos referimos a aquellos sectores sociales que apoyaron la opción del “NO”). Lo que queda muy claro es la “toma de conciencia” de las clases sociales que componen el “poder popular”. Los razonamientos, consideramos que la Dra. Sterling los expresó con cristalina claridad. Pero ¿Qué significa esa toma de conciencia versus la expresión de la oposición, de esa variopinta actitud clasista? ¿Qué consecuencias objetivas conllevan esas contradicciones?

Mario Silva, en uno de sus programas nocturnos, se refirió a la “lucha de clases”. Quizás, además, se tendría que tomar en cuenta las diferencias ideológicas entre ambos sectores expresados; por tanto, la pregunta sería ¿Se debe radicalizar la “lucha de clases”? ¿Le interesa a las derechas criollas, como sucedió previo al golpe de estado del 11 de abril del 2002, profundizar en las contradicciones que representaría una radicalización de la “lucha de clases”? ¿Cuál es el objetivo fundamental de la Revolución Bolivariana?

La Revolución Bolivariana actúa en dos frentes: interno y externo; en ese sentido, ¿Qué significan las declaraciones del ministro de la Defensa de la República de Colombia, Juan Manuel Santos, de “…golpear a terroristas que sistemáticamente están atentando contra la población de un país, así estos no se encuentren dentro de su territorio, es un acto de legítima defensa”…esa doctrina es "cada vez más aceptada por la comunidad y el derecho internacional…". El Presidente Rafael Correa ha respondido “…Señor (Juan Manuel) Santos, no se meta con Ecuador, no cometa ese terrible error…"  
 

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Miguel Ángel del Pozo


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