¿Qué es eso? Es igualito
a que Lucker, Porras , Urosa y CIA expresen que ellos aman al pueblo
venezolano y que desean fervientemente que sean “salvados” por Dios
en esas horas finales de la vida Eso es lo que se llama una entelequia.
Más claro un burda mentira, porque aquí en Venezuela todos los habitantes,
de todos los pueblos, conocen quien es el verdadero y quien el falso.
No son posibles más cobas ni miriñaquis
Manuel Rosales anda como loco.
Su rostro denota una clara y evidente desolación en cuanto a su
difícil situación. Llama a pueblo zuliano a que lo acompañe en sus
horas menguadas pidiendo a nivel de alfombra que el soberano se
arrastre con él, rumbo a un precipicio que el mismo cinceló desde
que llegó a la Alcaldía de Maracaibo tiempo atrás. El pueblo zuliano
es alegre, inteligente, bromista, pero también es demócrata y no acompañará
a quien se valió de su confianza para abultar sus arcas con los riales
que es de todos.
La Dama Ciega, se cansó, se
quitó el antifaz con el la cual veía la impunidad y hete pues que
encaminó sus pasos a darle verdadera proyección a su nombre: ¡justicia!
Es lo que se está haciendo contra la corrupción, contra quienes valiéndose
de los cargos que el pueblo les ha dado, toman para si el dinero del
Estado para enriquecerse ilícitamente, ¿Cuántos de estos señores
que habitan al este de Caracas fueron asépticos en el manejo de los
cargos que tuvieron allende el pasado? ¿Cuántos nuevos ricos han tenido
el país venezolano desde 1959? ¡Por qué no decirle al pueblo que
el Pacto de Puntofijo lo que creó fue una inmunda corrupción, una
cruel vagabundería con la cual Manuel Rosales, entre miles de adecos
y copeyanos incluyendo a Ramos Allup y Juan José Caldera, se
hizo de una inmensa fortuna?
Su llegada a la alcaldía
Maracaibo fue el prólogo. Siguiendo el concepto filosófico de aquel
vejete adeco apellidado Gonzalo Barrios quien expresó que “aquí
no hay razón para no robar”, Manuel Rosales se hizo de
diversas “propiedades” que van desde haciendas ganaderas, quintas,
autos de lujos, comercios, propiedades en el exterior y apartamentos,
cuentas bancaria. Su audacia en cuanto a corrupción llegó al límite
de hacerle a sus amigos costosos regalos, joyas, relojes, etc. El pueblo
venezolano vio el video y escuchó su voz hablando con su secretaria
en cuanto a los costos de estos regalos. ¡Cínico! ¿ESE DINERO, MÁS
DE CIEN MILLONES DE BOLÍVARES SALIÓ DE SU BOLSILLO? ¡Sí Luis!
En política hay que andar
con cuidado y no ver la viga en el ojo ajeno antes de revisarse el propio.
Manuel Rosales es un contumaz atacante de la revolución bolivariana.
Adeco al fin se imagina que sólo ellos, los adecos, deben gobernar
a la nación de Simón. Un Antonio Ledezma que odia la palabra BOLIVARIANA.
Es un alumno de Carlos Andrés y su performance de político fracasado
ha embarrialado a personas de la cuales un día alguien pensó
podían ser altos dirigentes de otras tendencias. Manuel Rosales no
es ningún candidato a ser uncido de santos óleos y luego llevado a
alguna cripta religiosa para su eterno descanso. Es un rufián, un corrupto
que al igual que Juan Charrasqueado se creyó el más Pepito de las
flores y no fue así.
La justicia debe seguir sus pasos. La Revolución Bolivariana debe darle al pueblo un sistema judicial donde se castigue, siguiendo el debido proceso, sin clemencia a todos aquellos que se enriquecen a costa de los cargos que se les otorgaron en elecciones libres y democráticas. El gobierno del presidente Hugo Chávez Frías necesita que jueces y abogados, tribunales y policías entiendan que se trata de LA REVOLUCIÓN DEL SIGLO XXI y no la continuación de la IV-R
Revisión a todos los niveles
pide el pueblo. Algunos colados que visten de rojo rojito
andan por ahí en modernas camionetas, comiendo y bebiendo en lujosas
tabernas, apoltronados en aristócratas oficinas, gastando en arreglos
innecesarios, durmiendo la siesta de los que se creen poderosos e inamovibles.
Manuel Rosales tiembla. Sólo lo hace todo aquel que es pillado con las manos en las masas. No puede ocultar los bienes materiales que tiene ni justificar como los adquirió. Le es difícil aceptar su culpa, cuan pusilánime que es. Es tarde, la justicia no seguirá otro rumbo que no sea limpiar de ladrones e inmorales la patria venezolana.