Los cambios revolucionarios, producen angustia en los sectores minoritarios que se sienten desplazados de los escenarios de poder, de los privilegios que han ostentado para su beneficio personal. Las revoluciones se planifican, las crisis sobrevienen de un momento a otro, no son esperadas por los sectores sociales dominantes, tal es el caso de la crisis financiera del capitalismo actual. Las revoluciones producen, trastornos de adaptación en los sectores que se resisten al cambio social. Estos sectores acostumbrados a manejar a su antojo las riquezas nacionales, sufren ansiedades, depresiones, desintegración, se aíslan, sólo conversan entre ellos, no quieren comunicarse con los sectores revolucionarios y si lo hacen es para ofender, menospreciar, burlarse. Pierden la objetividad del análisis entre lo que es real y lo que tratan de imponer como verdad.
Los cambios revolucionarios, son aceptados por las mayorías de una nación, por los sectores y clases sociales que han sido maltratados excluidos, agredidos, humillados en su condición humana por las elites sociales casi siempre burguesas y sus representantes, quienes han perseguido y hasta encarcelado como también asesinado a los líderes populares; estos cambios revolucionarios, son adversados por grupos elitescos que se organizan como RESISTENCIA, BUSCANDO VOLVER AL PODER.
La transformación social, el aumento de la participación del pueblo en el poder, es obstaculizada, por elementos internos al país y externos a éste. La burguesía transnacional, busca instalar de nuevo en el poder, a las burguesías nacionales y locales, para así poder desarrollar sus políticas económicas dentro de los territorios, países y pueblos en revolución. Así se realizan acciones de bloqueo, golpes, intentos de magnicidio, saboteos, operaciones psicológicas, intentos de separatismo y división territorial de Estados.
La crisis financiera internacional, origina la desintegración y las luchas de los diversos grupos económicos y burguesías transnacionales, no tienen respuesta a los fracasos de sus modelos teóricos, conceptuales, sus esquemas referenciales, han sido rotos, no tienen explicación alguna al fracaso de su modelo neoliberal. Debemos diferenciar claramente, la crisis financiera internacional, del avance en los procesos de cambio, transformación y revolución, que se están produciendo en la América del Sur y el Caribe.
La crisis financiera, económica y moral del capitalismo, puede servir de ejemplo al mundo sobre lo que no debe seguir haciéndose, con los recursos naturales, económicos y financieros, pero sobre todo los recursos humanos, científicos y técnicos. Lo inmoral hoy es que se sacrifican a millones de seres humanos, empobrecidos dentro de los países desarrollados, y en el mundo, para salvar a los malos administradores, gerentes, dueños, accionistas de las empresas y bancos quebrados. Hoy podemos afirmar que el imperialismo no puede fundamentar ningún éxito, logro o beneficio social, fracasaron sus principios del libre mercado están equivocados en su estilo de vida consumista-enfermiza, sufren una neurosis colectiva. Las clases dominantes sufren hoy de una patología colectiva, se angustian porque su discurso no encuentra eco, en los escenarios de las grandes mayorías poblacionales. La crisis financiera desintegra y debilita el discurso de las burguesías nacionales y transnacionales.
La guerra psicológica en contra de los procesos revolucionarios, pretende reforzar la ansiedad, de los sectores de poder burgués y la falsa conciencia existente en sectores de clase media* y sectores populares permeables, quienes tienen dos opciones 1).- Defender los intereses burgueses sin que este grupo socio-económico (clase media) pertenezca plenamente a la burguesía nacional ni mucho menos a la transnacional, o 2).- La opción de defender su propios orígenes e identidad, ubicarse con los sectores nacionalistas, revolucionarios, de cambio, adquiriendo el compromiso social-ético-político.
Las revoluciones fortalecen los niveles de conciencia, el análisis dialéctico, la educación, la cultura, la ciencia y la tecnología humanista, ecológica, no sujeta al mercado, las revoluciones colocan la mercancía al servicio del ser humano y no el ser humano al servicio de la mercancía.
La revolución debe desarrollar el pensamiento de los bienes para la vida, objetos útiles para la vida, no objetos inútiles, objetos suntuarios, superfluos, objetos con valor de uso y no por el valor de cambio. VANIDAD DE VANIDADES, TODO ES VANIDAD, DIJO EL PROFETA, esto debilita la guerra psicológica. la revolucion debe fortalecer a la clase trabajadora, acelerar sus niveles de conciencia, su protagonismo, para que no sea manipulada por los oportunistas y reformistas.
El dilema hoy es revolución o crisis permanente para la humanidad, originada en los esquemas del capitalismo, el neoliberalismo y el mercado.
Utilizamos el termino clase media en el entendido que no es una categoría científica marxista.