La otra historia

Estamos transitando por un cambio de época, por lo tanto, también es necesario tomar decisiones que apunten a la transformación de los códigos que por siglos, la clase dominante ha impuesto como verdades casi absolutas.

Es decir, hoy más que nunca estamos en el sagrado deber de romper amarras, dejar a tras esquemas falsificados y vendidos como ciertos por quienes se apropiaron de las luchas victoriosas de los pueblos y de aquellos líderes que dieron sus vidas por la patria que soñaron.

En otras palabras, el esquema histórico, tal como está concebido en los actuales momentos, por ser contrario al interés colectivo de las mayorías, en razón a que justifica lo injustificable, con sus diseño ideológicos alienantes que van dirigidos al subconsciente del oprimido, a quien desde la escuela y los medios de comunicación, bombardean con contenidos diseñados de forma calculada por el opresor, para que el sujeto obediente asuma como verdad las historias que “los vencedores han escrito a sus mejor conveniencia”.

Ellos victoriosos, dueños y señores del espacio geográfico y humano, mientras que el pueblo, la gran mayoría, siguen siendo vistos o concebidos como súbditos, sujetos pasivos que deben aceptar la superioridad de la clase dominante; su formula es:-El soberano abajo y ellos, los oligarcas en la cúspide, una pirámide injusta desde todo punto, donde unos pocos concentra la riqueza y el poder, mientras que las grandes mayorías explotadas y empobrecidas deben acatar y someterse a los designios de los autoproclamados:-“Amos del valle”.

Este 19 de abril, en medio de la dinámica de los nuevos tiempos, permite disertar, contar o hablar de la verdadera historia, la historia que nunca nos contaron, la historia que nos negaron, mejor dicho: la otra historia.

Primero que nada, insistir en la importancia de entender, que no fuimos descubiertos, lo que existe, como es obvio, no se descubre, e igualmente nuestros originarios, no pueden seguir siendo llamados indios, porque no lo fueron, no lo son, o más que ello no lo somos, ya que ese nombre tuvo su origen, por equivocación del invasor navegante, quien creyó haber atracado con sus tres carabelas en Las Indias Orientales, y no en este continente que tenía su propio nombre en legua maya: AbyaYala, dado por sus habitantes y dueños absolutos de lo que el ocupante invasor, consideró:-“El Paraíso Terrenal”

Ciertamente, es una actitud extraña, seguir honrando a quienes vinieron con sus huestes a invadirnos, ocuparnos, saquearnos y más que eso a exterminarnos, como lo hicieron aquellos que por equivocación, divisaron el 12 de Octubre de 1492, la Isla de Guanahaní (San Salvador).

Desgraciadamente esa ha sido la historia que nos impusieron, y con élla, nos marcaron a la obediencia del sometido, que conlleva al mismo tiempo: honrar y admirar al aniquilador de millones de aborígenes, al ocupante saqueador de la cultura y creencias autóctonas de los invadidos.

Es como si los Iraquíes, invadidos y ocupados brutalmente por el imperio estadounidense, comenzaran a instalar en sus plazas públicas estatuas del criminal W Bush y que el infausto día en que las tropas invasoras tomaron por asalto La antigua Babilonia, madre mayor de la cultura de la humanidad, declararan día de la independencia de esa nación. Eso no tendría sentido, en mi humilde criterio.

Pues bien, el 19 de Abril de 1810, no se originó exactamente ese jueves santos, sino que desde el mismo momento en que el invasor tomó las primeras playas en nombre de un Dios y unos reyes, ajenos ambos, en cuanto a las creencias y a su legítimos jefes o Caciques; el aborigen asumió como acto de dignidad, la resistencia contra el ocupante y sus acciones, como método de lucha su perseverante resistencia, que con el trascurrir de siglos fue dando sus frutos en momentos heroicos que fueron quedando en fecha que retrotraemos a escenario como éste, en un día como hoy.

Por eso traigo a colación, un texto que me cautivo en mis años de estudiantes de bachillerato, que leí por primera vez en la trama de la novela venezolana “Oficina Nº Uno”, del escritor Miguel Otero Silva; referido al coraje y valentía del más genuino y digno representante de los dueños absolutos, del espacio geográfico que escribano y cronistas de las llamadas Indias bautizaron como nuevo continente: Cito:-“ A media noche, cuando Guaicaipuro estaba durmiendo, le asaltaron la choza ochenta hombres armados al mando de Francisco Infante. El Cacique y sus veinte aborígenes se defendieron a flecha limpia y mantuvieron a raya a sus enemigos durante horas enteras.

Fue entonces cuando los españoles incendiaron las chozas y Guaicaipuro, prefirió salir a morir peleando, que perecer entre las llamas; arremetiendo contra los sitiadores como tigre acosado, con los puños, con los dientes, con los pies, con la espada que le había arrebatado a Juan Rodríguez.

Llegó un momento en que revolcó en el suelo a tres de sus adversarios, en que tumbó bañado de sangre al soldado Juan de Gámez, en que parecía iba lograr escapar; pero eran ochenta hombres, contra un puñado de aborígenes, veinte hombres españoles armados con dagas y espadas contra un solo hombre desnudo (…) Por último Guaicaipuro cayó muerto chorreando sangre por sus sesenta heridas, entonces los aborígenes perdieron a su jefe más valiente.

Pero han pasado más de cuatro siglos, y los venezolanos, repetimos su nombre con veneración y lo invocamos como bandera contra toda dominación extranjera sobre nuestro país”.-

Que hermosura, con que dignidad honró su vida y la de su tropa aquel líder aborigen, no importó el fuego, el asedio y ataque de los perros, ni el número de adversarios, de su cuerpo escapó su vida y la de los suyos, pero dejó sembrado su rebeldía, su coraje y dignidad, que con el trascurrir de los tiempo, otros hombres, otros pueblos han asumido.

Así podríamos hablar aquí sobre los antecedentes del 19 de abril, no sé cuánto tiempo, para contar las rebeliones de innumerables etnias que en su resistencia diaria, muchas de éllas, fueron exterminadas por el genocida ocupante; o de movimientos de esclavos cimarrones e incluso de blancos nacidos en España o mantuanos que en alianza con negros u aborígenes realizaron conspiraciones, gestos o acciones que mantuvieron encendido el anhelo y espíritu de los pueblos de ser libres de toda sumisión.

El 19 de abril de 1810, no llegó por obra y gracia, acontecimientos en la Europa, como la Revolución Francesas, la declaración de los derechos del hombre, la invasión napoleónica a la península ibérica, es decir al territorio del Reino Español, independencia de los Estados de la Unión, en el norte del continente; la decadencia de la España Imperial, en el campo militar, en lo político, económico e incluso en lo moral, todo esos factores o realidades innegables, así como la perseverancia y deseos manifiestos de los pueblos del nuevo continente, abrió la brecha que por tantos siglos, los americanos que vivían desde la tierra de los Azteca hasta la Patagonia, fueron proclamando como por efecto dómino: Libertad, independencia y autodeterminación de los pueblos y naciones.

Incluso por estas tierras Tachirenses, el Movimientos Comunero de los años 1779-1781, con Matías Márquez, primero o Juan José García de Hevia después, quienes liderizaron el descontento generado por las políticas impositivas del Intendente José Abalos. De allí el grito de los insurgentes comuneros:-“Viva El Rey, Abajo el mal Gobierno” y su bandera roji-negro, que los llevó hasta la raya de Timotes, allá en los confines de la provincia de Mérida, límites con Trujillo, donde se dispersaron al tener noticias, que desde Caracas, el Marqués del Toro, jefe militar de La Corona, venía a confrontarles.

En 1808, los grandes cacos, es decir, la oligarquía criolla estaba informada en detalle de todo cuanto sucedía en la Península Española, ocupada por las tropas y gobernantes napoleónicos, de allí las reuniones secretas y en algunos casos del conocimiento de la Capitanía General de Venezuela.

¿Qué se discutía en aquellos círculos y circunstancias, donde El Rey, al que proclamaban obediciencia, lo había echado de su trono, y en su lugar, el invasor había impuesto autoridades francesas?

De allí la idea de crear, o constituir una junta, similar a la que en España habían constituido los seguidores del Rey Fernando VII; mientras otros más osados, consideraban que había llegado el momento, de tomar las riendas de estas regiones, por los propios americanos.

Claro está que en ese ambiente de efervescencia revolucionaria no participó el pueblo llano, solo las elites, los hacendados, los grandes cacaos, e intelectuales de la Caracas colonial, además de la notoria ausencia de connotados personajes de la vida económica y política de aquellos días, el ala radical, a quienes les había abierto sendos expedientes, por delitos de conspiración. Pesaba sobre éstos, arrestos domiciliarios como el caso del Joven Simón Bolívar, quien estaba confinado en su hacienda de San Mateo de Aragua.



Lo que sigue, especie de obra de teatro, guión que nos enseñaron desde primaria hasta la universidad, donde el Jueves Santo (19 de Abril de 1810), un grupo de criollos y mantuanos, invitaron a Cabildo al Capitán General Emparan, y ante su negativa, Vicente Salías y otros, le tomaron del brazo, obligándole a dirigirse al ayuntamiento donde los ediles había convocado a sesión y desde donde el representante del Rey, se asomó al balcón y preguntó a la gente reunida frente a la casa de gobierno municipal, si querían o deseaban que él, siguiera al mando de la autoridad de La Capitanía General de Venezuela, y donde al mismo tiempo el clérigo Chileno Madariaga, detrás de éste, hizo señal negativa, a lo que, los interrogados respondieron con un:-“ rotundo No”. Así dice la historia de los vencedores, que el representante de la corona, igualmente expresó en voz alta:-“Pues si no quieren mi autoridad, yo tampoco quiero mando”



Lo cierto es que el 19 de abril de 1810, la oligarquía caraqueña, concretó lo que en sociología política se conoce como “Perfecto Golpe de Estado”, al desconocer, al representante del Rey, y en su lugar “la aristocracia municipal”, terminó autoproclamándose autoridad defensora de los derechos de Fernando VII; bajo el argumento de “Vacío de Poder” y sobre la marcha de los acontecimientos, el mantuanaje, canceló sueldos y prestaciones al señor Emparan y sus empleados, embarcándole en una nave que en esos días salió hacia los Estado Unidos.



Quizás desde entonces, hasta 1999, esa oligarquía, claro está con algunos maquillajes y agregados de migrantes europeos y anglosajones Yankees de finales y principio de los siglos XIX y XX, clase dominante que se apropió de las riendas del país, ya que cada vez que en el horizonte aparecía un rayito de esperanza de redención para las grandes mayorías empobrecidas, “los amos de Venezuela” se salieron con las suyas; desterraron a Bolívar, a Ezequiel Zamora le asesinaron, a Cipriano Castro, le tumbaron y desterraron; y tan solo hace 7 años, todo ese andamiaje de la clase burguesa Venezolana en alianza con el garrote y dólar de La Casa Blanca, propinaron un “clásico Golpe de Estado”, es decir, tumbaron y secuestraron durante 47 horas a un mandatario, que su único delito es haber roto el prototipo del origen social del resto de Presidentes de la vida Republicana; la oligarquía no acepta, ni perdona su mezcla de indio, con blanco y negro; sambo al fin como es, y menos aún que haya resultado nacionalista y revolucionario; la burguesía rentista que en todo un siglo había gozado del recurso petrolero de forma parasitaria, dormía tranquila y sin nervios, creyendo que atrás en los recuerdos históricos de pre-independencia, habían quedado las intentonas del cimarrón Manuelote y de José Leonardo Chirinos, osados rebeldes de piel morena, que legaron para la posteridad sentimientos libertarios; razón por la que tal vez, los mantuanos pity-Yankees del 11, 12 de abril de 2002, menospreciaron a los de abajo que vive en cerros y barriadas, espacios geográficos donde moran seres humanos humildes y sinceros, de allí saltó el espíritu de rebeldía de colectivos sociales, al entender, que es solo ahora, después de casi 200 años, que el pueblo ha llegado por primera vez, de verdad a esa especie de toma de la Bastilla, que significa a su entender, asumir y ejercer actos de poder.



El 19 de abril de 1810, no contó con pueblo, en cambio el día 13 de abril de 2002; es reacción revolucionaria contra la felonía cometida por los vendedores de la patria, que en medio de su borrachera de poder, se quedaron en íngrima soledad, huyendo, temerosos de las voces de todo un pueblo.



A muchos de los “Emparan” de estos tiempos, no hubo necesidad de cancelarles prestaciones, ni embarcarlos hacía el norte, ellos mismo se fueron huyendo, al sur, al centro y al norte, por allá andan, mientras aquí en esta patria liberada, la justicia les espera, para que paguen por la masacre que hicieron contra los hijos del pueblo, al que vilmente asesinaron, para justificar “el golpe perfecto”, que consumaron.



Como podemos concluir, la rueda de la historia no deja de moverse y no tan solo en cuanto a la historia universal o nacional; sino la pequeña historia de





nuestras comarcas, esa bella historia local, que en muchas de las oportunidades ha sido opacada, escondida, no se sabe por qué razón; historia hermosísima de los pueblos, que ahora más que nunca, tenemos urgencia de rescatar, volver sobre élla, para que las generaciones presentes y futuras, puedan contar con una concepción lo más cercana a la verdad, de lo que significa el sentimiento de patria, por la que hay que seguir luchando ahora, mañana y siempre.

No vaya a ser, que así como hubo tiempos en que se habló de la “Generación boba”, se corra el riego que llegue la época en que se escriba y se hable de una tal “generación sin memoria de patria”.



Finalmente, ojala y todos los santos días, se transformen en 19 de abril, para que las voces de mucha gente se convierta en palabras que hablen de la otra historia, esa que desde siempre han protagonizado los pueblos sabios y valientes de todos los tiempos.

……………

(*) Luchador Social


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Macario Sandoval (*)

Equipo PSUV-Táchira.

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