Por allí he estado observando algunas críticas en cuanto a si el Comandante Chávez debía o no tratar o maltratar a Barack Obama en la reciente cumbre de las Américas. Incluso, algunos cuestionaron abiertamente el “comportamiento” del Presidente, afirmando que “le estaba dando excesiva publicidad al presidente norteamericano”. Aparentemente, algunas radicalidades efervescentes apuntaban al ataque directo como norma, pues suponen que Obama sale ganando ante la amistosa actitud de Hugo Chávez… ¡La pasión puede convertirse en necedad!
Yo creo (he aquí la manía de opinar desde el estómago), que seguimos subestimando la grandísima capacidad estratégica del Comandante y su olfato oportuno ante situaciones de alto riesgo especulativo. Hago esta afirmación más visceral que racional, porque no es la primera vez que veo a intelectuales y eruditos revolucionarios pisándose una bola con los resultados posteriores a sus, más que opiniones, críticas del cómo debe conducirse el Comandante ante situaciones de este tipo.
Partamos de la reciente Cumbre del ALBA y veamos sus resultados. El ALBA hace unos años, partió de un sueño de Fidel y Chávez; justo cuando el ALCA tenía en la mira a varios países latinoamericanos. Si a Fidel ya lo tenían cuestionado, a Chávez lo tildaban de loco y no sé cuantas vainas más. Hoy, tenemos a un ALBA fortalecida ante una crisis capitalista que se llevó en los cachos a quienes firmaron ese acuerdo. Incluso, con crisis internas –caso México-, muchísimo más graves que van aunadas al del narcotráfico y lo económico.
En la cumbre del ALBA, se firmó unánimemente el rechazo al bloqueo a Cuba, que pasó a ser materia vital en la Cumbre de las Américas, para un Obama que se vio íngrimo y solo, casi marketing, casi “modelo ejemplar” de la nueva Norteamérica, cuando era tan notable la bombona de oxígeno que arrastraba por los pasillos de la cumbre… Honestamente, dio pena ajena. No obstante, la radicalidad exige como en otrora el circo romano, la cabeza de un tal Barack Obama.
El muerto no es el producto
Hay una muy marcada diferencia entre un líder y el producto de una campaña publicitaria. Las crisis no se resuelven con pañitos de agua tibia y, mucho menos, con discursos bonitos. La tremenda crisis que hoy resquebraja al imperialismo, está despertando al pueblo norteamericano. Una vaina era ver el patriotismo cómodamente sentados desde la sala de un hogar típico de la clase media norteamericana y otra es verlo desde unas carpas, cuando se han perdido las viviendas, se han perdido los empleos y se le arrebata al latino o al afro-norteamericano, aquellos puestos de trabajo que despreciaban. El “american way of life” se fue al carajo y, conste, que la tierra prometida nunca fue tan prometida y ahora la presienten, la sienten y la sufren, mientras las transnacionales pujan por seguir ganando sin importar quienes caigan en la vorágine capitalista.
Obama podrá tener un buen discurso, ¡perdón!, un discurso metafísico. Pero, el hambre arrecia, las situaciones están cambiando de manera acelerada y el imperio está cayendo por su propio peso. En consecuencia, si el discurso no va acompañado de soluciones reales, al pueblo norteamericano le va a importar muy poco si Obama es el primer presidente negro, si es un avance social importante (según la percepción cinematográfica que los acompaña), etcétera, etcétera y más etcéteras… Esto sin contar la luna de miel de los medios de comunicación gringos que hasta alaban al perro nuevo que habita en la Casa Blanca con la familia Obama… Eso es ¡Mierda!
Obama es un producto, como fue producto Gutiérrez en Ecuador durante un ratico y Alan García en el Perú que no lo quiere nadie. Los muertos no son ellos. Los muertos están cagados haciendo piruetas para enamorar a un pueblo que se está dando coñazos con la crisis.
Cuando, por favor, habíamos visto a un Presidente de los EEUU, dando vueltas sin saber qué hacer en una cumbre de las Américas, si llegaban mandando, extorsionando, chantajeando y obligando a los satélites de su patio trasero a pronunciarse en contra de Cuba y aceptar las imposiciones imperiales. Allí estaba Barack Obama, cual modelo de pasarela, tratando de mostrarnos lo de pinga que es tener a un negro en la Casa Blanca, mientras en el Bronx o en Harlem la miseria arropa la dignidad del pueblo afro-norteamericano.
Y llego el Comandante…
Vean ustedes que llega el Comandante, sonrisa en mano (jodiéndole la vida a Globovision), y lo saluda y le habla en perfecto inglés de Sabaneta y el negro Obama encantado con ese carajo que le han dicho es el diablo, pero que es encantador, “good people”, y le regala un libro de Galeano (Ve tu a saber quién es ese Galeano, porque Obama es adicto a Selecciones del Reader’s Digest), nada más y nada menos que “Las venas abiertas de América Latina” y termina aguantando –él, Obama-, un chaparrón de los periodistas que están arrechísimos porque saludó a ese deslenguado Chávez… ¡Qué Bolas! Y, para rematar, a Hillary Clinton, la terminaron interpelando en el congreso norteamericano, porque también tuvo la osadía de hablarle a ese carajo…
¿Quién ganó en este escarceo? Chávez no tiene nada que perder y, ¡Sí!, mucho que ganar. Les dio en la torre, los masacró y no se dieron cuenta. Chávez demostró ser un ESTADISTA, camaradas. Porque lo que aquí se pregona, se hace o nos empeñamos en hacerlo. Chávez es PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA… y ordena y manda y trata de romper con las estructuras de la burguesía y trata de señalar el camino hacia el socialismo y nos pone a debatir y nos pone a organizarnos y nos obliga a pensar con el cerebro y no con las propagandas de champú o hamburguesas o sueños de una casta de banqueros que se enriquecen mientras están conspirando.
Aclárenme ustedes si Obama puede hacer lo que Chávez ha hecho o si puede tener la libertad de, por lo menos, decirles lambucios a quienes tienen el poder real en gringolandia.
Conclusión…
Hoy salió una revista
con una foto de Obama en traje de baño. Eso para que Carla Angola y
Roland Carreño suspiren u ovulen viendo el cuerpo atlético de Obama.
Pero, una vaina si es cierta, Obama es la moda que pasa, se agota y
luego pondrán a Orlando Urdaneta de presidente en Miami.