La norma vigente, último parágrafo del art. 293, establece que los órganos del Poder Electoral garantizarán "...la representación proporcional", no de las minorías como se ha repetido, sino de las mayorías y de las minorías, es decir, que unas y otras estén representadas proporcionalmente en los cuerpos deliberantes. El que sea más grande y tenga más votos, tendrá mayor representación, y por consiguiente, las fuerzas minoritarias con menos número de votos ganarán una representación proporcional.
Si fuerzas mayoritarias obtienen 50% y otra 40% de los votos, tendrán una proporción semejante de parlamentarios, diputados regionales o concejales, y si aparecen fuerzas minoritarias con 4% y 3%, su representación debe ser reflejo de esa votación, y como habrá fuerzas más pequeñas aún que recibirán menos de 2%, seguramente no tendrán los votos suficientes para alcanzar diputaciones en un estado ni concejales.
Así ha sido siempre, desde 1946, cuando se eligió la Asamblea Nacional Constituyente y se aplicó ese principio. La Constitución de 1947 (art. 83) lo contempla por primera vez: "La ley reglamentará el principio de la representación proporcional de las minorías...", que se conserva en la Constitución de 1961. Sería interesante recordar el debate que hubo en la Asamblea Constituyente de 1999 cuando se propuso eliminar "de las minorías"; parece lógico suponer que pensaron que al garantizar la "representación proporcional" se estaba incluyendo a las minorías, que eran las que realmente necesitaban esas garantías.
El problema se plantea porque el proyecto de ley reduce a dos o tres diputados, legisladores o concejales elegibles por listas, según el número a ser electos sea menor de nueve o mayor de diez, donde se aplicaría ese método. ¿Por qué ese número tan bajo? Evidentemente, reduce las posibilidades de que sean electos más postulados en listas de los partidos minoritarios, limitadas al mínimo sus posibilidades de ser votados nominalmente porque, además, los diputados nominales electos de las mayorías no se restan a los de listas.
Esta propuesta en la ley ha tenido dos desacuerdos. En primer término, de los partidos opositores, lo que hace suponer dos cosas: o bien, se presentarán divididos y cada uno serán minoría, o que se consideran siempre minorías, no una de las fuerzas mayoritarias, con reales posibilidades de ganar.
Otros en desacuerdo con esa fórmula son el PPT y el PCV.
Advierten que solicitarán un referendo abrogatorio, lo que me hace pensar que olvidan las condiciones para que sea válido: 40% de los electores inscritos, ¡unos siete millones! Supongo que la Asamblea Nacional, como lo ha hecho con otras leyes, llevará este caso al "parlamentarismo de calle" a fin de recabar opiniones de los ciudadanos. Podría acompañar esa consulta con alguna encuesta, todo lo cual, junto con los debates en los medios y en otros escenarios, les permitirá evaluar mejor esa propuesta a la hora de discutirla en sus plenarias.
Cuba en la OEA
Como era de suponer, Cuba está otra vez en el centro de las tensiones de la OEA. Se enfrentan posiciones contrapuestas sobre el proyecto de resolución que debe aprobar su Asamblea General en San Pedro Sula.
Los 34 países miembros están divididos. Unos, entre los cuales está Venezuela, son partidarios de una resolución autocrítica que sea un desagravio a Cuba por haberla suspendido en 1962 del sistema interamericano; otros, donde está Colombia, propician que se abran las puertas para el reingreso cubano, posición endurecida por EEUU, que le añade que debe condicionarse esa reincorporación. No fue posible el acuerdo. Seguramente así llegarán hoy a Honduras.
No es esta la primera vez que Cuba está en el epicentro de una crisis de la OEA. En abril de 1972 se propuso normalizar las relaciones con Cuba, que cada país decidiera sobre sus relaciones políticas y económicas; la OEA lo rechazó 13 votos a 7, con las abstenciones de Argentina, Venezuela y Barbados. Diez países no se alinearon detrás de EEUU. Era un cambio en relación al 64.
En Costa Rica, en 1975, fue posible anular las sanciones políticas y económicas con 16 votos, 3 en contra y dos abstenciones. EEUU fue derrotado.
Los países quedaron en libertad de establecer relaciones con La Habana.
En los años más recientes ha habido momentos de tensión donde no ha estado Cuba, como cuando Brasil presentó el informe sobre el referendo de 2004 y EEUU y El Salvador se opusieron pero debieron someterse a la mayoría; años más tarde, en Fort Lauderdale, por primera vez un proyecto de declaración del Estado sede debió ser modificado sustancialmente.
Todo hace suponer que la asamblea de Honduras será de tensiones por el enfrentamientos entre dos posiciones. Una de las incógnitas está en los países angloparlantes. ¿Qué hará el grupo que los une: Caricom? Si votan unidos, inclinarán la balanza. Posiblemente estarán al lado de Venezuela y de Cuba.
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