No puede ser, no puede ser, si a Chávez lo recibieron así en Venecia como un rey, porqué a mí no –se dijo Zuloaga- que soy uno de los dueños del canal más mentiroso y perturbador de todas las Américas con los amerindios inclusive que no sé si todavía existen y, como él tiene como director y productor a un tal Oliver Stone que a decir de Petkoff es un cretino, yo también me llevo a Alberto Federico mi director cretino del canal para que luzca la cabeza de burro lituano en la alfombra roja, animal que maté por los años sesenta en temporada febril y, sin pensarlo dos veces alquiló un avión de VTV y se fue con todo el personal más importante de Globoterror y su colección de trofeos de caza al Festival de Cine de Venecia a competir con el presidente Chávez y su película al Sur de la Frontera.
Las primeras en desfilar con pasos resquebrajados por la alfombra roja del anfiteatro con una cabeza de loba machorra de Senegal cada una,fueron, las tres de tres menos tres para las nueve y pico, con impresionante dramatismo sigiloso Alba Cecilia siempre paradisíaca con un peinado de cotúa light, más atrás sonrisa al aire Ana Karina con tres moños pintados abajos, deslumbrante, y perseguida por María Elena con un desliz de canas que la hacen estrella de esmeralda para el público presente y, en lobadas siguieron felices venenosas y, a unos pasos de ella con sus lentes chamuscados por el sol y su cabeza de camaleón foráneo de Australia el matador inclemente don Guillermo Zuloaga resguardado bien de cerca por 24 Machitos Toyota cada uno menos uno llevando en el techo un pescuezo de tigre danés avalado de pintas negras sin contar y, en el último nada menos que ,Nitu Pérez Osuna radiante agarrada a la cabeza de un antílope con su cabeza de jirafa africana e inmediatamente el cretino con su cabeza de burro lituano, maquillado a lo Federico Ravell, con un traje de avestruz salpicado de moscones de Guinea Ecuatorial siempre ágil en su desplazamiento como la sensación buscando las cámaras con su musiquita socarrona para pelos y, como no queriendo aparentar como lo que es el Matacuras con una cabeza de chimpancé congoleño, bien apretujado en su vaivén indeciso sumamente opacado por la marcha del cretino que se lo comió el público desordenado y, siempre atrás el internacionalista Julio César Pineda, lerdo sin esperanza de cambio, llevando una cabeza de rinoceronte zimbagüés como si estuviera en el estudio de su tracalería pensativo con gritos al instante de las marchas oposicionista y, como el que no quiere la cosa afanosos pervertidos hasta la terquedad, las tres estrellas de Buenas Noches, disfrazados a su manera con la vergüenza ausente. Primero Kiko con una cabeza de mono sahuí boliviano con ojos azules, separado por metros de Roland Carreño semi encogido en su pensamiento babeado de sueño con una cabeza de mono marikiná gritón de Honduras y, casi a su alcance la fenomenal intempestiva amiga de Mario Silva, la única: Carla Angola desfigurada con su cabeza de mona capuchina del Paraguay y bien atrás trotando y sudando el locomotor de las noticias nada creíbles Pedro Luís Flores con una cabeza bien hermosa de cien pies de Bobure, rellena de maleza del estudio de su formación que fue cazada por Guillermo Zuloaga cuando tenía 15 años y, recién comenzaba a recorrer sabanas y selvas en busca de animales salvajes hasta llegar a Globoterror.
El desfile fue despampanante hasta bien avanzada la tarde y, el corrillo de voces alrededor de los venezolanos de la comunicación privada era globoterrorífico como para coger palco solo en el Festival de Cine de Venecia en la presentación de la película de Guillermo Zuloaga: “Cace hoy y deje para mañana sus trofeos a los empleados” que, animales es lo más que hay en los bosques de la fraternidad para cañones de todo calibre.
Se informó en un escueto mural de antojo que Zuloaga se quejó ante la audiencia del Festival del mal gusto por la alfombra roja que, a su entender el color debió ser amarillo rencor.
Como se nos fue el audio no sabemos ni podemos informarles que más paso allí. Por lo que seguiremos esperando por el veredicto.