Rafael Cadenas acaba de ganar el Premio de Literatura en Lenguas Romances otorgado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Ese premio se llamaba antes Juan Rulfo. El recordado poeta Eugenio Montejo se ganó el Premio Internacional Octavio Paz de Poesía y Ensayo en 2004. Otros se han ganado el Premio Casa de las Américas, incluso dos veces un mismo autor. No son los únicos. No enumero más para no hacer tediosa la gloria. Solo te invito a celebrarla con ellos.
Hay literatura en Venezuela. Cada día más y mejor. Y hay también cada día más lectores, un millón y medio de ellos nuevos. No por silenciosa, la lectura es el mejor premio para un autor.
Ya no podemos decir que nuestra única gloria contemporánea fue el triunfo del béisbol venezolano en Cuba en 1941. La Vinotinto está a punto de ingresar al Mundial. Y para los que celebran y confían en esas cosas (yo no), una venezolana entregó el Miss Universo a otra venezolana.
Un país se va construyendo mediante pasos así. Claude Lévi-Strauss ha dicho que una ciudad es el producto de una miríada de pequeñas decisiones, acumuladas durante siglos. Alguien pinta una pared de cierto color, aquella pone una moldura, quien tumba una tapia, cualquiera repara un friso, mi bisabuela Socorro Mujica sembró una palmera en La Glorieta en Valencia. Me han dicho que todavía está.
El poeta Cadenas dijo una vez que “a la poesía se le sirve, cuando hay suerte” (El Nacional, 24/9/1985). Porque también dijo que la poesía te visita hoy, tal vez mañana, pero quizá se ausente por mucho tiempo y puede pasar que para siempre. Hay poetas que cuando escriben sienten que les dictan...
Una vez le preguntaron a Carlos Fuentes si esperaba el Nobel. Respondió: “Me lo gané cuando se lo ganó García Márquez”. Porque cuando premian a un autor laurean también a sus lectores. La obra solo se completa cuando es reconocida por un lector. Se ha discutido mucho si una rama que cae en el bosque y nadie la oye, de verdad cayó. No sé, pero sí sé que un libro que deja de ser leído se va desvaneciendo hasta extinguirse, deshojándose. De todos modos los libros esperan, dice Gustavo Pereira.
Invito, pues, a leer y releer a Cadenas para que junto con él nos merezcamos ese premio.
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