La Política Exterior de la Revolución Bolivariana es Política de Estado además de revolucionaria siendo fundamental tener, permanentemente, presente su carácter revolucionario para cualquier análisis que se realice. La lógica oposición a lo establecido como Política de Estado por parte de las derechas criollas se sustenta en dos factores a considerar: el primero sería la evidente oposición a cualquier propuesta en Política que se diseñe y ejecute por parte del Estado venezolano, del Gobierno Bolivariano y por las instituciones del Estado venezolano en permanente revolución mas cuando esa propuesta considera, en sí misma, los paradigmas para la Política Exterior como uno de los pilares fundamentales de la Revolución Bolivariana. En este campo de propuestas estatales y revolucionarias se incluirían la Política Petrolera, la Política Militar y la Política Humanista todas ellas sustentadas en las tesis del “socialismo del siglo XXI”, en evolución y perfectibilidad.
En el segundo factor tendríamos las contradicciones existentes y de lógica demostración entre lo que podríamos considerar como la Política Exterior de la Cuarta República sustentada en los obligados paradigmas del sistema capitalista neoliberal adendum las bases en las que se sustentan las tesis de la Dependencia y las de la Globalización según los esquemas neoliberales para la Globalización versus lo profundo significativo de la Política Exterior como Política de Estado de la Revolución Socialista y Humanista de la Revolución Bolivariana bajo propuestas socio-económicas que entran en profunda contradicción con aquellas tesis de la Dependencia y con el modelo neoliberal de la economía globalizada imperante en el último cuarto de siglo de la 4ta República.
La Política Exterior Bolivariana y Revolucionaria es un diseño estatal sobre las bases de las realidades históricas, geográficas, económicas, sociales, ideológicas y educativas; es decir, la Política Exterior de la Revolución Bolivariana está en permanente diálogo dialéctico tanto con las políticas de Estado que afectan la estructura como las que inciden en la superestructura del sistema socialista en “pleno desarrollo”. Ese diseño es perfectible sobre la praxis de su implementación pero en ningún caso puede estar sujeto a los vaivenes de influencias externas que, sin negar su importancia, no pueden ni deben regir, rediseñar los fundamentos en los objetivos que se buscan alcanzar con la Política de Estado establecida. La pregunta que cabría sería ¿Cómo se incorporan en el diseño global (estructuras) de la Política Exterior Bolivariana los factores externos que, permanentemente, inciden por el cotidiano quehacer de las políticas ejecutadas en el plano internacional por aquellos factores externos que, en oportunidades, son factores de carácter negativo y contradictorio a los contenidos de la Política Exterior en el marco de la Política de Estado de la Revolución Bolivariana para Venezuela? Nos referimos concretamente a los decires provenientes de la Casa Blanca a través del Departamento de Estado del Gobierno de los EEUU de América y los mensajes mandados por intermedio de sus acólitos cuasi-feudales (siervos de gleba: “…El siervo de la gleba era un servidor que no tenía el derecho de salir de su campo, del lugar donde trabajaba…”) de ciertos gobiernos y/o Internacionales Ideológicas a través de sus partidos políticos miembros.
El Gobierno Bolivariano ejecuta su Política Exterior en base al diseño de su Política de Estado y punto. Una palpable prueba fáctica de esa aseveración es la reciente gira realizada por el Presidente Hugo Rafael Chávez Frías por diferentes países extensamente referida por la prensa internacional con ese particular “touché” con su paseo por la “alfombra roja” y la sorpresiva visita a “la librería madrileña”. En ese marco de ideas, la oposición criolla e internacional ha respondido con los “lugares comunes” esperados. Han descalificado la gira refiriendo en calificativos negativos e irrespetuosos a Gobiernos de países visitados por el Presidente Chávez Frías. Han propuesto matrices de opinión sobre el tema del desarrollo nuclear para fines pacíficos que el Gobierno Bolivariano ha decidido comenzar a discutir. Han calificado negativamente la renovación del parque militar en modernización para la consolidación de la Política de Seguridad y Defensa de la República Bolivariana de Venezuela. Han desconocido los acuerdos en materia petrolera alcanzados por el Ministro Rafael Ramírez y su equipo según los objetivos de Estado acordados. Le han dado “boliche” a un senador del PNV, partido nacionalista vasco, nacido en Cumaná que durante su estancia en Venezuela jamás se le conoció que participara en una manifestación en contra de la dictadura de Francisco Franco, asesino del pueblo vasco, además de estar en “matrimonio de intereses derechistas” con el amigo de don Álvaro Uribe Vélez, nos referimos al “hombre de las Azores”, el caballero José María Aznar. Y, por último, han publicado una entrevista con el señor Embajador de la Casa Blanca ante el Gobierno Bolivariano, tratando de comprometer “palabras” del Embajador Patrick Duddy sobre temas que son de estricta política interna venezolana. Nuestra sugerencia a las derechas criollas sería que entrevistaren al Embajador norteamericano ante el Gobierno de Bogotá (ex-Embajador en Caracas) quien, en última instancia, sería el funcionario del Departamento de Estado y reconocido republicano quien mejor estaría informado sobre el contenido de los acuerdos y las realidades militares del uso de bases militares colombianas por militares y civiles norteamericanos sustentados el marco jurídico de la “extraterritorialidad”. Definitivamente, no solo son mediocres sino “chupatintas” como dicen en la España monárquica.
Los factores que, permanentemente, están refiriéndose, críticamente, a la Política Exterior de la Revolución Bolivariana son: el Poder (Müller Rojas dixit) norteamericano a través del Departamento de Estado como apéndice de la Secretaría de Defensa y del Pentágono y sus adláteres; las Internacionales socialdemócrata (IS), democratacristianas (IDC/ODCA) y la Internacional Demócrata de Centro; y, por último, las trasnacionales con específicos intereses económicos que al conjugar los intereses de los tres factores, arriba en mención, serían los diseñadores de “pautas políticas e ideológicas” para ser ejecutadas a través, fundamentalmente, de los medios de comunicación y de Gobiernos que se rigen por aquellas referidas pautas diseñadas, principalmente, por las internacionales nombradas y las normas establecidas y en permanente ejecución por los factores norteamericanos como “ser imperial y ejecutor imperialista” del Poder que se expresa a través de las estructuras del sistema capitalista.
En ese marco de ideas y propuestas para la discusión nos atrevemos sugerir el análisis presentado por José Vicente Rangel en su columna ElEspejo, en “Ultimas Noticias” (lunes, 14 de septiembre, 2009, pág. 20, ElPais) titulado: “Obama en su laberinto”. Interesante análisis por la precisión metodológica y de contenido de su análisis que obliga a volver a repensar el verdadero rol de Barack Obama como Presidente de los EEUU de América. JVRangel nos obliga a preguntarnos sí estamos sopesando las “propias y reales realidades” que Barack Obama ha enfrentado post-su-elección cuando se convirtió en “el huésped” de la Casa Blanca. Nos obliga a inquirir sobre esa relación dialéctica que se desarrolla, cotidianamente, en la Norteamérica gringa entre el Poder (Müller Rojas dixit), las consecuencias reales de la democracia norteamericana en su expresión diaria tanto a nivel del Congreso norteamericano como en el Gobierno norteamericano tanto en la Casa Blanca como en el resto de las Instituciones gubernamentales, la “Ideología sobre la ideología” como contradicción en si misma cuando es difícil precisar si es la Ideología de la superestructura del Capitalismo o la ideología de la superestructura del Imperio y su política imperialista y esa “conciencia consciente” del concepto de “guerra preventiva y salvadora de la Democracia” según los paradigmas dictados por el Poder norteamericano que todos y todas ya conocemos como los porqué de las intervenciones en Iraq, Afganistán, Honduras, Colombia, Paquistán, Irán, Rusia, China y paremos de mencionar para evitar repetirnos.
Pareciera que JVRangel se pregunta preguntándonos ¿sería posible que Barack Obama tomara decisiones objetivas según los intereses del pueblo votante norteamericano? “Misterios de la Ciencia” como diría aquel mientras que el “mundo da una vuelta más sobre su eje”.
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