Cargo un pendrive con información subversiva. Se la transfiero a quien pueda interesar y hablo de esa vaina con el más “pintao”. Contiene datos provenientes de varios países porque creo que ese tipo de información no conoce fronteras, menos en un espacio de almacenaje de archivos electrónicos. En la medida que la tecnología ha avanzado, he podido disfrutar de su contenido más allá del PC o de la laptop. Con un adaptador de radiofrecuencia conectado al encendedor del carro puedo escuchar mi collage electrónico mientras ruedo.
Se me fue encendiendo la conciencia con carbones juntados en la aventura de la vida. Cuando chamo mi papá se apareció un día con un disco de Alí…y Bolívar sonreído y lleno de comprensión…no supe en aquel momento por qué pero me identifiqué con el carajito. Y luego Madera olorosa para golpear bien fuerte a tanta rata. Y Mercedes y Silvio…y luego tuve en mis manos una bomba que escondí en un tubo durante un allanamiento sorpresivo por parte de la DISIP: El libro Guerra de guerrillas del Che, Y supe que además de la conciencia el combatiente debe cuidar sus pies…o las patas, pero “no impolta, este hombre se hidrata”.
Supe que los ritmos cambian pero la conciencia anda en las letras, en los mensajes, en la voluntad de cambiar las cosas. Estalló Molotov con rock irreverente contra los pinches gringos y los políticos que quieren todo el power del Pueblo para darnos en la madre. Supe de Orishas con su nuevo son diciendo cómo son las cosas a lo cubano.
Y apareció Residente por la calle 13 con los pies a la parrilla, diciendo sus verdades que suenan vulgares en oídos reprimidos y en mentes puritanas. Como las verdades del Pueblo.
Todo ese acervo lo cargo en la mente y en los labios desde hace tiempo, desde antes de que a alguien se le ocurriera juntarlos en conciertos y lleno mi pendrive con toda la música que me impulse a pensar en otro mundo posible aquí mismo, en este tiempo. Allí tengo escritos propios y ajenos, mezclando vitaminas para el alma.
Ahora hay revuelo por el concierto, por las camisetas, por las groserías, porque cantó sin camiseta, porque no solo había chavistas, porque no todos los chavistas estaban, porque el Líder Comandante anunció el concierto, porque no es de aquí, porque no es justo, porque Alí debe estar revolcándose en la tumba, porque René no tiene nada en la cabeza y tal y qué sé yo. Y solo pienso: “El niño de hoy en día… se pierde en la vía”…“se contamina con el sistema que se respira”.
Y veo tanta rata de dos patas que camina impune y socarrona como yankee en tierra ajena, que desde recovecos insospechados de este lado de la cerca nos espeta ¡malditos chavistas! Y quieren apagar los carbones y tratan de matar el proceso y anhelan servirle la patria en bandeja paisa a las ratas norteñas, al estilo Don Varito 82.
Y los roedores mediáticos chillan emocionados ante nuestro desconcierto por un concierto, por agravios que unos creen concertados y otros achacan a la levedad ideológica. O es la obsolescencia planificada por una extremidad hirsuta que aboga por volver anacrónico cualquier tema que encienda la revolución. O son los neo adecos acantonados en regiones y localidades que yuxtaponen mercadeo y comparsa como doctrina revolucionaronga O son etiquetas de marca para abrigos de piel de lobo.
Y solo digo: “No me callo”. “Porque somos más, jalamos más parejo ¿por qué estar siguiendo a una bola de pendejos?”
Hoy escucho aquella conversa entre Simón y el carajito…y me dicen a través de Alí: “Si la lucha se dispersa, no habrá victoria popular en el combate”.
pladel@cantv.net