Hija del “Ni un paso atrás”, que envejeció tras una década de sucesivos retrocesos y cortos avances, nació “Tas ponchao” como consigna y programa político de la oposición venezolana.
Su origen está enraizado en el deporte más popular en Venezuela, es decir, el beisbol.
Se dice que un bateador está “ponchado” (o, más fielmente, “ponchao”) cuando no ha acertado a batear tres lanzamientos del pitcher hacia la zona de strike (“estray”). El tercer strike es el strike out (de cuyas siglas nace la anotación oficial SO), que implica el fin del turno al bate para el bateador “ponchao”.
“La expresión en Venezuela se ha popularizado para denotar a una persona bajo un contexto negativo o desagradable en público”, apunta al lego un glosario beisbolero disponible en internet.
En campaña
Yerra cualquier observador de la realidad venezolana que no tome en cuenta el dato de que en septiembre hay cruciales elecciones parlamentarias, que marcarán (cualquiera sea la proporción de los resultados) el regreso de la oposición originariamente antichavista al Poder Legislativo Nacional.
Esgrimida, pues, en las actuales circunstancias, la consigna “Tas ponchao” ha de interpretarse como un vaticinio acerca de lo que, según sus vociferantes, habrán de ser las votaciones de septiembre, cuando la oposición pretende “ponchar” a Hugo Chávez para vengar, entre otras cosas, la decena de innings, o años, en que éste la ha ponchado en distintos terrenos de juego, sean electorales o de fuerza, como ocurrió en 2002-2003.
¿Ponche o mamonazo?
Preocupa, sí, que la estrategia de marchar con un pie en la legalidad y otro en la subversión, ampliamente usada en este inicio de siglo, y resumida en aquella otra antigua consigna de “elecciones o mamonazo”, esconda detrás del “Tas ponchao” la misma invocación al golpe de Estado, esto es, a que un pitcher verde oliva, como los de abril de 2002, acabe con el turno al bate de Hugo Chávez sin esperar a los votos de septiembre. Una elucubración que produce salivaciones aceleradas, de susto o exitación, cada vez que se propala en forma de rumores como los que circularon esta semana tras la renuncia del coronel Ramón Carrizález a la Vicepresidencia y el Ministerio de la Defensa.
Si el "Tas ponchao" nada tiene que ver con tal expediente, y en realidad nuestra muy beisbolera oposición ya superó el sarampión golpista, ¿por qué imaginar que Chávez recibiría su tercer strike, perdiendo su turno al bate, si el antichavismo gana la Asamblea Nacional? ¿Acaso no seguiría siendo presidente? ¿O el control de la AN es apenas un atajo institucional para alcanzar el sueño, tantas veces postergado, del “Chávez, vete ya”?
Zelaya ciertamente salió "ponchao" por las élites políticas, económicas y militares de su país que controlan las instituciones, entre ellas el Parlamento.
Venezuela, por suerte, no es Honduras. Veremos quién poncha a quién aquí.
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