Sin duda los venezolanos ya perdimos la capacidad de asombro. Al menos quienes nos encontramos en las filas revolucionarias. La oposición sigue montada en el sempiterno plan, la salida golpista, militar, sicaria o la que fuera. Por supuesto fuera del marco de la solución democrática de los conflictos sociales.
Cada día pierden, aun más, la calle. Ahora su estrategia se dirige al accionar foquista. La realización de marchas o manifestaciones “flash” derivadas en violencia, repetidas a diario y en diversos puntos para generar la sensación de ingobernabilidad. Pero dicha tarea les queda grande. En primer lugar, son pocos los dispuestos a arriesgarse, nunca pasan de 25 o 30 los valientes que se enfrentan a los cuerpos de seguridad y se quejan de la represión. Como si algún día la hubiesen vivido. Qué sería de estos niños si hubiesen tenido que enfrentar regímenes como los de Videla o Pinochet. En segundo lugar, carecen de organización efectiva y cuerpo orgánico, pues la mayoría de los asistentes sólo siguen, cual res al matadero, la cabeza de una marcha que nunca saben dónde llegará y dicen ir a entregar un documento, que en la mayoría de los casos no ha sido redactado. En tercer lugar, no son el PCV ni el PRV de los 70, carecen de base ideológica, de consistencia y coherencia argumentativa. No saben lo que quieren. Denuncian una dictadura que les permite decir que es tal, y luego vuelven todos tranquilos a sus casas.. Además están cargados de odio y racismo, pues no pueden ver un negrito, que quizás esté allí, porque cree en los propósitos de la protesta, ya que no dudan en calificarlo de infiltrado chavista.. Por último, aquellos líderes jóvenes, supuestos salvadores construidos por la mediática opositora, desatan una guerra sin cuartel, todavía más cruenta que la de los viejos carcamales de la MUD, por alcanzar sus curules a la AN. Mientras los pendejos se exponen en la calle, Yon Goicoechea y sus derivados, arman sus macollas para la satisfacción de sus aspiraciones personalísimas. Todo esto ha deflagrado los propósitos de dichas manifestaciones, convirtiéndolas en un espacio para el ron, en una excusa para la inhalación de monte y otros, y cuando menos, en un sitio para ligar, dejando a su paso, cosa que no considero pecaminosa, al menos liberan un poco la ira, trozos de látex con restos naturales.
Hoy arranca la Serie del Caribe. Y seguramente se convertirá en escenario álgido de las protestas de los escuálidos desesperados por salir de este régimen que no les deja vivir, pero que sí les deja pagar los elevados paquetes turísticos para ver el juego de pelota en la perla del Caribe. El “Chávez estás poncha’o” retumbará por las cuatro esquinas del parque. Por cierto una muestra más del vacío intelectual que ronda las mentes opositoras. Sin contenido.. Parecen salidas de una charla, acompañada de fino escocés, en alguno de los antros rarongos, promovidos por López y Graterón en Chacaíto. Lo que derramó el vaso, según ellos, los cortes de luz achacados, por supuesto, a la “ineficiencia” gubernamental; parece que no existiera el fenómeno de “el niño”, o como si no se hubiera secado el Magdalena y aun cayeran las aguas por el Salto del Tequendama, ahora convertido en una simple montaña más del paisaje colombiano. O como si no hubieran descendido los niveles del Guri, o como si no se viera la iglesia de Potosí en el Uribante-Caparo Tachirense.. La mezquindad acérrima, el oposicionismo enfermizo, la búsqueda de pretextos banales para mostrarse condolidos con el pueblo al que siempre despreciaron, las ansiadas ganas de una intervención extranjera que los rescate de la desgracia en que viven, demuestran una vez más que la oposición sigue sin argumentos.
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