Hablemos de esas sutiles corrupciones
Hablemos de esas sutiles corrupciones, porque de las grandes, poco a poco nos estamos curando y sabemos que los funcionarios de “peso” ya saben lo que está sucediendo con las leyes de nuestro proceso socialista y más, cuando estamos convencidos que un buen número de altos funcionarios ya son conscientes del rumbo humano de nuestra Revolución.Observar o ser protagonista directo en una alcabala de policías, guardias nacionales o cualquier grupo de servidores públicos uniformados y civiles, nos causa desgano y gran nostalgia. Sabemos todos que las mañas del dejar pasar y el cuanto hay pá eso, se hizo normal no sólo en nuestra Patria Bolivariana, sino que en gran parte del Mundo se práctica lo que nos causa gracia muchas veces. También sabemos que la “normalidad” de este asunto se da por sentado porque pareciera que nuestros hombres y mujeres uniformados “tienen razón”, cuando los defendemos cada vez que nos enteramos que muchos de ellos son mal pagados, viven en malas condiciones, o muchas veces son obligados por infinitas circunstancias.
Desde cualquier punto que sea vea, la matraca es perjudicial no sólo para la inocente o culpable victima que le toque el turno, sino que es mucho más perjudicial para ese hombre o mujer que por cualesquiera de las circunstancias antes apuntadas, puede ser la principal víctima luego de aceptar el soborno del culpable, gracioso, asustado o inocente paganini.Casi nadie se fija en las consecuencias de ese tipo de soborno; la víctima inocente piensa que salió bien librado con la miga que el funcionario aceptó. El asustado piensa que gracias a la migaja que tenía en el bolsillo pudo salir del aprieto; el gracioso que regala el pollo, los plátanos u otro producto pá la comida del “pobre” funcionario cree que le ayuda y lo más grave, es cuando la matraca es protagonizada por el culpable que dejaron pasar por pocos riales o muchos.
Y a ese culpable, a quien el funcionario público con su pequeña e inocente maña deja pasar, es quien más adelante, de seguro, puede herir, asesinarlo a él o alguno de sus familiares cuando por ejemplo se trate de un arma. Todos los implicados en este lamentable asunto son en esencia las víctimas de la “normal” matraca, porque cuando al chinito del supermercado se le permite especular con los precios de los productos, es la mismísima familia del matraquero que luego al comprar en ese establecimiento es especulado, y se convierte en el círculo vicioso más pendejo.Ahora bien, sabemos todos que a la hora de la verdad esa pequeñez de la matraca del policía de tránsito o cualquier funcionario del seniat, del empleado institucional, del médico, el profesor, del vigilante y el portero, del Policía o el Guardia Nacional, no se compara con las grandes sumas que se roban los funcionarios de más peso y muchos se cobijan precisamente en esa disculpa para hacer de la matraca cosa normal. Y aunque toda corrupción grande o pequeña nos daña y más todavía cuando estamos tratando de hacer funcionarios conscientes y socialistas, nada en resumen justifica ese vicio.
¿Qué nos toca sugerir para paliar en algo esa lamentable y pequeña maña? Apurar la instrucción mental y humanista de todos los funcionarios uniformados y civiles. Hacerles entender que la victima principal de esa maña es él mismo y sus familias. Pagarle salarios dignos para que no se peguen de cosas baladíes; tenerlos en cuenta de primera mano para dignificar sus vidas con sus viviendas en sectores más humanizados para que no tengan que codearse con las personas que le obligan a delinquir. Dar seminarios de valores con más frecuencia y sobre todo, retirar de sus funciones a quien sus malos hábitos se hicieron duros de cambiar.En resumen, la “normal” y justificada matraca, mella las bases de nuestro proceso porque ese funcionario es pueblo que en su ignorancia y necesidades materiales, daña, de igual manera que daña la más grande de las corrupciones. Venezuela camina rumbo a un socialismo hecho por nosotros mismos y nuestro comandante presidente Chávez, hace todo lo posible en lo social, para que nuestros hombres y mujeres uniformados y civiles corrijan los vicios heredados de la vieja y corrupta IV República.
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¡Patria independiente y socialista!
¡Con Chávez rumbo a nuestra nueva fase socialista!