Ya no es un cuento, los hechos recientes en Carabobo, indican que el gobierno bolivariano de Venezuela, no puede seguir cometiendo el mismo error, la política no puede ser tan absurda, exigimos toda la información necesaria para dar cumplimiento a la ley y, que los servicios de inteligencia como contrainteligencia hagan su trabajo investigativo. Ya los episodios en este Estado parecen surrealistas y donde la información viene teniendo un carácter reservado por lo delicado, existiendo una sola realidad, Poli- Carabobo actúa al margen de las leyes prestándose utilitariamente a todo juego político. Los jefes policiales obvian los informes periodísticos, emprendiendo algunas veces sus acciones contra los periodistas, colocando procedimientos y actas hostiles que cercenan la independencia de los medios, imponiéndoles limitaciones o cerrándoles espacios de información u opinión. Guácara, el Centro Comercial El Águila en Valencia, como lugares de tránsito colectivo donde se moviliza la masa roja, ya han sido identificadas como lugares para el matraqueo o lanzar improperios contra el movimiento revolucionario bolivariano.
Por todos es conocido que los puntos rojos, están desplegados por el país y, en lugares distintos en cada comunidad que no coinciden a la planificación del movimiento opositor. Es un plan muy bien concebido para dañar la ética y el ejercicio de libertad expresado por cada venezolano, seguidor de las ideas presidenciales. Los agentes uniformados, vestidos de civil se infiltra en los actos públicos para quebrantar el orden del ejercicio democrático, en cuanto a lo referente a partidos políticos, como a la vez, guian a periodistas para que informen sobre escenas truqueadas, como gazapos.
Los dirigentes opositores desean poner en tensión las relaciones entre Venezuela y el mundo exterior y, es lógico el saboteo hacia nuestro país. Desde el año 2001- 2002, es claro, tiene que existir una calificada agresión hacia nuestros colectivos que trabajan en nuestra campaña electoral, con el apoyo de todo un pueblo. Es extraño, que, las mismas figuras opositoras del pasado, entren en escena a pocos días de las elecciones presidenciales. El presidente, Hugo Chávez Frías, le ha dictado normas al Ministerio de Justicia para que cumplan con la intervención de cualquier grupo policial sin rompen con la ética republicana. Vamos, hacia la instauración de una paz política, donde pueden coexistir la civilidad, democracia y la república civil a través del Poder Popular. En ese orden, fueron los logros capitales. Estos avances han rebrotado en Venezuela, bajo el horizonte de la revolución bolivariana, donde nuestros jóvenes se vienen incorporando a este movimiento para dimensionar la innovación tecnológica, libertad económica y ejercicio armónico de nuestros sueños. Nos llevaran a un sendero, donde no existirá este modelo de antagonismo.
Hay una esperanza, asociada con el derecho en avanzar en el Siglo XXI, bajo una faceta auspiciosa, donde es el siglo de los derechos humanos, como lo marca nuestra herencia del Poder Ciudadano, el desarrollo exponencial del espacio público y el respeto a la identidad cultural.
La corrupción juega paninos con la campaña opositora de Henrique Capriles Randosky. Ahora es Juan José Caldera, razón tenían Henry Ramos Allup y Rafael Poleo en no apoyar esta organización política corrompida desde su fundación. En este año, se viene desplegando un conjunto de operaciones con un regateo propagandístico que busca crear buena impresión, pero, su fin fundamental es confundir a la población para venderle un paquete al estilo europeo y, utilizar las fuerzas públicas en actuaciones fuera de la ley a que fueron llamados a cumplir sus programaciones como agentes del orden.
El 7 de octubre no habrá perdedores, todos los venezolanos y las corrientes que representan el Poder Patriótico saldrán fortalecidos. Lo esencial, existirá una sola definición al poder. El Bolivarianismo es una ideología sustantiva y el dominio de su rector es irreversible con la opinión y avance de gente humilde a las capas de poder.
Los dirigentes paninos de Primero Justicia no se dejan guiar por los viejos partidos como Acción Democrática y COPEI. Ya no prevalecerán, en esta etapa de campaña, los electores han descubierto su falsedad y pasión electoral, su mentira. Desean privatizar a Venezuela y utilizar la policía como fuerza de choque en los actos de masas.
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