País portátil

Empeñados en repetirnos, sumidos en una pesadilla económica que se repite dia tras dia al cambiar la Patria por una harinapan que se cotiza como oro al pasar esa frontera que hace años no existe, damos vida a la idea de un país que cabe en un maletín, pero no entra en las conciencias.

Derrochando el legado del comandante, privilegiamos la supervivencia a la lucha, celebramos huecas adhesiones y apartamos radicalismos, postergamos indefinidamente el salto cuántico desde un modelo económico que se resume en dólares que salen del subsuelo y de la Patria y regresan convertidos en mercancías administradas casi en su totalidad por el sector privado, del cual nos convertimos en rehenes asalariados, especulados, robados.
Cabe el país en un container, uno de los miles que dia a dia nos recuerdan nuestra dependencia, herencia de siglos que el petróleo, en su preponderancia, eterniza muy a pesar de los esfuerzos de la Revolución.
Una lucha entre antídoto y veneno, en donde el primero tiene el sabor amargo de la cola y la escasez, y el segundo dulcemente toca nuestros cerebros con un paraíso de abundancia donde la solidaridad y la inversión social no entran en la foto de playa y palmeras.

Cabe el país entonces en el falso silogismo de abundancia igual a desregulación, control igual a escasez, y por allí se va la Patria como dice la gaita. Por allí se sigue yendo, cuando copiamos el consumismo voraz sin fiscal retribución, el vivapepismo que Cabrujas retrataba con esa voz grave de cigarro y desesperanza.
El oráculo adeco Gonzalo Barrios, hablando en su lengua ininteligible pero tenazmente traducida por la servidumbre mediática, dijo hace décadas que "en este país se roba porque no hay razones para no robar", una frase que reconozco sirvió de premisa fundamental para mi enconado pesimismo con el destino patrio. Hoy, masas y mafias dedicadas con fruición a la destrucción del país, de conocer la máxima de Barrios podrían decir: "en este país se bachaquea porque no hay razones para no bachaquear". Les diría que si las hay, pero será inútil: para ellos el país portátil de González León sigue vigente, mientras sea negocio, mientras quepa en una bolsa.



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Rafael Boscán Arrieta

Periodista y Docente universitario

 boscan2007@gmail.com      @raboscandanga

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