Hay que decir con claridad que son las actitudes y conductas como la asumida ayer en defensa del Waraira Repano, las que dejan marca en la historia de la vida de los pueblos y, en este caso, en la historia caraqueña y de las parroquias ubicadas al norte de la ciudad.
Ya era hora de que comenzara a extinguirse esa venenosa práctica de invadir montañas, meterle pico y palas, colocar cuatro tablones y un techo de zinc y luego de eso, vender unas inventadas parcelas a quienes carecen de vivienda.
Se debe comentar que ese sector que está en la parte mas al norte del Hospital “Jesús Yerena”, al que le dicen hospital de Lídice, aún cuando ese instituto de salud está ubicado en El Manicomio, fue un invento de unos cuantos vivos que vieron la posibilidad de hacer dinero a costillas de los demás y le dieron el nombre de Canaima -lo que le daría mayor peso a la hora de las ventas-, pese a que la mayoría de sus habitantes tiene origen colombiano.
Los habitantes de Manicomio y Lídice siempre se quejaron de la quemadera del cerro por parte de los vendedores de ranchos; la práctica de la quema – utilizada en algunos conucos- es necesaria para proceder a limpiar las presuntas parcelas a fin de poder venderlas.
El barrio Canaima tiene sus historias. Algunos vecinos pastoreños (recuèrdese que Manicomio y la Urb. Obrera Municipal Lídice son parte de La Pastora) han comentado que las autoridades locales se hicieron la vista gorda mientras se constituía el barrio Canaima, a cambio de que ciertos personajes que fueron a vivir por esos lados, los protegieran.
Desconozco si lo anterior es cierto o falso, de modo que lo aprecio como un chisme.
Otra historia del barrio Canaima corrió en el día del caracazo. La ciudad, como es conocido por los caraqueños, vivió horas críticas con su saldo de personas heridas y muertas por la acción de las fuerzas militares y policiales en las calles. Lo cierto del caso es que, por aquel entonces, se dijo que Manicomio y Lídice eran recorridos por lo que algunos llamaron vigilantes y quienes presuntamente defenderían a los vecinos de los colombianos del barrio Canaima.
Cierto o falso, el barrio Canaima lleva esas historias y a lo mejor mucho mas, pero en los actuales momentos el ejercicio de la ley está haciendo acto de presencia para controlar una irregularidad que afecta nuestra naturaleza, como son las ocupaciones ilegales de las zonas verdes de la ciudad.
Es altamente muy valedero el comentario del Jefe de Gobierno del Distrito Capital, Ernesto Villegas, al indicar que “Si permitimos la ocupàción ilegal, indiscriminada y descontrolada, llegará el momento en que no tendríamos mas parque”.
Visto de esa manera, saludamos que por fín se haya tomado una medida dirigida a la protecciòn de un ambiente natural como el Waraira Repano, que siempre ha debido estar en armonía con el hombre manteniendo siempre un equilibrio deseado por toda la ciudadanía.
El Waraira Repano está en plan de ganancia.