Hace más de dos años escribimos sobre la necesidad de concretar una economía nacional productiva que consolidara pleno desenvolvimiento en esta dinámica social, importantísima para la paz y armonía de las comunidades. Hoy, nuevamente nos llama poderosamente la atención el tema y consideramos impostergable la diversificación en la producción y la materialización de los productos derivados de las materias primas y alimentos producidos.
Veamos como ejemplo: producimos plátanos, tomates, papas e hidrocarburos; pero dejamos que sea el sector privado quien procese y nos revenda tostones, kétchups, papas fritas y aceites de motor. Viendo esto así se nos hace imperioso deslastrarnos del modelo rentista petrolero y construir con suma inteligencia y dedicación, disciplina y honestidad popular, unas relaciones económicas sociales donde el pueblo sea partícipe de la ejecución final de producción y distribución de todos esos productos necesarios en los hogares venezolanos.
Ahora que el presidente Nicolás Maduro nos ha llamado y motivado a sumar voluntades para vigorizar la economía que se ha visto afectada por la caída vertiginosa de los precios petroleros internacionales, producto de la guerra económica en que nos vemos involucrados algunas economías emergentes; es oportuno tomar estas propuestas de motorizar y organizar una producción variopinta, polivalente, y al mismo tiempo ir saneando las relaciones de distribución que tanto han afectado a la población en la adquisición de los alimentos a precios justos.
Muy penosamente, recién, acaban de decomisar en un depósito privado 270 toneladas de caraotas. Estas fueron producidas por el pueblo, con dineros que el Gobierno Revolucionarios brindó a los productores para fortalecer este rubro que tendría que ser vendido a precios justos. Y estos empresarios criminales, bachaqueros, escorias sociales y apátridas, ya la estaban marcando a precios exorbitantes. Sin embargo, allí podemos ver cómo las autoridades actuaron con diligencia y honestidad y decomisaron las caraotas para distribuirla de forma justa y encarcelaron loso empresarios delincuentes.
De eso se trata de ir cuidando todos detalles del ciclo productivo y garantizar la estabilidad económica que consolidará el triunfo sobre la guerra económica y la alimentación del pueblo venezolano.
Decíamos, en aquella oportunidad que en ninguna sociedad que tenga un gobierno humanocéntrico puede estar el pueblo al servicio eterno y esclavizado de la economía, al contrario la economía debe servir al pueblo.
Si bien es cierto que la economía para que sea productiva requiere del trabajo de todos y todas, no menos cierto es que todo trabajo en un sistema socialista debe ser liberador y generador de felicidad, por eso es importante precisar que ninguna morfología del mercado podrá imponer al sistema económico socialista normas, leyes o acciones que impidan o limiten la satisfacción de las necesidades materiales, el acceso a los derechos básicos-fundamentales, libre formación de precios, los monopolios, o mejor dicho el abuso cruel e inhumano de las llamadas poderosas acciones de posición dominante. Esto sería acabar con la vida misma.
La construcción de un sistema económico productivo, real y satisfactorio de la necesidades, eficiente y provechoso, se construya paso a paso, con dominio total de las técnicas y los métodos, sin improvisaciones, con adecuado uso de la ciencia y la tecnología, con inversión justa, sin déficits pero sin derroche, con optimización del recurso y el tiempo, con la participación activa, protagónica y feliz de los trabajadores, sin explotación y con una actitud plena de satisfacción por lo hecho, sin apuro y con mucho orden, paso a paso haciendo y aprendiendo, descubriendo y mejorando, adecuando y perfeccionando las técnicas y la fuerza, paso a paso, partiendo desde lo más inferior escalando niveles y estadios llegando a lo que se ve como superior y continuando sin detener el evolucionar productivo, sin extirpación de la voluntad, pero sin desgano, sin atropello pero sin pereza, convirtiendo al conocimiento, al esfuerzo, a la fuerza, a la técnica, a los modos, y a la forma de producción en un compuesto resultante que hace de la interacción fluida y permanente de la fenomenología social y natural una permanente unión donde ambas se nutren y enriquecen, no se dañan, se complementan, no se violentan, se respetan…. Está pendiente entonces sin dilaciones ni excusas construir en este nuevo ciclo un fortísimo y potente Modelo Económico Productivo que le dé suma eficiencia al socialismo que hoy se rige en nuestra patria.