Por ahí rebuscando entre los buenos libros, esos que uno guarda siempre y siempre vuelve a releer, me encontré con ese genio universal de las letras que es Gabriel García Márquez. Y hurgando entre las páginas de uno de sus libros estaba, otra vez, un cuento que el pretendió escribir allá por los años 70, aunque pareciera mas bien que el Gabo estuviera sentado hoy en una esquina de Caracas mirándonos mientras escribe lo que más o menos y según sus palabras, narra de esta manera: Imaginense un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos hijos, uno de diecisiete y una hija menor de catorce. Está sirviendoles el desayuno a sus hijos y se le advierte una expresión muy preocupada. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella responde: "No se, pero he amanecido con el pensamiento de que algo muy grave va a suceder en este pueblo".
Ellos se ríen de ella, dicen que ésos son presentimientos de vieja, cosas que pasan. El Hijo se va a jugar billar y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el adversario le dice: "Te apuesto un peso a que no lo haces". Todos se ríen, él se ríe, tira la carambola y no la hace. Paga un peso y le pregunta: "Pero ¿qué pasó si era una carambola tan sencilla?". Dice: "Es cierto, pero me ha quedado la preocupación de una cosa que me dijo mi mamá esta mañana sobre algo grave que va a suceder en este pueblo". Todos se ríen de él y el que se ha ganado el peso regresa a su casa, donde está su mamá y una prima o una nieta o en fin, cualquier parienta. Feliz con su peso dice: "Le gané este peso a Dámaso en la forma mas sencilla, porque es un tonto" ¿Y por qué es un tonto?". Dice: "Hombre, porque no pudo hacer una carambola sencillísima estorbado por la preocupación de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo. "
Entonces le dice la mamá : "No te burles de los presentimientos de los viejos, porque a veces salen". La parienta lo oye y va a comprar una carne. Ella dice: "Véndame una libra de carne" y, en el momento en que está cortando, agrega: "Mejor véndame dos porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado". El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar una libra de carne, le dice: "Lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se están preparando, y andan comprando cosas".
Entonces la vieja responde: "Tengo cuatro hijos; mire, mejor déme cuatro libras". Se lleva cuatro libras y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en medio hora agota la carne, mata otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor. Llega el momento en que todo el mundo en el pueblo está esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y de pronto, a las dos de la tarde, hace calor como siempre. Alguien dice: "Se han dado cuenta del calor que está haciendo?". "Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor". "Sin embargo -dice uno-, nunca tanto calor como ahora". Al pueblo desierto, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz: "Hay un pajarito en la plaza". Y viene todo el mundo espantado a ver el pajarito.
"Pero señores, siempre ha habido pajaritos que bajan". "Si, pero nunca a esta hora". Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo que todos estan desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo. "Yo si soy muy macho -grita uno-, yo me voy." Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde está todo el pobre pueblo viéndolo. Hasta el momento en que dicen : "Si éste se atreve a irse, pues nosotros también nos vamos", y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo. Y uno de los últimos que abandona el pueblo dice: "Que no venga la desgracia a caer sobre todo lo que queda de nuestra casa" y entonces incendia la casa y otros incendian otras casas.
Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio clamando: "Yo lo dije, que algo muy grave iba a pasar y me dijeron que estaba loca". Este interesante cuento de García Marquez, puesto en claroscuro sobre nuestro país, nos pone a preguntarnos: ¿Quien fue la primera "señora vieja" que amaneció con el presentimiento de que aquí iba a pasar algo malo? O ¿sería un "Señor viejo"? O ¿fueron varios? Ese señor viejo fue ¿El Nacional, o RCTV o el Pentágono norteamericano? Aunque ando confundido... no sera que el Señor viejo es el gobierno gringo y sus hijos los medios de comunicación? U otros que yo ni se? Y cuando fue eso? Sería cuando Chávez aprobó las primeras leyes habilitantes? O antes, con el referéndum aprobatorio de la Constitución Bolivariana?
Lo que si se ve clarito es que el carnicero es miembro de Fedecámaras; fue el único que sacó provecho de la situación. Pero bueno, así estan las cosas:
La situación del país es muy delicada... fue decretado el cierre técnico de la administración pública y la educación funcionará de manera limitada. Se ha profundizado la escasez de alimentos, las colas son mas largas, la especulación galopa sin freno. El Guri, de no haber cambios climatológicos importantes, podría apagar sus turbinas en unos 10 días aproximadamente, dejando de generar el 60 % de la energía que consumimos. Crece la frustración y la desesperanza en el pueblo.
Y el pueblo es uno solo, sin distingo de posición política. Muchos se fueron del país con o sin razón, aunque ninguno ha quemado la casa, pues siempre queda la esperanza de volver. Mas allá de los sectores extremistas de lado y lado, creo que aun es posible recomponer las cosas, enderezar el rumbo. Uno de los legados mas importantes que el Comandante Chávez nos dejó es la Constitución Bolivariana. Dentro de ella todo, fuera de ella nada. Y que sea el pueblo quien decida, quien hable. Que esa es la voz de Dios .