El día 08JUN2016, el portal web aporrea publicó un artículo titulado: “Los CLAPs: Poner a pelear a pueblo contra pueblo por una bolsa” (http://www.aporrea.org/actu alidad/a229198.html ), cuya autoría corresponde al compañero Nicmer Evans, quien ha realizado algunas críticas al gobierno nacional con mucho grado de razón en lo que señala.
Sin embargo, creo que en esta ocasión hay algo de exageración e incluso injusticia en parte de los señalamientos que Evans hace en su trabajo.
Comienza Nicmer sus líneas señalando: “Los Comités Locales de Abastecimiento y Producción son la aceptación de Maduro de que en Venezuela existe una crisis humanitaria de alimentos, que pretende resolver a través de un sistema de discriminación social, política y económica”. Hasta qué punto esto es cierto? Por qué no se citan los casos (porque para hacer una afirmación de ese tipo, tal discriminación debió suceder muchas veces en varias partes del país) en los que se refleje tal “sistema de discriminación social, política y económica”?.
Es cierto que existe una grave crisis en el acceso de la población a alimentos y medicinas, pero eso justifica satanizar una iniciativa que, a pesar de haber sido lanzada desde algún escritorio burocrático de nuestra inepta administración pública, no podría el pueblo apropiarse de ella y contribuir con la solución de esta crisis?
Estuve hace unos días en una reunión convocada por un UBCH que hace vida en la parroquia la Candelaria con el objeto de conformar el consejo comunal de la zona y tratar de insertarse en el mecanismo de estos comités; los promotores confesaron de entrada que eran simpatizantes del chavismo, pero aclararon que su papel en ese momento no era hacer proselitismo político, ni defender el gobierno del pdte Maduro, manifestaron que el interés que motivó aquella convocatoria era estimular a la comunidad a organizarse para solucionar sus problemas locales, y como lo dijo uno de los voceros: “Maduro y Ramos Allup que se caigan a coñazos por allá , nosotros aquí debemos organizarnos para solucionar nuestros problemas”
Si parto de mi experiencia personal, podría decir en principio, que los Clap´s, las UBCH o los consejos comunales “chabestias”, no fomentan la exclusión sino todo lo contrario, es decir, aquella vaina es toda “una maravilla”, y estoy claro que eso tampoco es cierto.
Ojo! No pongo en duda que exista algún grado de exclusión en la organización de las tareas que realizan los comités que ya están funcionando; pero acaso representan la mayoría?
Evans también hace referencia a “la planilla que te da acceso a la posibilidad de optar a los alimentos escasos”, en esa reunión a la que asistí nunca hablaron de una planilla y conozco varios casos entre mis familiares y amigos en varias regiones del país, en los que ya han “repartido la bolsita” una o más veces y jamás les han asignado una planilla. En contraparte, sí conozco de un evento en el estado Guárico donde por presunta corrupción, mala organización, inexperiencia o una conjunción de todo aquello, la “bolsita” realmente era reducida y la gente quedó muy decepcionada.
Sin embargo hay algo que quiero rescatar de lo que dijo Nicmer y es que: “De manera irónica, las bolsas de alimentos que ha decidido distribuir el gobierno a través de estas figuras de organización burocrática no asalariada, distribuyen alimentos Polar, lo que pone en doble evidencia la incapacidad del Estado de poder producir alimentos a través de todas las empresas expropiadas, que son administradas por la burocracia, excluyendo al control obrero que se ofreció para tales expropiaciones” En eso él tiene algo de razón; y aunque cualquier funcionario podría justificarse diciendo que el objetivo es “garantizarle a la población el acceso a alimentos de primera necesidad con lo que hay disponible”, no deja de ser cierto que ese dato constituye una bofetada a la gestión gubernamental, pero más allá de eso, a la Revolución Bolivariana.
Más adelante remata Evans señalando: “Lamento que gente en su buena fe y necesidad de acceder a los alimentos, se organice en unas estructuras, que en otro momento del proceso revolucionario en Venezuela, hubiesen significado un mecanismo de soberanía alimentaria y mejor redistribución de la renta petrolera” Y es que acaso es tarde para hacer de estos comités unos mecanismos de soberanía alimentaria? Debemos entonces esperar que el empresariado parásito privado, ese que tiene en su poder la red de distribución y ha contribuido deliberadamente con esta situación siga haciéndolo, porque “Maduro no es ni socialista ni chavista”? No es acaso eso subestimar la capacidad de organización de nuestro pueblo? No fue ese mismo pueblo el mismo que espontáneamente, bajo el instinto de su propia sabiduría, le dio una buena lección a las clases dirigentes del país cuando se arrojó a las calles a exigir el regreso de Chávez y el rescate de la democracia?
No ha sido precisamente la derecha la que se ha aprovechado de las debilidades de este proceso para ganar terreno en estos últimos años? O es que acaso Lorenzo Mendoza le dijo alguna vez a cadivi o a cencoex “no chabestias, no me den más dólares porque yo los voy a tumbar”. Criticar la terrible corrupción, inercia y mediocridad que ha hecho gala el gobierno en los últimos años no implica ni defender al empresariado privado parásito venezolano (como por ejemplo está haciendo Vladimir Villegas), o satanizar sin pruebas (como lo hizo Nicmer en este caso), a la organización popular.
Partamos del principio de que generalizar contribuye muy poco para el debate político, reconozcamos y critiquemos las fallas, pero también busquemos formas de corregir lo malo, formulemos sugerencias para ello, rescatemos lo valioso que hemos alcanzado –y aprendido- en estos 17 años, pareciera que en búsqueda de alguna figuración política se esté tratando de agradar a quienes jamás les ha importado el pueblo…..