Tengo que decir que, definitivamente, siempre trato de estar muy bien enterado de lo que acontece en las calles de Caracas y en lo que puedo, de nuestra Venezuela y por eso, soy un fanático de ese importante medio de comunicación constituido, integrado por las calles y que son las que lo dicen todo.
Por supuesto que suelo leer impresos y el fatídico audiovisual ese de la televisión, aunque debo agradecer eternamente la existencia de los controles, porque muy poco acepto las cuñas y/ o propagandas, porque si manejo la información, muy poco tengo que soportar las repeticiones, salvo que haya nacido con cierto retraso mental.
Si. Es verdad, hay que aplaudir siempre al que inventó los controles de la televisión, porque te ayudan a quitarte de encima los fastidiosos que nada nuevo dicen por los medios de comunicación sino que repiten lo que les ordenan repetir.
Ser periodista es ir más allá de la simpleza. Personalmente no soy un opinador doctrinario aunque si soy opinador acerca de los acontecimientos que tienen que ver con las personas y la calle, donde realmente es que se aprende bien el ejercicio de ser periodista.
Ese ejercicio me llevó, luego de escuchar un sonido extraño en el auto y descubrir que se había roto la correa del alternador, a visitar a un viejo conocido propietario de un negocio en el área de repuestos.
Le expliqué el problema que tenía y me respondió que no tenía el repuesto y no tenía idea de su costo, pero sin danos cuenta, estábamos involucrados en una conversación sobre la altísima especulación, tipo robo, que han tenido y tienen los mayoristas de repuestos.
-¡Han ganado tanto –dice el amigo- que todos ellos se han convertido en multimillonarios y continúan subiendo los precios cada vez que les da la gana. Yo no puedo estafar a la gente, porque cada semana un repuesto me lo aumentan sin que les importen nada.
Me dice el amigo que la estafa con los repuestos de vehículos ha llegado a tales extremos, que todas esas casas cerraron a finales de noviembre y hasta enero y, de paso, continuaron aumentando los precios y no ha habido funcionario de Sundee alguno que frene el ansia especulativa de los millonarios vendedores de repuestos.
-A un solo producto le han elevado el costo hasta 10 y más veces su precio. Afortunadamente, aunque sea malo para mi negocio, los dueños de autos están dejando guardados sus vehículos y prefieren movilizarse en el transporte público, porque carecen de dinero para asumir el alto costo de los repuestos, lo que no contempla, además, la mano de obra.
Pienso que el problema se complica, porque si las personas dejan el auto en sus casas, aumenta el colapso en el transporte público y entonces los pasajeros van a tener que viajar en el techo de los colectivos y no creo que estén preparados para hacer eso. ¡Y mucho menos en el Metro de Caracas, ya de por si colapsado y abusado!
Encima de eso, la ciudadanía debe luchar con la permanente amenaza del aumento del pasaje, que es algo muy poco estudiado y casi ni sancionado el abuso que cometen, aunque digan que no consiguen cauchos ni baterías.
Al retornar a la conversación sobre el asunto de los repuestos, en el mismo taller me acerco a otro conocido en el área de mecánica y le planteo lo del repuesto y, medio respondiendo el saludo, el mecánico me dice que para hacer lo que yo quería, había que bajar el motor.
Lo único que hice fue recordar que, en anterior ocasión, cuestión de unos tres años, otro mecánico me había hecho el trabajo sin bajar motor alguno.
Esto lleva a pensar que, los mecánicos, al igual que los vendedores de repuestos, también se involucran en el desmantelamiento del bolsillo de los ciudadanos y, tampoco hay funcionario gubernamental que se ocupe de sancionar a estos señores que son mecánicos a los que poco les importa la necesidad de terceros porque ellos tienen también sus propios problemas.
Y no es para menos, porque ellos pagan luz, agua, alquiler si no tienen casa propia y calcula que, a pese a ser trabajadores independientes, deberían pagar seguro social e impuesto sobre la renta. ¡ Piensa uno!