El primer informe que la Alta Comisionada ante el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Michelle Bachelet, ha elaborado sobre la crisis humanitaria que atraviesa Venezuela¹, ha desnudado por completo al madurismo, al revelar no solamente la enorme crisis alimentaria que ha obligado a la deserción de más de un millón de niños del sistema escolar, sino también la deficiencia en los hospitales, el colapso de los servicios públicos, y la persecución política contra los sectores disidentes y de oposición, sin obviar la criminalización que existe contra la libertad de expresión, todo ello en un ambiente político en el cual el régimen niega la gravedad de la crisis.
En efecto, ante esta realidad no es casualidad que el propio madurismo en su afán de querer hacer propaganda con motivo de la visita que la comisión técnica de ese despacho internacional realiza en Venezuela, no pueda justificar en su propia torpeza que tal y como lo señala el informe de Bachelet, hace mucho tiempo – como lo hemos venido denunciado – dejaron de suministrar el desayuno y almuerzo a la población estudiantil, al punto que el propio Ministerio del Poder Popular para la Educación (MPPE) desde sus voceros de Nueva Esparta, llegan a reconocer que distribuyen 147 toneladas de alimentos entre arroz, granos, pastas y leche, sin que entre esa alimentación exista carne, pollo o pescado, lo que demuestra cuando se realiza una simple operación matemática, que esa cantidad de comida que debería ser suministrada para una población escolar de unos 300 mil estudiantes en la región, apenas satisface unos 50 gramos diarios de "alimentación"² – el equivalente en 10 días – cuando en el mejor de los casos, alcance para dos semanas, pero hasta sería mucho menos, porque la verdad es que si las escuelas y liceos son dotadas una vez al mes de "comida", es casi que un milagro.
Es decir, que si un régimen que llama "alimentación" al suministrarle una cucharada de arroz y granos a más de 10 millones de niños y adolescentes, en el país que según los propios maduristas tiene las reservas más grandes de petróleo en el planeta, eso solamente quiere decir que estamos en presencia del mayor de los fracasos en términos políticos y sociales, y peor resulta semejante gestión, cuando el salario mínimo de otra población similar y unos 4 millones de pensionados apenas alcanza para comprar un kilo de carne y medio kilo de queso, porque los ingresos de esa inmensa cantidad de habitantes no superan los 5 dólares al mes.
Entonces, además de convivir con una hiperinflación que según economistas pudiera superar la astronómica cifra de 10.000.000% al cierre de 2019, aunado con la destrucción del sistema eléctrico que deja incluso a todo un país sin luz por una semana, y meses y meses sin el servicio de agua potable, aquí no hay más nada que decir, salvo que estamos en presencia de un sistema neototalitario que solamente ha llevado al pueblo al hambre, la miseria, y la depauperación social.
Nicolás Maduro no tiene posibilidad de sacar al país de este marasmo que el mismo ha generado en un sexenio de muerte y desolación en lo político, económico y social, que a su vez de acuerdo con cifras de la misma ONU, también ha obligado que más de 3,4 millones de venezolanos hayan emigrado de nuestro país, y que según cifras conservadoras, ese número podría aumentar hasta los 6 millones al cierre de 2019, y superar los 15 millones de venezolanos en caso de que Maduro lograra sobrevivir seis años más en el poder.
Venezuela está al borde de una guerra civil. Aquí, si los maduristas pretenden seguir con su agotado discurso del "bloqueo" y los problemas "inducidos", así como seguir negando que mueren niños, mujeres y hombres por inanición o falta de medicamentos, sin obviar que estamos dominados por la criminalidad, los colectivos armados, y grupos irregulares en la frontera, y una anarquía que hasta destruye el ambiente y asesina indígenas hacia el sur de Bolívar, es porque estamos en presencia de individuos que no sólo perdieron la sindéresis, sino que están afectados gravemente tanto en los sentimientos como en el discernimiento de la racionalidad para distinguir entre el bien y el mal.
El hecho de que el MPPE reconozca que nuestros niños y adolescentes reciben en promedio y como máximo 50 gramos de comida diaria – cuando suministran "desayuno y almuerzo" - en las escuelas y liceos es un gran paso, porque en la gran mayoría del calendario escolar nunca hay alimentación. Esperemos que también reconozcan el informe de Michelle Bachelet ante la ONU sobre la situación de Venezuela, y terminen de aceptar y comprender que mientras ellos sigan usurpando el poder, terminaremos en un baño de sangre. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
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¹ https://twitter.com/jvivassantana/status/1108424882935812096