Para rescatar al país

Un Nuevo y Duro Camino

Un Nuevo y Duro Camino

Para rescatar al país

Rafael Caldera G.

En nota anterior, argumentaba sobre la necesidad de conceptualizar, planificar, construir y desarrollar, colectivamente, una ruta política para acceder al rescate del país, señalando que dicho camino sería, ineluctablemente, difícil y tortuoso, como la vía acertada hacia el conocimiento ("del ente es ser") según Platón.

Duro, por el esfuerzo intelectual requerido para su conceptualización, prefiguración, visualización, comprensión y aprehensión por el común de los venezolanos, así como el necesario acompañamiento, con una praxis político social, deslastrada en pensamiento y acción de los politiqueros, fracasantes, , fracasados, farsantes, traidores y ladrones que quieren continuar robando recursos, sueños, esperanzas y, hasta la vida misma de los venezolanos, en connivencia con el régimen neo fascista del Siglo XXI que impera en el país.

Esbozaba algunas ideas, que pudiesen servir de base, para iniciar una reflexión colectiva apuntando hacia la atención de la necesidad señalada en el párrafo inicial. Siendo sincero, debo reconocer que no son creación personal, sino que recogen expresiones, consignas, notas, declaraciones y comentarios, en buses, mercados, colas de banco, reuniones con amigos, familiares, colegas, que coinciden reiterada, dura y convincentemente, con apreciaciones, valoraciones, calificativos y propuestas, en torno a lo que ha sido la conducción política opositora; su rechazo a ella y búsqueda de conformación y desarrollo de nuevos liderazgos, consustanciados con las mayorías, sus necesidades y aspiraciones.

Aquí, se retoman esas ideas, ampliándoles o haciendo precisiones conceptuales y se agregan otras. La intención es pinchar el intelecto para provocar reacciones, donde no haya cabida para calificativos o desprecio de algún planteamiento, sino que determinen debates, análisis y reflexiones, conducentes a una síntesis productiva.

Comencemos entonces:

Abocarse a la concepción, creación y tránsito por ese camino, exige algo como resetearse el cerebro de ideas previas, abriéndole paso a nuevas o diferentes; fortalecer valores de resistencia, persistencia, solidaridad, creatividad y, especialmente, coherencia espacio temporal, para soportar los avatares del viaje, cuya longitud desconocemos, pero que puede ser más largo o más corto, dependiendo de las circunstancias, decisiones y acuerdos que se tomen en el trayecto. Lo que si debe estar medianamente claro, es el dibujo del paisaje de la Nueva Venezuela que queremos tener.

En estas notas, como aporte a una creación colectiva, se plasman algunas ideas que apuntan hacia el esbozo de lo que podría contener tal propuesta,

Se debe comenzar por desenmascarar (mejor dicho identificar y denunciar, pues ya ellos mismos se quitaron las caretas) a esos malandros de lado y lado, que en el pasado y el presente, asaltaron al país y pretenden seguir haciéndolo, visibilizándoles ante el colectivo nacional.

Es necesario propiciar una opción de lucha por el poder, en busca de una unidad con las masas, solidarizándose en el día a día con sus luchas; deslastrada del malandrismo e inmediatismo "opositor" politiquero, cuya única visión es su acomodo personal a corto plazo. La unidad no tiene sentido, si en ella el pueblo solo ve las habituales combinaciones y repartos electoreros, jugando de tonto útil en una partida innoble, sin sentido, continuando la cosecha de frustraciones, al lanzarse de cabeza en el espejismo de cualquier caricatura de Frente Unitario, en aras de una supuesta unidad que no es tal, sino una confesión reiterada de impotencia, renunciando a insurgir verdaderamente contra la dominación del régimen y, aceptando resignadamente, seguir el rumbo marcado por ese sector de malandros "y que" de oposición.

Lo fundamental, es UNA POLÍTICA CLARA. Solo a partir de ella se podrá llegar a un Encuentro Unitario, que sea realmente tal y no una simple yuxtaposición de siglas, sin ningún contenido político estratégico ni doctrinal. Es inútil confiar en que los malandrosos politiqueros tradicionales podrán conducir algún proceso de rescate y profundización de la democracia, ni capitanear la lucha por un desarrollo autónomo, estando ellos tan a gusto en su condición de súbditos obedientes, bien pagados, de potencias extranjeras.

Debemos partir de la caracterización de la situación actual de nuestro país, bajo un régimen autocrático, neo fascista y prefigurar la Venezuela que queremos, identificando con precisión los enemigos a enfrentar, cuyos bastiones nos lanzaremos a conquistar. No se trata de quemar etapas, sino de concientizar, colectivamente, la realidad de que estamos retrasados en el proceso de incorporación de la ciudadanía a las luchas por el rescate de la democracia y reinstitucionalización del país. Es más, un conocimiento de la realidad que la misma sociedad venezolana nos está presentando con claridad meridiana. Debemos desarrollar la capacidad de hacernos oír y comprender por las grandes masas del pueblo, con una opción clara, a cara descubierta y no pegarnos a la cola del malandrismo oportunista frentista, cuyo destino anunciado es un continuo de rupturas, traiciones y fracasos, tal como hemos visto desde la Coordinadora Democrática hasta el G4, G3, G2 y luego, G nada.

La opción victoriosa a construir, debe ubicarse al extremo opuesto a los viejos y nuevos mercaderes politiqueros de un pasado, al cual proponen volver. Una propuesta unitaria de triunfo, debe ser para la Nueva Venezuela Emergente, constituida por los desposeídos, así como mujeres, hombres y jóvenes luchadores, productivos y creativos; generadores de riqueza, amor, alegría, quienes, cansados y hastiados de ser títeres en el juego del sistema actual, claman no por su mejoramiento ni por su transformación, sino por su derrocamiento, su sustitución. Ellos son la inmensa mayoría de los venezolanos ¿se puede pretender que los ciudadanos desconocen o están alejados de la "realidad", cuando ellos son la realidad misma venezolana?

La Nueva Venezuela, es la que abre sus puertas y favorece la inversión nacional e internacional, la estabilidad económica y la paz social; incentiva las innovaciones e incorporación de tecnologías de punta (informática, telemática, robótica, nanotecnología…) garantiza servicios básicos para dinamizar la industria, el comercio y hábitat de los ciudadanos. Planifica con visión telescópica, a largo plazo; ordena racional y técnicamente la ocupación y uso de los espacios, así como la inversión pública definiendo, concertadamente, prioridades. Avanza y profundiza el proceso democrático (desconcentración, regionalización, descentralización) para garantizar una gobernanza cada vez más cercana al pueblo, sin manipulaciones ni controles políticos. Se inserta soberana y activamente, en todos los ámbitos posibles del sistema mundial de naciones.

En fin, un país que se lanza a la conquista del futuro, donde todo el pensamiento creativo, productivo, de solidaridad y justicia social tiene cabida y no, una triste y desfasada propuesta, de un doloroso viaje de retorno al pasado, de coexistencia colaboracionista, cómplice, mendigante, ni tampoco súbditos o esclavos, de un régimen depredador, demoniacamente destructor de la nación y la familia venezolana, al cual sería poco calificarle como neo fascismo del Siglo XXI.

 



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