Sindéresis

Cuando no cumple el diputado

Al salir electo, casi siempre coleado en una onda electoral de triunfo, o sino movido por maquinarias operadas con extraños intereses, se dispone a realizar algunas compritas que incluya ropa y calzado de mediana calidad y que combina con perfumes de artificiales aromas en orden de prepararse con una “aceptable” presentación por los predios de Capitolio el día de la proclamación. Saludos y llamadas le saltan por doquier y programa su celular para recibir llamadas que puedan auxiliarlo en esos aprietos en las primeras de cambio. A lo mejor, quien sabe, algún militante de base que quiso saludarle, pudo obtener su acceso, porque el pobre muchacho hasta su carrito destartaló, llevando votos a las urnas para el diputado.

Y empezandito, se olvidó de los periódicos regionales y aborda con apetito los grandes titulares de la gran prensa para que lo ponga en sintonía con el “país nacional”. Subraya algunas frases relevantes de los lideres del partido y se dispone a emitir sus primeras declaraciones como diputado recién proclamado…”lucharemos por un pueblo solidario que debe sembrar la solidaridad en un solidario pueblo”. Su asistente recién nombrado dice que es profunda su declaración y él se lo cree tanto que compra todos los periódicos al otro día y se da cuenta que metió la pata. Era cuando un poco perdido en la capital, quiere rapidito meterse en la pomada y a trastazos logra encontrar la administración se la asamblea. Allí lucha por conocer de salarios, dietas, viáticos y otros emolumentos así como su sitio de pernocta que ojala se trate de un apartamentico en Sabana Grande.

Es lo menos que debe tocarme, piensa. Coge pausa, piensa en su pueblo, pero el bonche y la buena vida no le permiten mucho profundizar ese tema. Fue cuando se dispuso, por un extraño sentimiento de una solidaridad que hace tiempo no sentía, visitar los sectores que con tanto cariño votaron por esa sabrosita vida. Ya en el sitio bien temprano, se dispone a darle una ducha a su camioneta que esta vuelta un chiquero. Pudo darse cuenta entonces, lo caro de ese servicio, pero menos mal que el dueño lo reconoció y salió caballo blanco. Como ya lo cogió la tarde y mañana hay sesión ordinaria, se dispuso a dar un paseíto por la playa o por el campo y de vuelta a la capital se compró una hamaca y un buda para regalárselo al presidente de la comisión, que con tanta consideración lo trata. Llegó a Caracas y pasó directo al este de la ciudad a hacer algunas compritas en esos supermackets grandototes, donde embolsó bebidas exquisitas y regalos. Antes de entrar a la sesión del día, hace un toque técnico en joyería La Francia y se hace de un buen regalo para una persona especial. Pero se le vino el tiempo encima con pura carroñería. Y cuando se acercan las elecciones otra vez, viene hecho el paisa a buscar el apoyo del pueblo defraudado. Piensa que puede otra vez, porque hay unos peores oportunistas que quieren con más descaro obtener la curul para disfrutarlo en Caracas. Menos mal que todos ellos se han alejado tanto del pueblo que no se han dado cuenta que han construido un inmenso muro de olvido, levantado con bloques de indolencia y cemento de mediocridad.

n_lacruz@yahoo.com




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Neri La Cruz


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