Marco Aurelio Rodríguez G: Ñángara, La Guaira 1955. Periodista egresado de la Universidad Lomonosov de Moscú (URSS,1981), Politólogo egresado de la Universidad en Belgrado, (Yugoslavia, 1988). Director Creativo, actualmente me dedico al área de imagen. Colaborador de publicaciones humorísticas, diarios y publicaciones literarias. (En la foto: al fondo mi nieto Héctor... vainas de poeta). |
Por razones obvias debemos comenzar agradeciendo a los camaradas de Aporrea por la publicación del presente material, ya que es una muestra de integridad; partiendo de las recomendaciones del Ministro, esta carta no debería ser publicada, porque su publicación contribuiría a mermar aún más su satisfacción revolucionaria en el contacto con este medio, ya que al leer este tipo de material en Aporrea aumentan sus dudas acerca del rol de esta página en el proceso.
Nosotros en cambio, pensamos que Aporrea es la manifestación de una inteligente política comunicacional, que ha permitido hacer de la revolución bolivariana expresión de libertad, lo que la ha mantenido resueltamente alejada de posiciones autoritarias, tipo Pepe Stalin.
Consideramos realmente grave ese tipo de pronunciamientos, que podría afectar la imagen del proceso; es grave, viene de un miembro del gabinete…
Estamos en el campo del pueblo
Vemos como demasiado arrojado compararnos o confundirnos con los “notables” de la intelectualidad cuartarepúblicana, ciertamente somos unos desconocidos, no venimos del estrellato de los medios golpistas porque, por todos es sabido y sobre todo por ellos, que no somos iguales. Nunca fuimos mimados, no gozamos de sus exquisitos privilegios y si alguna vez los conocimos fue desde nuestra subalterna condición de empleados subalternos de alguna agencia de publicidad u oficina pública (Pablo Antillano, Nelson Rivera y el inefable Tulio Hernández). Somos de otra condición: Ñángaras Patria o Muerte. Podría considerarse que como la revolución bolivariana es una revolución de verdad, ha generado desde el fondo de si misma y como producto de las contradicciones internas su oposición positiva o para estar más a tono con nosotros mismos -la oposición endógena- porque la otra no ha servido sino para intentar regresarnos a la ominosa condición de dependencia, usted conoce la mentalidad de los que nombra: Sergio Dhabar, Perez-Oramas , Antonio Pascuali, Ibsen Martínez, Adriana Villanueva, Antonio López Ortega, Oscar Lucien, Pablo Antillano, Héctor Silva Michelena, y de los que no nombra: Tulio Hernández, Sofía Imber y familia (Etc.) y al largo racimo de rábanos (rojos por fuera y blancos por dentro) que militan en nuestras filas y que son de simple detección, y que serían de más sencilla erradicación si no fuera por los padrinos que los secundan. Perdone que declinemos el honor de que nos mezcle con ellos.
Somos más bien los de la de la crítica y la autocrítica, la dialéctica, que se genera desde la misma esencia del proceso, la de los contrarios, la buena, que se ejerce desde el campo del pueblo; los camaradas son el mejor baremo y el pueblo el mejor maestro, si no, a ver quién dice que no recibió las tremendas lecciones que dictó el pueblo durante los paros, el saboteo, la guarimba y ahora, desde la nueva batalla que se va a dar por el Poder Popular.
Pensamos que es necesario un shifting, un giro en la visión de los funcionarios públicos con respecto a nosotros los “asesores no acreditados”, ciudadanos del común que preferimos involucrarnos antes que ser testigos pasivos. Sería más productivo que nos vieran como lo que en artillería se llama Observadores Adelantados, ese personal encargado de informar dónde están cayendo los obuses para corregir la puntería de las baterías. Lo extraño es que mientras más nos empeñamos en señalar la falta de tino más se molestan los artilleros ¿y qué podemos hacer si están pegando fuera del perol pero a kilómetros de distancia?
Farruco, usted es un político de trayectoria (ya es Ministro) y sabe que en la polémica política echamos manos a expresiones para no entrar en detalles, por ejemplo cuando hablamos del baile de millardos y a dónde van a parar, es para decir que, por ejemplo, la Casa de la Cultura de Maturín es un total desastre, no tiene ni luces ni tramoya, el telón de fondo es un guiñapo, las butacas están destrozadas, el techo es un tinglado que reverbera bajo el sol y el aire acondicionado es insuficiente. Es posible que sea responsabilidad directa de la Gobernación, pero es la Casa de la Cultura y es de todos, por eso todos tenemos injerencia en ello, así como nos incumbe la tarea de los Secretarios de Cultura de los Municipios y Gobernaciones por los infinitos retrasos en el pago a los artistas contratados ¿Me explico?
Y cuando hablamos de la tozudez es porque hay algo extraño en el alma de las personas que saben que van a haber reacciones y muy justas por parte de la ciudadanía, cuando constatamos que no se están instrumentando los mecanismos idóneos para aprobar leyes en la República Bolivariana de Venezuela, tal y como lo dicta la Constitución que nos rige a todos. Hay muchas personas inmersas en esa tarea.
La participación y la contraloría social es nuestra obligación y potestad y no vamos a renunciar a ellas, es el recurso más inmediato para construir y defender la revolución, no busquen ni una gota de demagogia en estas palabras, sabemos que el camino no es fácil y que hemos de encontrar cientos de obstáculos, pero no nos vamos a detener, se trata de la patria, de nuestras vidas y entonces la convicción en los principios por una sociedad más justa - socialista - aleja todo atisbo de duda y temor.
El Macaurelio
Marco Aurelio Rodríguez García
C.I.: 4584138
Cel.: 0416 4126964
Email: elmacaurelioyahoo.es