El Diccionario de la Real Academia Española (Drae), define el enunciado transculturación, así: "Recepción por un pueblo o grupo social de formas de culturas procedentes de otro, que sustituyen de un modo más o menos completo a las propias". Con el respeto de mis apreciables lectores, difiero de eso. Considero que la transculturación es un fenómeno recíproco, que va consolidándose con el transcurrir del tiempo en disímiles grupos sociales. Un grupo social recibe una cultura foránea; y al mismo tiempo, va aportando elementos culturales, útiles a otra; y en esa amalgama, van desfilando las costumbres subsumidas en todo ese proceso. Medito, hay que darle a la cultura nuestros intrínsecos sentimientos y valores; y que ello no signifique menospreciar la cultura ajena; siempre y cuando no sea perjudicial. Considero que hay que sacar provecho de las cosas positivas que vienen allende los mares; sin embargo, mi patria es primero. Transculturación no es lisonjear lo extranjero; y denegar lo nuestro. Cultura es filosofía de vida; al menos, yo lo percibo así. Amar tu cultura, no es una euforia de momento. No tener adhesión por élla, es matar la memoria.
Vista así las cosas, la desnaturalización de la memoria histórica, o como algunos autores llaman "El asesinato de la memoria" de un pueblo, contribuye, en alguna manera, a esa transculturación de una región a otra. Cuando se pierde la identidad de nuestros valores; se sepultan aquellos que formaron parte de nuestra cultura autóctona, quedando sólo un recuerdo agitado de la inmensidad cultural devastada. En muchas ocasiones, el encubrimiento, el silencio y la complicidad, hacen sumergirse en las aguas del olvido. Dentro de este gran olvido, se pierden arte, costumbres, tradiciones, modos de vestir gastronomías, léxicos que en muchos casos, no tienen nada qué ver con los nuestros, incluso, modos de ser, entre otros. Todo ello, a consecuencia de un choque cultural asimétrico o desigual. La humanidad tiene bastantes ejemplos de ellos, a través de las diferentes épocas sociales. Quizá esa falta de reacción o impulso de la sociedad transculturada, ha hecho que el proceso de transculturación haya agarrado vuelo a través del tiempo, consolidándose y perpetuándose en el grupo social que la recibe. Deja huellas indelebles: El memoricidio.
Ahora bien, el memoricidio ha desfilado en la historia del hombre como una destrucción de las culturas. A mi modo de ver el panorama, la hegemonía de las guerras que no son únicamente un escenario de combate; sino también un arte de confundir al enemigo, al contendor, -según Karl Clausewitz- en cierta medida, se han puesto de lado, para desplazar una cultura de un pueblo a otro. Todo ello como resultado de la supremacía que pretenden imponer. Todo este poder podría traducirse en la utilización de instrumentos armados y estrategias psicológicas, encontrándose con una derrota material y moral, en el tiempo más corto posible. Los símbolos de identidad de una región, son devorados por las oscuras fauces de los pueblos que se creen más poderosos; un caso típico, los países prepotentes mundiales. En esta sintonía, Gramsci, en palabras de Fernando Báez, realiza una acotación sobre las culturas dominantes; en estos términos:-"reelaborarlos, conectarlos de otro modo, hasta hacerlos asumir un significado distinto y aún opuesto, pero permaneciendo en general, en el terreno indicado por la cultura hegemónica…"-. (De la conquista a la globalización, págs. 315, 316).
Para concluir estas breves cogitaciones, consideremos, la transculturación o reemplazo de la memoria de las regiones, consiste en la internalización súbita impulsada en un pueblo o en una región del credo o la fe de otro, pertinente a una esencia que le es inverosímil y a intereses contrarios a los suyos. Debo añadir, que es la adopción de mapas mentales que ocultan el conocimiento de la realidad social a merced de los que de ella se favorecen. No es extraño a nadie que los países potencias, desde remotas épocas, han pretendido anular los valores de identidad, de las culturas locales, regionales; un caso específico lo que aconteció durante el proceso de conquista y colonización latinoamericana, que -según los investigadores-, fue un proceso violento, en cierta medida, enterrando las costumbres autóctonas de los pueblos originarios. No solamente las costumbres; también, el arte, la fe, su arquitectura, sus monumentos, cantos y bailes, su cosmovisión religiosa, entre otros; sin menoscabo de los aportes que contribuyeron para su armonía: el mestizaje. La depredación cultural, cada día se hace más ofensiva en este mundo globalizado. Así lo piensa este pecador.
¡Muchas gracias!