Breves comentarios

Ser docente no es poca cosa

En el artículo 10 de la cámara de educación de la que disponía Bolívar, éste recogía una frase de Pestazzoli en los siguientes términos, ¨Cada colegio estará bajo la dirección de un institutor que será nombrado por la cámara, escogiéndolo entre los hombres más virtuosos y sabios, cualquiera que sea el lugar de su nacimiento. La mujer del institutor será la institutriz inmediata de las niñas, y los que lo ejerzan serán honrados, respetados y amados como los primeros y más preciosos ciudadanos de la República¨. Como puede desprenderse, por las costumbres de la época, la educación de los varones era separada de la educación de las hembras. Esto último ya quedó plasmado como histórico propio del tema.

Ciertamente, no soy titular en educación, no obstante, el quehacer educativo, desde hace unos años para acá, se han cimentado con la real experiencia pedagógica, compartida con docentes especialistas y la hormonal juventud fogosa con ansias de tragarse el mundo. Quizás estas motivaciones estuvieron inspiradas, a través de los siglos, desde el comienzo de la civilización griega que dio paso a grandes asentamientos humanos, y que se hicieron relevante en los pueblos de Esparta y Atenas, con sus grandes diferencias en los métodos de enseñanza. De aquí en adelante, surgen los grandes sabios como Solón y Clístenes. La actuación de Sócrates fue muy valiosa en su aporte a la educación en aquella sociedad.

Dentro de las bondades de tan loable misión, el maestro se convertirá en orientador de las nuevas generaciones que en un futuro no muy lejano serán los dirigentes del país. En mi modesta opinión, el docente que denigre de su profesión, la primera ráfaga de viento que pase se lo llevará. El educador, más allá de lo plasmado en una pizarra, deberá sentirse compenetrado con lo que hace, la manera de distribuir la metodología, el control de grupo; y la tolerancia en ese vaivén del conocimiento de todo el alumnado, en la cual tiene una responsabilidad que conlleva respeto y consideración. A pesar de todas las dificultades, la docencia exige un patrón de sacrificio ante, durante y después de las sesiones de aula.

En suma, es importante la relación íntima entre educación y ciudadanía, que se ve reflejada bajo los polos de Moral y Luces. El docente como hormiguita, sin aspavientos, con su granito de arena por el bien del país. A mi modo de ver, no existe en el planeta ningún Estado que no salga adelante con la educación, donde sus docentes son protagonistas esenciales. Docente es docente así no esté en el aula; donde quiere que se halle, debe llevar con orgullo su apostolado. Docentes del campo, de los sitios más remotos que caminan varios kilómetros, preceptores que llegan al colegio en canoas atravesando manglares para encontrarse con sus discentes por ello, lo digo a ¨vox populi¨: ser docente no es poca cosa.

Nos vemos en el próximo ambiente de aula.

¡Gracias!



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José García

abogado. Coronel Retirado.

 jjosegarcia5@gmail.com

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